Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2013

Sermón para el elector

El concepto técnico y filosófico de libertad, el único que aquí consideramos, significa sólo esto: autonomía de la elección. Jean-Paul Sartre Lo más irritante no es que un imbécil gane los comicios, sino el hecho de ser apoyado por multitudes. En efecto, libremente, sin la existencia de coacciones, excepto aquélla impuesta por su conciencia, cuantiosas personas apoyan al individuo menos apropiado para representarlos con seriedad. La historia está llena de catastróficas elecciones, cuya fuente no es otra que nuestra propia voluntad. Yo admito que, recurriendo al engaño y la populachería, cualquier mentecato podría recibir esa confianza. Las poses que cautivan al común de los mortales no han variado mucho desde su aparición en el planeta. Pese a ello, será siempre censurable que, para provocar simpatía, se finjan intereses, desechándolos cuando la meta sea lograda. Con certeza, esos embaucadores merecen una reprobación enérgica. No obstante, aunque se haya forjado una cam

Alegato en favor de la ideología

Las más grandes ideas son los más grandes acontecimientos. Friedrich Nietzsche Las calumnias que son lanzadas por la incultura y el fanatismo no deben afectarnos. Sus juicios pueden tener toda la popularidad que deseen, hasta ser coreados por multitudes sin ninguna desarmonía; no obstante, las refutaciones serán siempre posibles. Es cierto que, cuando la tradición ha consagrado una insensatez, amenazando a quien intente criticarla, su aniquilamiento se torna más complejo. Acostumbrarse al sosiego de la repetición, aun cuando ésta sea signada por las falsedades, es algo que los sujetos hacen con facilidad. Por esta razón, son diversas las afirmaciones que, seductoras pero absurdas, se mantienen imperturbables a lo largo de los años. Tomando en cuenta esto, mientras nuestras convicciones demanden su observancia, no hay mayor tarea que resistirse a seguir esa tendencia. Protegidos por la libertad, corresponde que nos desenvolvamos sin atender los vetos de prejuicios ni,

Edwards y la revelación del totalitarismo caribeño

Los intelectuales están sobre la tierra para, en primer término, pensar; después, si ése fuese el caso, para protestar. Octavio Paz Las ilusiones que fueron desencadenadas por la Revolución cubana marcaron, con el rigor del fuego, a más de una persona en este mundo. La caída de un régimen que, debido a sus vicios, ya no causaba mucha complacencia se convirtió en una conquista para quienes ansiaban mejores días. Porque, aunque se haya querido tergiversar la historia, lo cierto es que Fulgencio Batista tenía escaso apoyo popular. Había diferentes argumentos para deplorar esa dictadura, por lo cual pocos osaban ensalzarlo. Aun Estados Unidos, país que lo había respaldado en un principio, decidió acabar con ese vínculo. Es oportuno señalar que esa potencia extranjera pidió al Gobierno de La Habana buscar una solución pacífica del conflicto con los guerrilleros. En síntesis, al conseguirse la victoria, incontables ciudadanos optaron por celebrarla. No se procuraba un avance

Insumisión mental

La derrota del pensamiento no está generalizada y el triunfo de la barbarie todavía no es efectivo. Michel Onfray Aunque su victoria no sea definitiva, el poder hace lo inconcebible por impedir que se piense con libertad. La gran aspiración es que, obedeciendo el movimiento de su batuta, se coincida en alabarlo. No existe época que haya estado exenta de una pretensión tan abominable como ésa. Sin dificultades, cualquiera puede hallar a tiranos que admitan originalidad sólo entre bufones, torturadores y verdugos. El resto de los mortales debe limitarse a cumplir órdenes, malgastando una vida que, por naturaleza, tiene lo requerido para fundar insurrecciones. Porque, incluso ante un régimen bestial, es factible la toma de una postura que nos permita condenarlo. No es determinante que, recurriendo a una propaganda ponzoñosa, se intente la construcción de mitos sobre su obra; las mentiras pueden ser siempre dinamitadas. Es la ventaja de sentir una extrema desconfianza hacia

Las exquisiteces del Estado de Derecho

En otros términos, las ideas democráticas o las instituciones democráticas no son típicas ni de la aristocracia militar ni de los representantes de las masas populares: son, esencialmente, ideas burguesas. Raymond Aron En un país donde los gobernantes son autoritarios y sus numerosos seguidores, bárbaros, el respeto a la Constitución es una extravagancia. Lo normal es el desconocimiento constante de reglas que, para evitar la instauración del absolutismo, fueron establecidas hace bastante tiempo en Occidente. Predomina una cultura que, en vez de reprobar los abusos del poder político, se decanta por aplaudirlos con pasión. La existencia de frenos institucionales, aun cuando sean mínimos, no genera ninguna consideración. Todo admitiría ser abolido sin que haya pesar; nada está prohibido si se cuenta con el respectivo aval ideológico. La comunidad internacional podría pronunciarse en contra de prácticas antidemocráticas, reprendiendo a quienes las hubiesen cometido. Ello