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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Sebreli, un demoledor ilustrado

Para esta ilustración tan sólo se requiere libertad y, a decir verdad, la más inofensiva de cuantas pueden llamarse así: el hacer uso público de la propia razón en todos los terrenos. Immanuel Kant Cuando Sartre leyó acerca de Husserl por primera vez, exclamó: “¡Ah, pero si éste ha encontrado ya todas mis ideas!”. Tal era la coincidencia con ese individuo que, gracias a la fenomenología, influiría en numerosos semejantes. Esto no significa que haya habido un mero intento de repetir sus postulados; quien conozca la historia del pensamiento filosófico, así sea sintéticamente, sabe cuánto valor tuvieron ambos mortales. Lo grato, además de llamativo, es que se produjera ese acontecimiento. Porque no es común que, en cualquiera de las lecturas cotidianas, nos topemos con razonamientos similares o idénticos a los nuestros. Podemos disentir luego con el autor; empero, esa suerte de sintonía intelectual funda un aprecio que perdura. En mi caso, una de esas experiencias se dio

H. C. F. y una reivindicación honorable

…forma parte del paisaje intelectual boliviano como un pequeño Sócrates maledicente, que nadie quiere porque a nadie le dice lo que quiere oír. Fernando Molina No existe ningún reconocimiento que, de manera contundente, pruebe cuán valioso es un individuo. Ni siquiera luego del deceso, cuando la obra ya está concluida, las sentencias pronunciadas al respecto pueden juzgarse como si fueran irrebatibles. Es cierto que, tradicionalmente, se han usado diversos criterios, desde mentales hasta estéticos, para jerarquizar a los hombres. Se sintió el impulso de diferenciarlos del resto, subrayando sus virtudes o, para ilustrar problemas, mostrando qué no debemos hacer. Con todo, el dictamen en torno a la brillantez del prójimo podría ser equivocado, pues puede perseguirse así un móvil distinto, una pretensión de tergiversar los hechos para elogiar, sin motivo alguno, al amigo, correligionario, cofrade o pariente. Aun cuando las instituciones son falibles, al igual que sus

Arendt, crítica del horror y el poder

Su obra destaca en una época, la nuestra, en que la actividad de quienes se dedican al pensamiento parece reducirse a mera hermenéutica, carentes del coraje o la capacidad necesarios para decir algo sobre el mundo o sobre la propia experiencia del mismo. Fina Birulés Fue discípula, interlocutora, amante, pero igualmente crítica, del filósofo que, por más de un motivo, concentró las mayores atenciones del mundo académico en el siglo XX. Hasta su tesis doctoral, que trata del amor según san Agustín, permite notar ese lazo que la unió a Martin Heidegger. Pese a ello, gracias al arranque personal, cristalizado en obras que no han perdido brillantez, no puede menospreciarse su autoridad. Revisar, por ejemplo, su Diario filosófico , escrito durante veintitrés años, deja la certeza de que, aun cuando comente poemas, genera inquietudes provechosas entre sus lectores. Al estudiar esas anotaciones, no se puede sino admirar el esfuerzo hecho para comprender a los individuos y su