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Lo que dice la ética no añade nada, en ningún sentido, a nuestro conocimiento. Pero es un testimonio de una tendencia del espíritu humano que yo personalmente no puedo sino respetar profundamente y que por nada del mundo ridiculizaría. Ludwig Wittgenstein - En primer lugar, la certeza de que un acto es bueno debe ser individual. No hay otro convencimiento que tenga su envergadura; por ende, descartar cualquier subordinación resulta lógico. En atención a ese atributo, el socorro eclesiástico, partidario, gremial o escolar tiene una importancia secundaria. Una famosa frase de Max Stirner lo resume así: «Nada está por encima de mí». Al cabo, la responsabilidad es singular, quedando las alegaciones grupales reducidas a excusas. Por cierto, aunque acepto que algunas de las justificaciones colectivas parecen comprensibles, ninguna exime del deber impuesto a quienes valoran su conducta. Estamos obligados a partir del sujeto, de la persona que cuenta con los medios necesarios...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.