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Mostrando entradas de noviembre, 2009

En defensa de la soberanía individual

- Quien rechaza, por temor, apatía o flojera, el ejercicio de la soberanía individual es cómplice del abuso que sufre su propia libertad. Aquél que, descartando las bondades de la razón autónoma, decide secundar maquinalmente a otra persona resuelve brindarse como instrumento del prójimo, anular su esencia para ser utilizado a discreción ajena. Kant se opuso a que los hombres sean usados como medios; esta posición no fue antojadiza, pues él quería preservar una concepción humana en la cual se reprochen las escalas humillantes. Es que, al emplear a un sujeto con el propósito de conseguir objetivos particulares o grupales, éste queda degradado, convertido en una cosa útil. Cada uno debe rehusar cualquier conato de sumisión, al igual que contribuir a que nadie la imponga en su nombre, aun cuando prometa beneficiarlo. Ya lo aseveró John Stuart Mill: «Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu, el individuo es soberano». Sólo el hombre puede crear convenciones que nieguen tendenc