Todos los liberales son demócratas, aunque no todos los demócratas son liberales. Leslie Lipson Cabe comenzar sin vueltas: la superioridad del liberalismo tiene que ver con su rechazo a las dictaduras, entre otros aspectos por demás de relevantes. No interesa que tales regímenes anuncien un futuro favorable, vale decir, una sociedad en donde, más adelante, supuestamente, según ellos, se consiga un mayor margen para la libertad. No sin muertes y sufrimiento, hemos aprendido que la desconfianza frente al poder es el camino a seguir si pretendemos una convivencia civilizada. Esta experiencia se ha traducido en una serie de mecanismos institucionales que procuran evitar la extralimitación del gobernante, quien, aun cuando nos caiga muy simpático, puede colocarse por encima de las leyes y dejarnos sin opciones para reclamar por cualquier arbitrariedad. Porque nadie nos garantiza que un individuo, incluso uno de buena fe, desestime la tentación de volverse abusi...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.