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Mostrando entradas de junio, 2013

El francotirador como necesidad social

Que un alma insatisfecha insurja contra las demás, no es envidia, como piensa la torpeza de tierra adentro. Esa ruptura, antes que incidente de individuos, es un fenómeno social. Fernando Diez de Medina La indulgencia y el deseo de no molestar al semejante, aunque sea éste un connotado cretino, se han convertido en problemas que contribuyen a ensombrecer nuestra realidad. Pocos errores son tan graves como creer que debe imperar exclusivamente la paz. No es necesario que aguardemos demasiado tiempo para notar, con claridad, cuán ineficaz resulta tener esta posición. Los apóstoles de la benevolencia impiden mejoras, pues defienden actitudes favorables al desdén por lo que se lleve a cabo en esta vida. Por más que se haga para evitarnos molestias, consentir una maldad es igual a obviarla. Lo correcto es denunciar, sin temor de por medio, las irregularidades que percibamos a diario. La tarea cumplida por los que obren así es digna de alabanza. Esos individuos serán los que

La inadmisible glorificación de los conversos

Porque tal es la sustancia de que está hecho el hombre: en un buen camino o en uno equivocado, la más rara de todas las cualidades humanas es la coherencia. Jeremy Bentham Toda persona puede cambiar de opinión; sin embargo, nadie tiene por qué obligarnos a olvidar sus fechorías, peor aún si éstas alimentaron un régimen sobresaliente por el idiotismo, la corrupción y los atropellos. El pasado de quienes defienden a los tiranos es un demérito que nada debe suprimir. Los sujetos que respaldaron el nacimiento del monstruo tienen la carga de responder por sus crueldades; ninguna indulgencia podría ser esgrimida en su favor. Las loas que regalaron al déspota no deben dejarse de lado gracias a sus extemporáneos cuestionamientos. Lo sostengo porque descubrir, tras varios años de brindarle apoyo, la naturaleza infame del Gobierno es tan inverosímil cuanto imperdonable. En consecuencia, para un hombre que no soporta las prácticas autoritarias, sus enemigos serán siempre sospecho

Un desafío de nuestra época

Evidentemente cada generación se cree dedicada a rehacer el mundo. Sin embargo, la mía sabe que no lo rehará. Pero acaso su misión sea más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Albert Camus En 1923, José Ortega y Gasset publicó El tema de nuestro tiempo , una obra que puede ser aún debatida con intensidad. Entre los puntos que fueron entonces expuestos, es oportuno resaltar el razonamiento en torno a la generación. Según la opinión de ese filósofo, el hombre se halla situado en un mundo que está condicionado por ideas, creencias, usos y problemas. Todo ello constituye una peculiar forma de vida que permite identificar a quienes tienen aproximadamente la misma edad. Esto no quiere decir que los sujetos nacidos en un periodo determinado estén condenados a tener los mismos convencimientos. Jamás será exagerado proclamar la estupidez de los determinismos que anulan nuestra soberanía. Por suerte, la rebelión del individuo es un acontecimiento que no ha conocid

Valor y defensa de la libertad

No el placer, no la gloria, no el poder:  la libertad, únicamente la libertad. Fernando Pessoa En 1605, inmortalizando un talento que no merece menosprecio, Cervantes publicó El Quijote , obra donde se halla esta notable frase: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres». Sin duda, son palabras que, aun cuando hayan sido escritas hace mucho tiempo, no pierden esplendor. Salvo los partidarios del sometimiento, en sus distintas manifestaciones, esa declaración debería servir para orientarnos a diario. Mientras las decisiones que se tomen fortalezcan el ejercicio de dicha facultad, tan humana como la proyección al futuro, cabe aguardar una buena existencia. Para desgraciarnos, basta adop