Pese a las innumerables agonías y decadencias que, sin pausa ni rigor, le han diagnosticado sus adversarios, Occidente continúa siendo la civilización más prodigiosa de aquéllas forjadas por el hombre hasta este momento. Atina quien afirma que la diversidad inunda el orbe, por lo cual las culturas de los pueblos son vertiginosamente policromas; no obstante, su jerarquización resulta dable. Ocurre que la humanidad ha evolucionado desde los tiempos cavernarios. Reconozco que algunos trogloditas viven todavía entre nosotros, incluso predicando revoluciones e incentivando la fulminación del semejante. Por supuesto, no refuto que la brutalidad seduzca, con asiduidad, a quienes tienen prerrogativas gubernamentales, llevándolos al abuso de sus facultades. Lo esencial es que estas anomalías pueden ser detectadas porque, gracias a las conquistas del mundo occidental, su bajeza ha sido descubierta. Esto significa que nuestras costumbres, saberes y artes nos permiten distinguir entre lo supremo e inferior.
Según Hegel, la filosofía se presenta en Occidente, comienza sólo aquí, pues los orientales carecen de suficiente libertad, moralidad y Derecho. Rememoro esto porque es imposible rebatir que las mayores doctrinas son el producto de faenas ejecutadas por occidentales. Consiguientemente, desestimo cualquier proyecto que busque historiar las corrientes filosóficas en Oriente; a lo sumo, su factura encontraría seguidores de nuestras proposiciones. Como apunta Tomás Abraham, pueden haberse labrado allá sabidurías, pero nunca faccionado una filosofía. Por cierto, es acá tan fecundo el trabajo racional que aun los cuestionamientos encaminados a relativizar los valores de la cultura occidental fueron construidos en estos dominios. No me figuro actividades más útiles para el acercamiento a la verdad que las autocríticas y los debates; felizmente, nuestra existencia ha sido animada por ambas prácticas, lográndose así una regeneración ideal.
Además de la herencia griega, germánica y judeocristiana, Occidente acepta igualmente su legado romano. En efecto, el orden que ese pueblo dio a la convivencia humana cuando se apoderaba, mediante exitosas empresas, de las tierras entonces conocidas sigue teniendo eficacia. Sin duda, la importancia que los romanos tuvieron para el Derecho no consiente ninguna mensura. Emociona pensar que instituciones diseñadas hace varios siglos mantengan vigencia, sean empleadas por las legislaciones contemporáneas e iluminen a juzgadores al momento de resolver controversias. Esto forma también parte de nuestra cultura; por tanto, ese sistema que ha progresado hasta convertirse en el invaluable Estado democrático-constitucional de Derecho prueba cuán provechoso resultó su aporte a la humanidad. Asimismo, en el ámbito político, destaco que nadie haya superado la concepción estatal hecha por esta civilización. Algo similar se debe asegurar acerca de la politología y economía, ya que ambas disciplinas reconocen a occidentales como sus procreadores. En puridad, no hay ciencia fuera de nuestro campo. Aun lo mejor de las bellas artes nos proclama su calidad filial, agradecido por la magnificencia que alcanzó en este ambiente.
Allende de lo antes manifestado, bastaría recordar que la Ilustración y el liberalismo son frutos de Occidente para evidenciar su indiscutible supremacía. Añado que las riquezas conseguidas por los países acaudalados del planeta reflejan el acierto de su modelo económico, cuyo respeto a la libertad individual es central. Todo ello tendría que facilitar la declaración de un parecer favorable a esta obra; sin embargo, se suele omitir esa cortesía debido a supuestos exterminios culturales. Afrontando este alegato, asumo el deber de glorificar las colonizaciones, adoctrinamientos, evangelizaciones, victorias, adelantos e importantes rectificaciones que se han efectuado durante las distintas batallas libradas contra la barbarie y el oscurantismo. Porque, aunque provoque una cólera indigenista, las etnias que poblaban los territorios precolombinos en nada han contribuido al avance del ser humano; por el contrario, algunos de sus representantes quieren acabar hoy con la vida civilizada.
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Nota pictórica. La ilustración del texto es un dibujo aparecido en una edición decimonónica de La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe, marinero de York; quien, tras ser el único superviviente de un barco mercante, naufragó veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada cerca a la desembocadura del río Orinoco de América, y posteriormente liberado insólitamente por piratas; escrito por él mismo.
Comentarios
http://www.amigo-latino.de/indigena/noticias/newsletter_4/266_oscurantismo_mm.html
es un pseudoindigena, pseudointelectual que vive y hace propaganda politica sin pausa a favor del gobierno de Morales.