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Mostrando entradas de julio, 2016

Un pentágono para la libertad

Un corazón provisto de valor y de buenas cosas necesita, de cuando en cuando, algún peligro; de lo contrario, el mundo se le hace insoportable. Friedrich Nietzsche Con su Metafísica , obra tan legendaria cuanto importante, Aristóteles inició la tradición de historiar el pensamiento. En efecto, gracias a sus páginas, nos topamos con reflexiones que muestran cómo los hombres se han esforzado por formular preguntas y aventurar contestaciones capaces de ayudarnos a entender la realidad. Fue apenas el comienzo de una línea que tiene cuantiosos seguidores. Aclaro que la filosofía no se ha beneficiado exclusivamente de tales quehaceres. Es indudable que, en ese campo, tenemos a muchos individuos con ansias de recordar los planteamientos del prójimo, incluso sucesos dignos del anecdotario. No obstante, otras áreas del conocimiento han quedado favorecidas. De esta manera, autores y hasta escuelas se salvan del olvido, facilitando también su comprensión. Su ejecución es, por tan

Los Andes no creen en Occidente

Otros pueblos anteriores han tenido cultura, han tenido religión, han tenido sabiduría; pero no han tenido filosofía. Manuel García Morente Para elaborar discursos capaces de persuadir, conmover o hasta embaucar al prójimo, se debe recurrir a las ideas. A fin de forjarlas, cuando se lo realiza seriamente, es necesario contar con una invención que, hace veinticinco siglos, se dio en Grecia: la razón. Gracias a su ejercicio, hemos formulado nociones, teorías y sistemas que pueden ser usados al momento de convencer, aunque también si se ansía la conquista del poder. Conocer estas construcciones es valioso, puesto que, entre otras cosas, nos evitarían la repetición de varios errores. Por este motivo, festejo que aparezca Filosofía occidental y filosofía andina. Dos modelos de pensamiento en comparación , libro que pertenece a H. C. F. Mansilla. La obra nutre un tipo de historia que ha tenido como practicante a Russell, para no dar más ejemplos. Buscando la especificidad

El curioso anhelo de la sociedad estática

El fuego reposa en el cambio. Heráclito Aunque los abanderados del relativismo cultural lo nieguen, es evidente que, con esfuerzo y sin recetas fantásticas, hemos avanzado durante las últimas centurias, incluso milenios. Es verdad que hay autores como Gibbon, secundado por Octavio Paz, a quienes la época de los Antoninos les resulta insuperable, un período tan feliz cuanto próspero. Según este parecer, desde Nerva hasta Marco Aurelio, habríamos contemplado la cumbre, pasando luego a vivir en decadencia. Obviamente, tal idealización permite más de una crítica. Al margen de los avances científicos que ni siquiera se imaginaban entonces y, por supuesto, contribuyen a nuestra salud, entre otros sucesos, no entendíamos aún cuán básica era la libertad individual. Ocurre que un criterio para notar la evolución es su respeto, creciente, también conflictivo; el pasado puede resumirse así: esclavos, siervos, súbditos, ciudadanos e individuos soberanos. Siendo los hombres natu