El hombre moderno tiene la pretensión de pensar despierto. Pero este despierto pensamiento nos ha llevado por los corredores de una sinuosa pesadilla, en donde los espejos de la razón multiplican las cámaras de tortura. Octavio Paz Estamos acostumbrados a concebir el pensamiento como algo positivo y, por tanto, deseable. Creemos que, merced a su ejercicio, los hombres se hallan en condiciones de progresar. Así, asociamos su puesta en práctica con el mejoramiento de nuestra existencia, tanto individual como social. Por el contrario, si llevamos a cabo actividades que le resultan adversas, lo venidero no podría sino ser considerado sombrío. Se entiende, pues, que, por sí misma, cualquier reflexión contribuiría invariablemente al bienestar de quien la consumara. La revisión del pasado nos ofrecería más de un ejemplo al respecto. Aludo a sujetos que, usando el cerebro, meditando y teorizando, habrían tenido una vida digna de ser admirada. Es más, si, com...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.