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Mostrando entradas de marzo, 2012

Tinieblas de una revolución glorificada

Las causas nobles no disculpan los actos innobles. Tzvetan Todorov     Es inevitable que la versión de los triunfadores prevalezca. Esto pasa en las guerras, sublevaciones y combates que, por diferentes razones, los hombres han perpetrado desde su creación. No importa la cifra de atrocidades que los victoriosos hayan cometido; generalmente, sus víctimas pierden el derecho a la denuncia, siendo marcadas por las infamias, privadas del recuerdo histórico. Hay, pues, un relato que, sin mayores alteraciones, debe repetirse durante toda la eternidad. Así, la proliferación de virtudes impide cualquier crítica que tienda a aclarar los acontecimientos. La misión sería glorificar sucesos que, en algunos casos, no sirven sino para revelar las perversidades del ser humano. Cuando nos topamos con esta realidad, conviene levantar la voz e intentar que las alabanzas sean pulverizadas. Esto exige pronunciar verdades que, aunque carezcan de patrocinio editorial, puedan acabar con los

Conocer, el presupuesto de nuestros quehaceres

El conocimiento no daña. Sólo pueden causar gran daño el malvado que usa conocimiento y el ignorante que se rehúsa a averiguar antes de actuar sobre el prójimo, o que pretende coartar la libertad de averiguar. Mario Bunge Conocer debe convertirse, sin excepción ni aplazamiento, en un hábito que todos practiquen. Nada serio puede objetarse respecto al aumento de nuestros saberes. Es el presupuesto de tareas que, como individuos críticos, nos incumbe cumplir. Descartada la opción de ser genios por inspiración divina, solamente mediante esa vía podremos abandonar las tinieblas. Porque no hay peor oscuridad que aquélla causada por la ignorancia. Sé que no es vital acercarse a la cultura, ilustrarse, ampliar el dominio de temas; sin embargo, desde nuestra óptica, no existen alternativas. Todo lo que hagamos en ese afán será fructífero. Una vez que comenzamos a incrementar los conocimientos, labores como juzgar, crear y actuar se hacen de manera satisfactoria. Al efectuar est

Inmadurez y lamento marítimo

En el sepulcro no hay bastante olvido para aquesta injusticia sin sentido: penar por una deuda no debida y por la vida que no se ha pedido! Franz Tamayo La madurez ordena que reconozcamos nuestros errores. Lo último que alguien debe discutir es su completa inocencia. Generalmente, somos responsables del problema que afrontamos, así como de su solución. La inteligencia se advierte cuando superamos un obstáculo y no insistimos en contemplarlo, esperando a otro que pueda destruirlo. Mientras nos detengamos en hallar motivos que justifiquen nuestras equivocaciones, acusando al semejante de haberlas provocado, el estancamiento es seguro. A nivel estatal, la denuncia de enemigos externos que confabulan para multiplicar las desventuras se convierte en un despropósito mayúsculo. La regla es que esas imputaciones sean infundadas. No importa que, para exagerar la ofensa cometida por una república poderosa, el acusador se nos presente con vestimenta de mendigo. Esas tesis p

El desafío de construirse a uno mismo

El enemigo no es un demonio maloliente ni el sistema todopoderoso, sino nuestra servidumbre voluntaria, esa afición tan común a cerrar los ojos y dormir tranquilos, suceda lo que suceda. André Glucksmann Debemos rechazar que las únicas opciones sean los dogmas, la frivolidad o cualquier especie de indiferencia. No tenemos por qué renunciar a la lucha librada en contra de las diversas expresiones del oscurantismo. Es fácil seguir el camino que marcaron quienes se ocuparon de sortear todo contacto con la cultura. Sin duda, las instituciones nos incitan a tomar esta ruta; empero, en muchas ocasiones, su seguimiento ha demostrado ser perjudicial. No tiene que afectarnos la inclinación del prójimo, menos aún si es aprobada por numerosos mortales. Esta vida puede ser aprovechada de manera distinta. Nuestra rebelión, la única que justifica esfuerzos incesantes, parte del individuo, respalda su desarrollo intelectual y jamás los traiciona. Teniendo esta convicción, consumamos