“A los veinticinco años, cuando es natural creer que se descubren por primera vez todas las cosas, el entusiasmo y la pedantería son atributos normales…”.
Alicia Jurado, Genio y figura de Jorge Luis Borges.
Llegó el momento de raciocinar sobre mis vivencias. La fecha natal suele conducirme a un aislamiento que acaba cuando cejan las inmerecidas felicitaciones[1]. Por eso, esperando una conclusión rauda del agasajo, efectuaré algunas puntualizaciones en torno a ciertos temas que han sido relevantes durante mis primeros cinco lustros.
Se me imputa un virotismo y una seriedad hierática que no poseo. Lo apodíctico es que la censura del semejante abúrreme tanto como escuchar a los asambleístas bolivianos. Tamayo fue detraído antaño por vocear que era la cumbre[2]. Si consideramos la época –podría ser cualquiera-, el bardo tenía razón. Curiosamente, él pervive aún merced a los fúlgidos escritos que laboró, mientras que sus criticastros no tienen quién los visite en la necrópolis. Respecto a la carencia de humor, básteme señalar que jamás amargué a ningún interlocutor; cada quisque tiene suficiente con sus propias malandanzas.
Al igual que a otros mortales, el tabaco y las bebidas espirituosas lograron extasiarme varias veces. Por una cuestión estética (el inagotable hedor del cigarrillo), ya no fumo. En cuanto a los productos contenedores de alcohol, sigo bebiendo, mas acepto vino tinto y Black label, exclusive. Existen congéneres que airean las bondades de una vida sobria; yo, impertérrito, prefiero evocar a Roberto Barbery Anaya: “Nada de alcohol es mejor que mucho pero peor que poco”[3].
Desde que negocié con una cortesana para perder mi condición virgínea, el sexo ha sido practicado sin grandes interrupciones. Robustas, cenceñas, blondas, morenas, diestras e inexpertas: he detestado siempre de la discriminación. Reconozco que unas cuantas féminas me superaron en los lances venéreos; no obstante, como todo aprendizaje, las faltas son remisibles. Quizá el gemido mujeril sea uno de los pocos sonidos envanecedores que conozco.
Es evidente que soy un lector insaciable. Asimismo, los volúmenes y artículos publicados dejan entrever aptitudes literarias que depuran mi efigie. Aspiro a cristalizar estos dones en obras memorables. Quiero apartarme del mundillo abogadil, pues los litigios excandécenme a granel. Declaro que añoro La Paz porque allí prestigiosos intelectuales me presentaron como a uno del gremio; nada de consultor o abogado… fui sólo escritor[4].
El año 2004, disminuido por su condición mórbida, Julián Marías habló con El Cultural. Luego de leer dicha conversación, un llamado que hizo este preclaro filósofo me dejó cogitabundo: “Todo lo que se desea hay que hacerlo, hay que intentar hacerlo al menos”. Está claro que únicamente los cobardes hallan encantador el conservadurismo de la muerte[5].
Para concluir, sagaz lector, te aclaro que mi estilo permanecerá incólume aunque casi nadie fondee su diccionario. Yo no busco entretener a las masas; por el contrario, pretendo adecentar al individuo.
[1] En justicia, solamente los ascendientes deberían recibir esos parabienes. ¿No es la criatura quien agradece a su hacedor por haberla vivificado?
[2] Franz Tamayo Solares, renombrado vate paceño, escribió: “Yo fui el orgullo como se es la cumbre / y fue mi juventud el mar que canta. / ¿No surge el astro ya sobre la cumbre? / ¿Por qué soy como un mar que ya no canta? / No rías Mevio de mirar la cumbre, / Ni escupas sobre el mar que ya no canta. / Si el rayo fue, no en vano fui la cumbre / y mi silencio es más que el mar que canta”.
[3] Roberto Barbery Anaya, Un extranjero en el mundo. Santa Cruz: El País 1995, página 31.
[4] Conviene señalar que no padezco de “literatosis” (molesta enfermedad, común entre los escribidores noveles, execrada por Juan Carlos Onetti).
[5] Sebastian Molina, dadivoso poeta local, produjo estas líneas maravillosas: “Preferible vivir por una causa / Muerto es más difícil hacer algo” (Después de este silencio, Santa Cruz: El País 2005, página 75).
Nota pictórica. – La imagen que ornamenta el texto –Joven debatiéndose entre el vicio y la virtud- fue pintada por Paolo Veronés en 1580.
Comentarios
segundo:
che tenes acciones de la Editorial Larousse? . Me uno a tu causa. limpia limpia!!!!
ajajajajajjaja
Me alegra que no seas discriminador.
El ser humano es lo que piensa, siente ,dice y hace. asi que me quedo en paz... no estoy leyendo a un tipico abogado :D.
pd2.
Notese mi confianza hacia los abogados.
no tengo nada encontra del derecho, lo tengo encontra del torcido ser humano que se vale del conocimiento para manipular a las personas.
Bueno.
Feliz cumple, che me gusta tu blog... como dije anteriormente me encanta John Milton....
jaja y vos por como escribis me haces acuerdo a el....
jiji
besos!
Tu nombre, tu blog y el nombre de tu blog fueron evocados gratamente antes de ayer en una tertulia que tuvimos con nuestro querido Roberto B.
Luego te comento más.
Un abrazo.
pd: felicidades
El joven debatiendose entre el vicio y la virtud se parece mucho a ti, claro está que debiste haber sido así a tus 13.
Más tu no elegiste aún o si?, creo que si, claro que sí!, tu elección es vivir debatiendo! (me animo a afirmar)
Déjame decirte q tu blog no es normal...nonono...es increible!!..es una biblioteca surtida de cositas muy interesantes :)
Aunque atrasadito...FELIZ cumple :) yyyyy....Felicidades por tu Señor blog!! con todo respeto :D
Un besito Te cuidas muuuucho Y sigue escribiendo asi iluminas más mentes como las de una pobre mortal como yo ;P
Un beso de feliz cumpleaños.
Claudia
un abrazo fuerte de tu amiga que te quiere mucho. K.J.V.