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A Fernando Baptista Gumucio
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- La política llenó de humo el cerebro de Malraux, envenenó los insomnios de César Vallejo, mató a García Lorca, abandonó al viejo Machado en un pueblo de los Pirineos, encerró a Pound en un manicomio, deshonró a Neruda y Aragón, ha puesto en ridículo a Sartre, le ha dado demasiado tarde la razón a Breton… Pero no podemos renegar de la política; sería peor que escupir contra el cielo: escupir contra nosotros mismos. Octavio Paz, El ogro filantrópico . - Hace muchos años, tal vez persiguiendo el disenso con su egregio perro, Arthur Schopenhauer afirmó: «El Hombre es un animal que tiene la funesta manía de pensar». Pese a lo rotundo del aserto, cabe notar que no todas las personas se dejan llevar por el aguijón de los ejercicios intelectuales, especulaciones, «mentefacturas», como las denominó José Ortega y Gasset. Ampliando esta idea, encuentro que quienes tienen la costumbre de realizar tales actividades pueden ser colocados en dos ámbitos. P
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.