Para luchar contra la palabra falsa, no se dispone más que de la palabra, al menos si no queremos caer en la violencia. François Châtelet En su autobiografía, intitulada Búsqueda sin término , Karl R. Popper criticó la importancia excesiva que muchos autores, escuelas y corrientes concedían a las palabras, ocupándose de minucias que no enriquecían al interesado en atenderlas ni, peor todavía, a la sociedad. Es más, para dicho pensador, ese género de labores no conduciría sino a la perdición intelectual, que es “el abandono de los problemas reales por mor de los problemas verbales”. Según esta posición, había el peligro de limitarnos solamente a disputas semánticas, esas cuestiones asociadas con significados, reformulaciones, giros, silencios y exageraciones, relegando las circunstancias en que alguien se sitúa. Así, nos complicaríamos de manera innecesaria, consumiendo tiempo que puede tener mayor provecho. Empero, es la senda que recorrió un hombre como Ludwig Witt...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.