Ir al contenido principal

Los nuevos opositores

-
-

¿Te llamas libre? Me interesa tu concepción dominante, no que has sacudido un yugo.

Friedrich Nietzsche

-

Ellos son quienes no cuestionaron las arbitrariedades cometidas, con gran descaro, durante los últimos años. En más de una ocasión, elogiaron las medidas que aplicaba un gobernante inclinado al autoritarismo, encabezando mítines, principiando aclamaciones. Recuerdo haber visto sus bailes, desfiles y brindis por los avances de un proceso que merece la peor diatriba. Sus discursos estaban recargados de las adulaciones que los tiranos desean escuchar. No advertí ni siquiera un mínimo de vergüenza mientras pronunciaban esas imbecilidades. El fanatismo era manifiesto; sus demostraciones, vomitivas. Compitiendo por conseguir la venia del caudillo, esos sujetos fueron los que, ante las primeras persecuciones judiciales, despreciaron a sus víctimas, presumiendo culpabilidades en delitos de toda naturaleza. No hubo ninguna turbación del espíritu, menos aún autocrítica, cuando empezaron a llegar los muertos que deben ser endosados al oficialismo.

Yo jamás olvidaré que Juan del Granado defendió las atrocidades de los masistas. Su presencia en el bloque de la oposición me parece repulsiva. Nuestra situación es tan patética que un individuo de su laya ha comenzado a ganar credibilidad. Él supone que nadie puede rememorar un pasado que, por distintas razones, provoca sólo aversión. Algunos de los funcionarios más nocivos que tuvo este Gobierno pertenecieron al Movimiento Sin Miedo. Como es absurdo hablar de autonomía parlamentaria, lo que hicieron sus congresistas respondió a los antojos del novel opositor. No sirve alegar apoyo a cambios estructurales de Bolivia, pues éstos buscan acabar con la libertad. Es indiscutible que su rechazo a las prácticas dictatoriales fue una impostura. En su criterio, mientras los militares pueden ser condenados por golpistas y verdugos, un socio legitima la existencia de impunidades.

Declaro que, aunque las agresiones policiales a la marcha de los indígenas me conmovieron, no encuentro profunda su oposición al Gobierno. Conservo en mi memoria cada una de las alabanzas que recibió Morales Ayma en sus reuniones. Bajo el pretexto de luchar en contra del racismo, ellos justificaron insultos, cercos e ilegalidades que perpetraron los oficialistas. Azuzados por entidades que se proclaman hoy contrarias a las decisiones del Movimiento Al Socialismo, festejaron la aprobación de un funesto proyecto constitucional. Nunca dejaré de repetir que, sin excepción, esas normas son un absoluto disparate. Pasarán varios años; no obstante, las personas que respaldaron esa calamidad serán siempre acusadas de cómplices del totalitarismo. No importa su origen étnico, ya que los ataques a la dignidad pueden ser consumados por cualquier hombre.

Hemos dejado que la esperanza de terminar con la pesadilla sea protagonizada por sus propios gestores. En muchos casos, la conversión de los oficialistas no es enigmática. Sucede que han perdido poder y quieren recuperarlo. Es apenas una pugna de índole doméstica. Nada funda la teoría de que hayan abandonado su gusto por el despotismo. Las ideas de los intelectuales que ayudaron a construir esta desventura lo prueban categóricamente; esas críticas son circunstanciales e incoherentes con sus libros, artículos, conferencias. No caigamos en el despropósito de acoger a los que simulan ser amigos del orden democrático. La conducta que mostraron a lo largo del último quinquenio evidencia una realidad diferente. Cabe sospechar que, una vez vencido el adversario, trabajarán para completar su pavorosa obra.

-

Nota fotográfica. La imagen pertenece al diario La Razón de Bolivia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Les presento mi nuevo libro: «Escritos anti-Morales. Reflexiones de un opositor liberal»

- Prólogo de Manfredo Kempff Suárez - Conocí a Enrique Fernández García en La Paz, hace un par de años, por intermedio de Mariano y Fernando Baptista Gumucio, naturalmente que en algún acto cultural que hoy no recuerdo. «Este es un joven cruceño, lleno de inquietudes y talento, que promete muchísimo», me dijo Mariano, con agregados complacientes de nuestro querido y extrañado Fernando, fallecido hace poco. Si los Baptista Gumucio afirmaban eso, por algo sería. Y en efecto, poco después, leyendo algunas notas de Enrique, me sorprendí por su estilo impecable y culto, y por sus enormes conocimientos filosóficos, jurídicos, históricos y literarios. Pero, además, por su capacidad de análisis y de interpretación de las cosas, hecho poco frecuente en Bolivia. Los estudios de Derecho, la cátedra universitaria, la actividad periodística, su inquietud política, pero sobre todo su infinidad de lecturas, nos señalan que, como afirmaban quienes lo conocieron antes, estábamos fren

Vida y obra de Manfredo Kempff Mercado

      Fue un caso extraordinario de entusiasmo y amor hacia la filosofía. Augusto Pescador   1. Aspectos biográficos   Manfredo Kempff Mercado nació el 8 de enero del año 1922 en Santa Cruz de la Sierra. Fue hijo de un médico alemán, Francisco Kempff, y una dama cruceña, Luisa Mercado, quienes tuvieron cinco hijos, los que realizaron aportes de importancia a la sociedad. A propósito, se destaca lo hecho por Enrique, hermano mayor de Manfredo, pues debe ser considerado como uno de los principales escritores del siglo XX en Bolivia. Asimismo, se resalta la figura de Noel, importante biólogo que, trágicamente, fue fatal víctima del narcotráfico, desencadenando una indignación ciudadana que sirvió para repudiar a los que incurrían en esos hechos ilícitos. Nuestro pensador obtuvo su bachillerato en el Colegio Nacional Florida. Luego, contando veintidós años, se tituló de abogado gracias a la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Su tesis, defendida el 30 de diciembre de 19

Manfredo Kempff Mercado, un héroe del pensamiento

- - Sencilla y deleitable tarea hablar de los triunfadores, porque exaltando sus proezas es como si buscáramos estímulo para el propio ascenso. Fernando Diez de Medina - La vida, pensamiento y obra de algunos individuos sirven para confirmar vocaciones que, por distintas razones, pueden permanecer oprimidas hasta el último estertor. Es una interpelación que se nos hace, un llamamiento del cual la menor evasiva resulta incalificable. No se trata de copiar al que haya logrado concentrar nuestras atenciones, pues, con escasas salvedades, las reproducciones en este ámbito son defectuosas. Los siglos están colmados de mortales que han pretendido emular, sin éxito, a quienes alcanzaron la cima. Son incontables las caricaturas, esos bufones que, privados de originalidad, estudian gestos, poses e ideas del prójimo para simular excepcionalidad. Ellos no contribuyen al homenaje que debe rendirse a los grandes individuos, menos todavía si descollaron por sus reflexiones. Porque éstos me