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Mostrando entradas de marzo, 2013

Cuando el pensamiento es desterrado

Pero justamente en esos momentos de desconcierto hay que saber usar el arma del análisis y de la crítica… Umberto Eco No es fácil abandonar los dominios de la ingenuidad, las simplezas y el cretinismo. Los individuos que cuestionan las comodidades ofrecidas a cambio de su anuencia con esa realidad, en donde la discusión se considera innecesaria, emprenden un destino poco grato. La manera más sencilla de gustar al prójimo, cuando éste no desea ser importunado con ninguna pregunta sobre sus creencias, es anular el sentido crítico. Si se opta por analizar los fundamentos de cada postura, mostrando debilidades que obligarían a su modificación, la reacción puede distar mucho del agradecimiento. Es una equivocación suponer que todas las personas aplaudirán esta clase de contribuciones; incalculables hombres prefieren mantener ilesos sus extravíos. Acostumbrados a dogmas que, durante varios años, les han evitado el fastidio de razonar autónomamente, esos sujetos nos mirarán co

La fauna de los escritores sin compromiso

¡Cuántas veces he deseado trabajar una novela, que como las de Flaubert, se compusiera de panorámicos lienzos…! Mas hoy, entre los ruidos de un edificio social que se desmorona inevitablemente, no es posible pensar en bordados. Roberto Arlt El silencio frente a la inmoralidad tiene que ser duramente censurado. Si se permite hablar, sea de manera verbal o escrita, callar es una opción que no puede justificarse cuando las desdichas nos golpean en la cara. Todo aquél que haya logrado tomar consciencia del bien, cuya defensa resulta indispensable, debe condenar las expresiones de la malicia. Hubo épocas en que, por la bestialidad del régimen, las críticas se respondían con guillotinas, proyectiles o apresamientos. No podemos desconocer que, por desgracia, existen todavía predicadores de una situación tan ominosa como ésa. Sin embargo, entretanto haya un resquicio de libertad, se nos impone una obligación que no corresponde incumplir. Huelga decir que la carga es mayor para

Civilización contra barbarie, la guerra infinita

Nada asegura que la obra que justificará nuestra existencia concluirá un día, pero sí interesa el ladrillo que aportamos en cada momento cotidiano. Víctor Massuh Salvo para quien haya perdido el juicio, es indiscutible que nos encontramos en mejores condiciones de aquéllas vigentes cuando los hombres comenzaron su aventura. Rousseau puede agotar la tinta mientras, impulsado por el romanticismo, imagina una convivencia entre sujetos primitivos que no duda en presentar como sublime. No descarto que, en una comunidad prehistórica, donde lo instintivo y la ignorancia reinan, algo tan necesario como el placer hubiese alegrado a cuantiosas personas. Habría, pues, motivos para no considerar totalmente inaceptable esa vida. Sin embargo, dado que sus dichas eran anuladas por la violencia, cuya regulación resultaba incómoda, esos mortales no podrían convencerme hoy de alabarlos. Tanto las experiencias como los conocimientos que pudimos acumular, desde la época más cavernaria, me

El fin de un abominable redentor

Estos hombres no se sienten humanos. Se sienten dioses. Paul Berman El militar, político y autócrata Hugo Rafael Chávez Frías ha muerto. Lo hizo el mismo día en que, hace seis décadas, perecía Iósif Stalin, ese monstruo con quien tuvo grandes coincidencias. Su anhelo de gobernar eternamente Venezuela no fue satisfecho. Terminó así una espantosa tentativa de salvar el mundo que, usando a Bolívar hasta la saciedad, lideró durante varios años. Dejo a otros seres que se ocupen de reconocerle virtudes; yo le identifico numerosos defectos, los cuales me impiden experimentar congoja por el deceso. Al contrario, recordando sus diversas arbitrariedades, siento alivio gracias a que una persona de tal calaña sucumbió. Los hombres infames no deben imponernos la obligación de respetarlos. Si ellos se esforzaron en desgraciar al semejante, agrediéndolo porque rechazaba sus imbecilidades, no tienen que aguardar condolencias. La coherencia vuelve imposible que cometa esa hipocresía. Nu

El aventurado sueño de la perfección

La concepción utópica es la que se crea desde «ningún sitio» y que, sin embargo, pretende valer para todos. José Ortega y Gasset Desde la Edad Antigua, grandes hombres concibieron sociedades que, conforme a sus criterios, pueden ser calificadas de perfectas. Ellos han pretendido forjar un modelo de organización, tan completo como mínimamente coherente, que termine con los problemas. Gracias al cumplimiento de sus distintas reglas, la convivencia entre las personas no admitiría el menor desentono. Bastaría con seguir al que nos anuncia el nuevo orden para dejar de lado las impurezas, los conflictos, la miseria y sinrazones actuales. Tal convicción es incentivada por el presente, ya que éste nos tienta a eludirlo. Habiendo muchas dificultades que parecen invencibles, no es extraño elegir la evasión del mundo. Es interesante el número de individuos que ansían una tranquilidad absoluta, lo cual debería ser consentido sólo en la muerte. Vivir será siempre una permanente búsq