Hay hombres célebres; los hay que merecen serlo. Gotthold Ephraim Lessing El talento no es suficiente para garantizar que un escritor sea valorado entre sus contemporáneos ni, menos todavía, recordado por las generaciones futuras. Son cuantiosos los autores que, pese a sus magistrales aptitudes, carecieron de todo prestigio. A veces, el reconocimiento llega tras el deceso, luego de que quien se esforzó por construir obras perdurables ya no percibe sus secuelas. Puede ocurrir también, como con Friedrich Nietzsche, que la fama arribe casi al final, quedando privada de sus placeres, por lo cual origine desprecio. Sin embargo, hallamos asimismo individuos que fueron estimados en su real dimensión, motivando concordias al respecto. Su genio habría sido resaltado con acierto. Pero no basta con repetir este juicio, salvo para los esnobistas e impostores; se hace necesario que intentemos la explicación de su grandeza. Ello es válido hasta cuando se trata de un gigante como J...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.