Fueron necesarios siglos enteros para persuadir a los pueblos más esclarecidos de que la libertad para publicar las opiniones de uno y para discutir todas las cuestiones es benéfica. John Bagnell Comenzando este año, me comprometí a consumar una labor que se hallaba pendiente: leer las Obras completas de José Ortega y Gasset. Si bien ya había devorado varios de sus libros, quería conocer todo lo escrito por él. Esta revisión de los textos suyos ha permitido que confirme sus vitales lazos con la prensa. Pasa que, desde 1902, cuando empieza su oficio literario, muchas de sus reflexiones fueron publicadas en el periódico. Naturalmente, no se trata de artículos sin peso intelectual; por lo contrario, desarrollan ideas, ilustran al prójimo e invitan a lanzar miradas críticas sobre distintos problemas que afectan la sociedad. No es el único pensador que se ha valido del diario con ese propósito. De hecho, en España, su país, varios filósofos, desde Unamuno hasta Ferrate...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.