Santa Cruz de la Sierra, 19 de septiembre de 2007
-
Señores
Fundación Carolina
Presente.-
Fundación Carolina
Presente.-
Referencia: desencanto y renuncia
Con las consideraciones del caso:
Tras escuchar a un entrañable amigo, decidí presentar mi solicitud para obtener una de las becas ofrecidas por la Fundación Carolina. Tomando en cuenta los trabajos intelectuales que había realizado hasta ese momento, la pretensión no parecía delirante; al contrario, lo pasado permitía esperanzarse con esta candidatura. Entre otros programas, escogí el Master en Estudios Latinoamericanos porque deseaba fondear la problemática que aflige aún a esta parte del orbe.
Luego de algunos meses, me citaron para una entrevista en La Paz. Concluido el encuentro, donde dialogué largamente con J.T., estaba convencido de que mi postulación generaría consecuencias positivas. No erré al hacer este análisis, pues quedé como reserva, situación que cambiaría debido a inconvenientes que tuvo el titular para aceptar la beca. Me convertí, por tanto, en un orgulloso becario de la Fundación Carolina, denodado a explotar esta vivencia sin ningún pudor.
Aunque el viaje a Salamanca justificaba la lucha contra cualquier engorro –mi predilección por Unamuno se origina en los postulados existencialistas que preconizo–, advertí raudamente que la materialización de dicha beca no sería sencilla. Dos problemas fueron los responsables de engendrar esta sospecha: trámite del visado e indigencia de contacto con el becante.
Observando prácticas iliberales, el consulado español de Santa Cruz no sólo que atiende durante tres horas diarias, sino que también se caracteriza por evitar toda facilidad en lo referente al tema de la visa estudiantil. Así, como no es posible efectuar aquende ningún trámite, se debe viajar a La Paz, dejar los múltiples documentos requeridos (certificado de no ser enajenado mental, por ejemplo) y esperar que una nómina colocada, dos o tres semanas después de la primera diligencia, fuera del consulado posibilite regresar al Departamento paceño para ultimar la tramitación. Conviene puntualizar que, en suma, son seis los días demandados con el propósito de llevar a cabo este procedimiento. Sin duda, la petición de sendos permisos laborales causa muy poca complacencia entre los empleadores.
Pese a lo laberíntico del asunto, la visa y su fastidiosa obtención eran previsibles; no así el segundo motivo de mi actual molestia, es decir, una inenarrable falta de información al becario. Todo hace dable suponer que, si no hubiese persistido en ese cometido, yo seguiría ignorando hoy cuándo empezaría a concretarse esta experiencia académica. Preocupado, debido a que los plazos señalados por la Universidad de Salamanca empezaban a vencerse -me refiero al último periodo de inscripción-, envié algunas cartas solicitando mayores datos sobre las tareas que me correspondía ejecutar. Si bien hubo dubitaciones que fueron aclaradas, el desamparo del becario era evidente. No obstante, envié la documentación solicitada, además de pagar el monto exigido por su entidad.
Lejos de apagarse, los problemas se han vigorizado durante la presente semana. Al burocrático tema del visado, añado la noticia de que cancelaron el primer viaje reservado a España sin habérmelo comunicado. Esto me hace conjeturar que, si no hubiera pedido reiteradamente dicha información, no me la habrían dado jamás. Lo peor es que, como si fuese algo irrelevante, me anuncian que tienen una reserva para el 29 de septiembre, acotando esta frase memorable: “Mira al menos lo conseguimos han costado peor mereció la pena” (sic). Olvidan que el hecho de no considerarme en las Jornadas resulta determinante para evaluar la importancia que me dan dentro de su fundación. Asimismo, menospreciar que llegue casi el mismo día del inicio de clases constituye una doble desconsideración: para la Universidad, puesto que debía formalizar mi inscripción hasta el 30 de septiembre (domingo, día inhábil); y, desde luego, para mí, ya que presumen estar frente a un individuo a quien no le interesa buscar la excelencia desde el principio -¿el primer día es sólo de “presentación”?-.
Finalizo esta misiva, larga pero necesaria, expresándole mi deseo de acabar con esta malaventurada experiencia. Ergo, aclarando que esta decisión ha sido provocada por la incuria y el desaire mostrados hasta hoy, renuncio irrevocablemente –si vale esta frase- a la beca que me fue concedida, pues no deseo seguir tolerando sus ordalías. Antes de concluir, agrego que hago esta dimisión tras leer el compromiso firmado como becario, consciente de la posibilidad de no recuperar los euros invertidos cuando creía estar ante una institución ejemplar.
Atentamente,
Enrique Fernández García
Ex ganador de beca – Master en Estudios Latinoamericanos
-
Nota pictórica. El fumador fue pintado por Paul Cèzanne en 1895.
Comentarios
Quando queremos uma coisa e só encontramos obstáculos, isso às vezes pode ser um sinal de que não vale a pena avançar mais, que dali só virão problemas.
Penso que fizeste bem e tenho a firme certeza que muitas coisas boas virão num futuro próximo, porque um lutador como tu merece ganhar a guerra.
No. Deseo que tu renuncia no se te conceda.
Recuerda Si las cosas fueran faciles cualquiera las haria.
Nooooooooooooooooooooo renuncies.
Enrique. aaaaaaaaaaaaaaah. mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm. Te abrazo con tristeza. Te deseo exito en lo que venga despues de esto.
Saludos.
Saludos
Columba
con la primera estoy tranquila pq se que sos una persona coherente y comprendo tu decision...
con la segunda, ya sabes las palabras son innecesarias, lo siento mucho.
Un abrazo desde la distancia querido amigo.
pd: extrano nuestras largas conversaciones.