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Mostrando entradas de enero, 2013

La revolución, sus encantos y perversiones

Demasiados ideales, demasiadas pasiones, demasiados intereses en contraste están y han estado ligados, en la historia, a las revoluciones y a los movimientos revolucionarios... Cattaneo A pesar de las bestialidades que, salvo excepciones, sus practicantes cometieron en casi todos los periodos históricos, la revolución continúa cautivando al prójimo. El anhelo de un cambio pleno, brusco y violento es prácticamente una religión que tiene los feligreses más tercos del mundo. Debido al desprestigio en que caían sus defensores, reivindicar la tradición, cuestionando a quienes deseaban abolirla, ha sido una lucha heroica. La mesura de hombres como Edmund Burke, receloso del furor experimentado por los franceses en el siglo XVIII, no recibió atenciones distinguidas. Lo meritorio es alentar la devastación del antiguo régimen. En muchas ocasiones, aun cuando parezca inverosímil, los individuos que proceden así pueden hasta ignorar las causas de su rechazo al pasado. Pasa que la

Seducción aristocrática

A Martín le trastorna que no haya un rigor en la clasificación de los valores intelectuales, una ordenada lista de cerebros. Camilo José Cela El prestigio de la democracia es reciente, pero también discutible. Aunque los críticos que ha tenido no conocieron la fatiga, el paso del tiempo permitió su consagración. Pese a tratarse de una invención antigua, surgida en Grecia y desarrollada por los romanos, el encumbramiento no se dio sino hasta hace pocos siglos. Los varapalos de Nietzsche no fueron útiles para destrozar sus atractivos. Popularizada la idea de que, cuando coinciden con sus semejantes, los hombres toman mejores decisiones que al hacerlo solos, casi todos encuentran comprensible su patrocinio. Actualmente, no se objeta que, al menos entre quienes apuestan por el proyecto de la civilización occidental, ese sistema sea defendible. No interesan las fórmulas colectivistas que, a título de autenticidad, utilizaron su nombre para legitimar una dictadura. Tampoco ma

Raíces del éxito populista

El populismo es la democracia de los ignorantes. Fernando Savater La conquista del poder político está, con regularidad, marcada por una lógica que se debe reprobar. Según observo, cuando la mayoría de los ciudadanos no tienen una posición que sea favorable al sistema democrático, el triunfo del candidato más dañino es tan posible cuanto frecuente. Pueden cometer descomunales irracionalidades, encabezar un régimen que, sin pudor, irrespete los derechos fundamentales y, entre otras atrocidades, liquidar todo pluralismo; no obstante, en varios países, los populistas mantienen inalterable su capacidad de seducir al electorado. Esto podría ser comprensible si fuera el producto de un extraordinario engaño, una propaganda que hubiese perturbado la sensatez del votante; lo desconcertante es repetir casi fervorosamente esa tontería. Porque, tal como lo demuestran algunas sociedades en Latinoamérica, los mortales que quieren arrojarlas al abismo son dignos de su venia. El su