Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2009

Reconociendo miserias para ganar el poder

- Mi predilección por la filosofía tiene abundantes motivos que se fortalecen desde hace dos lustros y medio. Este goce intelectual me ha permitido el conocimiento de autores, tesis e inquisiciones que obtuvieron la inmortalidad gracias a su lucidez. Encaminado por maestros que desbrozaron esa senda, acogí una serie de postulados (imitados, adulterados, deformados) capaces de facilitar cogitaciones, rebatir alegatos, aceptar hasta los propios desaciertos: ejercer el derecho a pensar libremente. En efecto, nada me parece más atroz que las limitaciones dictadas por los dogmas; además de antinatural, el veto al raciocinio soberano es embrutecedor, multiplicador del problema que tiene este mundo por la plaga de las presidencias izquierdistas. Ello hace que, aun cerca de comenzar una contienda electoral, revise mis máximas, evaluando paralelamente las tareas llevadas a cabo para materializarlas. Desde luego, esta faena quedaría incompleta si no juzgara también a quienes han transit

Sobre la urgencia de actuar

- Las enseñanzas de Pitágoras han resistido su colocación entre los productos del Hombre que, tras una inicial e inobjetable utilidad, exhalan prescindencia. Como sucede con varios luminares, la recordación del maestro heleno sirve para cavilar sobre diferentes temas, amparar o repeler proposiciones que se gestaron cuando el Universo era pensado en Grecia. Una de las explicaciones pitagóricas que ha cobrado notoriedad es aquélla vinculada a la vida contemplativa. Conforme al referido meditador, hay tres clases de personas que asisten a las Olimpiadas, pero se hallan también fuera del certamen: atletas, mercachifles y espectadores. Ahora bien, el establecimiento de una jerarquía que afecte a estos tipos humanos es posible tomando en cuenta sus respectivos designios; así, mientras el atleta pretende la gloria y los comerciantes, lucro, quien especta las competencias es movido sólo por esas delicias que brinda la contemplación. Según Pitágoras, este último fin sería superior a los