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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Un gran nobel cada veinte años

    No hay casualidades sino destinos. No se encuentra sino lo que se busca, y se busca lo que en cierto modo está escondido en lo más profundo y oscuro de nuestro corazón . Ernesto Sabato   La historia del Nobel de Literatura ha estado marcada, en ocasiones, por algunas controversias. Las más comunes giran en torno a los méritos de quienes reciben ese apetecible galardón. En efecto, cada año, sin falta, tras conocerse del fallo que lo concede, hallamos a críticos y, peor todavía, detractores, mortales disconformes con las virtudes identificadas por los académicos. El cuestionamiento de su decisión puede conducir al público a sentir pesar por no haberse conferido al escritor que, verdaderamente, según se dice, lo merecía. No se pensará sólo en los literatos con vida, como Javier Marías, pues también la observación puede formularse gracias a gente que ha muerto. Así, para incontables sujetos, es ya un lugar común señalar que Borges debió haberlo ganado. Yo, como lo deseaba Gabri

Una minoría necesaria

    Quien entiende su vida únicamente como un punto en el desarrollo de una estirpe, de un Estado, de una ciencia, y de este modo enclavada por entero en el curso del devenir, en la historia, no ha comprendido la lección que le imparte la existencia y tendrá que aprenderla de nuevo. Friedrich Nietzsche Hay una tradición intelectual que, según parece, pese a ser siempre minoritaria, se agota. Durante largo tiempo, en distintas circunstancias, contó con representantes que fueron combatidos, aunque también, cuando había sensatez, admirados. Figuras como Giordano Bruno, Diderot y, entre otros, Bertrand Russell son algunos de sus principales exponentes. Me refiero a quienes, sin importar los contextos, apostaban por la razón cuando llegaba el momento de considerar nuestra realidad. Rechazaban su sometimiento a los dictados de cualquier grupo, institución, religión o ideología. Por encima de todo, interesaba la reflexión propia, pero no una caprichosa, sino un auténtico ejercicio del