- Desde su entronización en suelo andino, Juan Evo Morales Ayma no ha cumplido el juramento que le ordena, bajo amenaza de castigo jurídico y amonestación divina, respetar la Ley. Los principios del Estado democrático-constitucional de Derecho son fustigados, a menudo, por dictados presidenciales. Procurando asolar aquellas instituciones edificadas para mantener un orden racional, segar bacanales absolutistas e impedir arbitrariedades burocráticas, se prohíja cualquier actuación que tonifique al régimen. Así, la violencia militar, policial o miliciana consigue su beneplácito. Como ganaron los comicios generales, ellos, marxistas pedestres, desean obtener todo el poder, sin candores ni finuras. Tributarios del caudillismo, los masistas defienden que su líder se ubique por encima de las normas convencionales. Como el andamiaje político-institucional vigente habría sido diseñado para excluir a los ‘desposeídos’, se cohonestan transgresiones a la soberanía popular, el principio de legalida...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.