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Mostrando entradas de marzo, 2015

La crítica ética del poder

Cada día me interesa menos sentenciar; a ser juez de las cosas, voy prefiriendo ser su amante. José Ortega y Gasset No hay régimen, autoridad, ley u orden que pueda librarse de ser juzgado por nuestra conciencia. Es irrelevante que, con tono sacerdotal, los creadores de una norma defiendan su perfección; la falibilidad del hombre se ha obstinado en acompañarnos desde siempre. Sucede que nada de lo gestado hasta el momento puede estimarse impecable. Corresponde anotar que, al lanzar este dictamen, no desacredito, como muchos meditadores del posmodernismo, el concepto de progreso. Yo pienso que hubo avances, adelantos, cambios favorables al individuo y su libertad. El punto es que todas las grandes obras humanas son, a lo sumo, perfectibles. En este sentido, aunque las reglas de Solón, Justiniano o cualquier otro legislador hayan sido más que comprensibles, ninguna estaba exenta del cuestionamiento. Todo sujeto, peor aún si tenía el deber de cumplir un mandato, podía llev

De poderes y equilibrios

Equilibrar un gran Estado o sociedad, sea monárquico o republicano, mediante leyes generales es obra de tan gran dificultad que ningún ingenio humano, por muy capaz que sea, puede llevarla a cabo con sólo la razón y la reflexión. David Hume Las ideas se pueden convertir en fuentes de tormentos. No importa que su empleo sea bastante común; habrá siempre la posibilidad de tornarse devastadoras. Nunca faltan los sujetos que las utilizan como estandartes y, sin vacilar siquiera un instante, legitiman cualesquier agresiones para defenderlas. Esto exige que hasta las nociones más desgastadas merezcan una consideración especial. Ahora bien, en política, aunque sean diferentes los conceptos que demandan su análisis, uno sobresale con fuerza, pues resulta imprescindible para nuestra comprensión de la realidad: el poder. Varios autores se han aventurado a facilitar su entendimiento; sin embargo, toda época es adecuada para promover discusiones al respecto. No se espera menos de u

Revindicación de la dignidad política

Hay que tener en cuenta que se usa también como término peyorativo; no sólo por los partidarios de la autocracia o la dictadura, sino por quienes la estiman como sinónimo de corrupción. Eduardo Haro Tecglen En nuestros tiempos, debido principalmente a hechos de corrupción que han protagonizado los políticos, éstos no inspiran felicitaciones, elogios ni, menos aún, ovaciones sinceras. En efecto, al imaginar a esos individuos con aspiraciones de poder, muchas personas conciben cuestionamientos, objeciones e incluso insultos. Sin retraso, se los asocia con la indecencia, las mentiras y el crimen, afectándose al oficio que supuestamente cumplen. Así, como consecuencia del comportamiento de sus practicantes, esa importante actividad se transforma en una tarea que causa la repulsa del ciudadano. Es innegable que hay casos rescatables, hombres ante los cuales cabe una fehaciente admiración; no obstante, la regla es tener un mal juicio sobre sus actuaciones. Tantas épocas de