-
A H.C.F. Mansilla
-
El rigor del desencuentro entre la literatura y los dictadores contemporáneos me ha llevado a pensar en las razones que pueden ser esgrimidas, aunque sea precariamente, para justificar el hábito de redactar críticas antigubernamentales. Discurro acerca de esto porque, verificado el aumento de oficialistas, uno vacila sobre la utilidad contenida en sus textos. Como se sabe, las disquisiciones puestas por escrito han tenido el poder de abonar insurrecciones, abolir credos, mejorar las sociedades humanas; en consecuencia, sus creadores probaron que esos ejercicios del intelecto son provechosos. Desde luego, los escritores que condenan las tonterías, desaguisados e insensateces del gobernante reciben variadas atenciones: si no se quiere lidiar con frustraciones oceánicas, debe aceptarse que pocos emularán a Voltaire, Sartre, Russell, Paz o Vargas Llosa. Pese a ello, contemplando una fotografía del genial Unamuno, procuro explicarme por qué persisto en esta ...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.