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Mostrando entradas de diciembre, 2016

El MAS y las peras del olmo

A veces desechamos posibilidades, incluidas algunas de las que sabemos muy poco,  porque no queremos que sean ciertas, aunque parezcan o sean maravillosas. Robert Nozick En La derrota del pensamiento , provocador libro de 1987, Alain Finkielkraut recuerda que filósofos como Voltaire y Diderot no concebían realizable la libertad mientras existiese ignorancia. El acceso al conocimiento traía consigo ese provecho, uno en virtud del cual los hombres se alejaban de las equivocaciones. Siguiendo esta lógica, bastaba con colocarse frente al saber, en cualquiera de sus manifestaciones, para que se produjera una transformación positiva del individuo. Este acontecimiento puede presentarse directamente, cuando uno mismo se percata de la fortuna que conlleva pensar sin apego a los dogmas o prejuicios. Se tiene también la posibilidad de que alguien promueva ese contacto, permitiendo la ilustración del prójimo. En esta última circunstancia, nos mueve la ilusión de que nuestro semej

El gabinete de la indignidad

El éxito de la democracia no consiste únicamente en disponer de la más perfecta estructura institucional imaginable. Depende ineludiblemente de nuestros patrones reales de conducta y del funcionamiento de las interacciones políticas y sociales. Amartya Sen No hay peor bajeza que aquella en la cual nos colocamos de manera voluntaria. Ninguno está libre de ser subyugado, reducido gracias a la violencia ejercida por quienes escogen los medios bárbaros para conquistar y mantener el poder. Es indiscutible que, por diversas causas, la servidumbre puede llegar a nuestra vida e impedir su satisfactorio desenvolvimiento. Empero, existe igualmente la posibilidad de que, sin coerciones, un individuo se decante por anular su propio valor, poniéndose en una situación criticable. No es un disparate menor. Porque, en síntesis, al optar por esa determinación, hablamos de renunciar a la libertad, es decir, según Bakunin, no tener dignidad. Lo llamativo es que, lejos de sufrir por

La creencia en los grandes hombres

El espíritu de rebeldía es lo contrario del dogma de obediencia que induce a considerar recomendable la sujeción de una voluntad humana a otras humanas voluntades. Respetar ese dogma significa renunciar a la personalidad; la obediencia no es a un ser sobrenatural, sino a otro hombre, al Superior. José Ingenieros Las ideas y creencias que marcan la vida de un hombre, influyendo en sus diferentes actuaciones, pueden forjarse gracias al esfuerzo propio. Ciertamente, una persona está en condiciones de valerse del entendimiento que lo tiene como responsable, resistiéndose a cualquier imitación o sometimiento. Sin embargo, esto no implica que desconozcamos la presencia de factores externos. Sucede que, no habiéndose originado la especie con nosotros, hay antecedentes, un pasado capaz de afectarnos. Así, en mayor o menor grado, la cultura puede dejar su impronta en nuestra existencia, rigiéndonos incluso cuando pensamos en el bien. Es más, tal como lo ha indicado Norbert Bilbeny