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Mostrando entradas de diciembre, 2012

El civilizado gusto por la libertad

Pero el hombre es libre solamente si él sabe que lo es. Se puede también, en general, hablar mal del saber, como se quiera; empero, solamente este saber libera al hombre. G. W. F. Hegel Todos los hombres nacen libres, pero la incultura les impide apreciar esta condición. La naturaleza no ha pronunciado ninguna sentencia que disponga su cautividad. Es indiferente lo que hayan pensado Aristóteles y Tomás de Aquino; nadie fue concebido para ser explotado por sus congéneres. Nuestro advenimiento al mundo no consiente la imposición de grilletes, cepos o vasallajes que condenen a una vida sin autonomía. Desde un primer momento, nos acompaña la posibilidad de pulverizar cualquier determinismo, puesto que somos únicamente nosotros quienes decidiremos cuántas transformaciones queremos consumar. No se trata de quitar valor a las circunstancias que nos rodean; el punto es que, hasta en los escenarios más adversos, podríamos construir opciones, evitando un destino decretado por otr

El ataque al individuo

Tu masa de oprimidos y de parias –le contesté– no es más que una abstracción. Sólo los individuos existen, si es que existe alguien. Jorge Luis Borges Aunque no hay nada más concreto que nuestra vida, con sus dolores y placeres, muchos hombres han optado por menospreciarla, prefiriendo defender aquello que no le resulta esencial. Según esta óptica, las angustias personales no tendrían relevancia, porque contaríamos con un sistema que nos exige considerar asuntos objetivos. Éste sería el único camino que nos conduce a la verdad; las demás alternativas podrían exponernos al error, por lo cual deben ser descartadas. Así, bendecido por una supuesta imparcialidad, el estudio de la totalidad se sobrepuso al interés que gira en torno a los hechos singulares. Hegel dispuso lo que se debía realizar: entender el sistema; por tanto, las individualidades no servían sino para perjudicar tal cometido. Lamentablemente, un absurdo como éste no ha dejado de ganar seguidores que nos fas

El conformismo como plaga contemporánea

La mayoría de las personas actúan por obligación, por cumplir, lo cual quiere decir que son dependientes. Erich Fromm Solamente la muerte debe terminar con el deseo de tener una realidad más placentera. Es imperativo que la última de nuestras respiraciones nos encuentre, sin importar las circunstancias, dispuestos a lograr ese cometido. Si, como han propugnado los existencialistas, el hombre se construye hasta cuando llega su fin, todo resulta posible mientras viva. Es irrebatible que hay una cantidad impresionante de seres satisfechos con su situación personal, familiar, laboral o política, entre otras dimensiones; empero, esas predilecciones del prójimo no son el único sendero a seguir. Aquellos sujetos son libres de no aspirar a protagonizar ningún avance, por lo que sus años serán consagrados al reino del conformismo, mas deben provocar nuestra censura. La falta de ambiciones revela un espíritu que ha renunciado a conseguir su autorrealización, meta fundamental del