“Son más, Lucilio, las cosas que nos atemorizan que las que nos atormentan, y sufrimos más a menudo por lo que imaginamos que por lo que sucede en la realidad”.
Séneca
Mientras aguardo el advenimiento del nuevo año, cavilo sobre los hechos que se niegan a desaparecer de mi retentiva. Aunque podría memorar todas las execraciones generadas por Juan Evo Morales Ayma, prefiero enunciar sólo aquellos acontecimientos que demuestran, con claridad, su mentecatería. El resto de la lista servirá para que mis deplorables biógrafos elaboren una cronología detallada.
- Para terminar con un aburrimiento estatuario, abandono de la masonería.
- Obtención de una beca para cursar el Máster en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Salamanca. Conviene aclarar que, procurando alcanzar esta colaboración académica, se presentaron cerca de 14.000 postulantes.
- Por motivos relacionados con mi egolatría, renuncia de la beca precitada.
- Composición de un ensayo que zamarreó a muchos escritores del mundillo cruceño.
- Nacimiento de Tácticas Legales S.C., consorcio jurídico del cual soy miembro.
- Surgimiento de radio Iyambae, primer medio totalmente contrario a los proyectos izquierdistas. En esta emisora, cumplo las funciones de codirector y analista político.
- Luego de dos años y nueve meses, visita al peluquero.
- Aparición de mi nombre en una lista diseñada por oficialistas para identificar a los enemigos del Movimiento Al Socialismo.
- Como consecuencia de los asesinatos consumados en Sucre, participación en la protesta pública del 24 de noviembre.
- Registro del septingentésimo volumen de mi biblioteca personal (conjunto integrado por libros propios; nada de legado familiar o donaciones seniles).
- Agasajo que nos hizo El Deber a quienes colaboramos en su prestigiosa columnata.
- Fallecimiento de mi padre, cuya criticidad se refleja en los textos que forjo a diario.
Comentarios
Un beso.
Posdata.- Yo creo que te ves mejor sin el cabello largo.
Ha sido grato profundizar la amistad con vos este año y el haber pasado el cambio de dígito en compañía de -entre otras 1500 personas que estaban presentes en el evento- quien no tengo temor en reconocer como una persona que admiro y estimo.
Un fuerte abrazo querido.
Cómo es cuando la mente se empecina en no reconocer ciertos cambios, no?
Contestá o añadí pues waway.
No seas tan micha.
¡Buen 2008.. ojalá con yapa y todo, lista incluida!
He decidido que nuestro lance intelectual sea concretado todos los martes por la noche.
Abrazos y besos.
Posdata. Yo estoy seguro de que tu esplendor permanecerá invariable.
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Sebastian:
Yo me ufano de haber celebrado la llegada del año 2008 sonriendo, libando, danzando, acometiendo consumaciones venéreas: cayéndome del tiempo al lado de un insigne amigo.
Un abrazo ácrono.
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Anónimo perfecto:
Ante tu enigmática pertinacia, me limito a repetir con Shakespeare: "The rest is silence".
Te deseo un año rutilante. ¡Ojalá lo suficiente como para que abandonés el anonimato!
También me caí, mas no del tiempo. Sólo de un toco mal ubicado del que salté cuando escuché: ..."aguita e coco para matar la sed, aguita e coco yo tengo que beber…sí, sí, sí, sí"…
Un labio inferior henchido de orgullo y chorro de sangre en un pañuelo prestado dieron fe del porrazo que todavía marca los labios. Por suerte, las caderas minimizaron el hecho, bailando sin pudor.
Al día siguiente Alá mandó bendiciones a través de ceviches multicolores que acompañaron los juegos peligrosos de rigor.
Verdad o verdad..."Soy gay" dijo el de 28 abriles cuando le llegó el "fucking turno". Lo sospeché desde un principio, dijo mi chapulín pálido de certeza. "Me acuesto con mi jefe", dijo aquella, y con todo sus amigos acotó mi lengua con admiración. Las carcajadas y su mirada orgullosa batieron palmas en pleno chak'i.
Te toca, apuntó alguien soñando con confesiones de peso: "The friends of my friends are my friends"...recordé solemnemente para decepción de las orejas.
The rest is silence, pudo haber dicho Shakespeare pero la curiosidad lo obligó a preguntar: ¿Is it true Anne?...y la amiga colla, ensordecida por el festejo, respondió con una pregunta: ¿Si es un truhán? "Puedser", pero también es muy amadito, añadió jurando que se refería a algún insigne amigo...
Enrique, te dejo con mi "verdad" de inicio de año. El anonimato me libra de dar explicaciones. Horas más tarde nunca sé por qué dije o pensé tal cosa. Ni por qué me río en los velorios o cuando me saco la mugre. No sólo físicamente.
A veces los nombres y apellidos son muy rigurosos y exigentes cuando se trata de dar cuenta de la intimidad o de ubicar identidades personales.
Un abrazo...
Tu comentario ha sido feraz para comprobar que, a veces, una confesión espontánea puede ser el instrumento de un agravio encubierto. En cualquier caso, vale saber que no hay espacio para la candidez.
Bis bald!