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Mostrando entradas de enero, 2014

La romántica búsqueda del poder

El hombre, dicen, es un animal racional. No sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o sentimental. Y acaso lo que de los demás animales le diferencia sea más el sentimiento que no la razón. Miguel de Unamuno y Jugo El romántico es aquél cuya mentalidad evidencia un predominio de lo sentimental. Frente a la posibilidad de usar su capacidad racional, esta persona reivindica el sendero señalado por emociones, pasiones, arrebatos e instintos. Existe la convicción de que, procediendo así, actúa del modo más compatible con su naturaleza. Los argumentos que lo distancian de la espontaneidad, del impulso provocado por sus vísceras, sin interesar las repercusiones, no se admiten como válidos. En su versión extrema, esta especie de tendencia no sirve sino para permitir el retorno del oscurantismo. Nada favorable puede resultar de un ataque radical a la razón. Reconozco que la presencia de hombres preponderantemente cerebrales no asegura ninguna felicidad; como se sabe

El contraproducente rechazo a la política

La política es una de las formas del tedio. Jorge Luis Borges Según Hannah Arendt, durante las distintas épocas, hubo pensadores que intentaron controlar la política, evitar cualquier desestabilización relacionada con esa dimensión de nuestra realidad. Aun cuando las luchas por el poder, así como la ejecución de cambios exigidos en cada tiempo, conforman lo esencial del ámbito político, Platón, Marx y otros autores tuvieron la pretensión de acabar con esas disputas. En efecto, mediante fantasías de diversa calidad, ellos preconizaron que se instaurara un orden definitivo, gracias al cual lo concerniente a los asuntos públicos ya estuviese resuelto. Liquidadas esas preocupaciones, los hombres podrían dedicarse a tareas diferentes, ahorrando desgastes que acostumbran generar más angustias que beneficios. Todas esas discusiones, radicalmente inagotables, habrían llegado a su fin, consagrando un manual que debía ser empleado para regir la convivencia. Pero ellos olvidaron q