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Mostrando entradas de junio, 2016

Tesis sobre la grandeza de Borges

Hay hombres célebres; los hay que merecen serlo. Gotthold Ephraim Lessing El talento no es suficiente para garantizar que un escritor sea valorado entre sus contemporáneos ni, menos todavía, recordado por las generaciones futuras. Son cuantiosos los autores que, pese a sus magistrales aptitudes, carecieron de todo prestigio. A veces, el reconocimiento llega tras el deceso, luego de que quien se esforzó por construir obras perdurables ya no percibe sus secuelas. Puede ocurrir también, como con Friedrich Nietzsche, que la fama arribe casi al final, quedando privada de sus placeres, por lo cual origine desprecio. Sin embargo, hallamos asimismo individuos que fueron estimados en su real dimensión, motivando concordias al respecto. Su genio habría sido resaltado con acierto. Pero no basta con repetir este juicio, salvo para los esnobistas e impostores; se hace necesario que intentemos la explicación de su grandeza. Ello es válido hasta cuando se trata de un gigante como Jorge

Retórica revolucionaria e invariabilidad cultural

Ante esta generalizada abdicación, tanto del pensamiento crítico como de la conciencia moral, todos los ciudadanos harían bien en modernizar sus detectores de mentiras. Mario Bunge Ante discursos pirotécnicos, verbalmente poderosos, que se cristalizaban en normas de diversa índole, Juan Bautista Alberdi criticó las “revoluciones gramaticales”. Así, ese pensador cuestionaba la creencia de que, gracias a dos o tres peroratas, con sus respectivas consecuencias legales, se terminarían los males vigentes en una sociedad. No bastaba, pues, el lanzamiento de frases que denoten un ánimo revolucionario; cuando son auténticas, esas proezas implican otras acciones. Limitarnos al campo retórico, aunque sus practicantes sean del todo seductores, nos distancia de la realidad, dejando irresueltos problemas que son relevantes para nuestra convivencia. Es cierto que, entre otras cosas, la palabra resulta útil para iniciar una transformación de orden social; sin embargo, conviene tener