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Películas, canciones, ensayos, novelas, cuentos, poemas, biografías, estatuas, fotografías, carteles, murales, pinturas, calles, avenidas, plazas, tatuajes, camisetas, gorras: Ernesto Rafael Guevara de
El asolamiento de idearios que se presuponen incuestionables es posible cuando escuchamos a su heraldo sin mortificar la exposición. Un mentís genial depende de la cordura que tengamos al escrutar los planteamientos ajenos. Antonio Machado lo explicó así: “El Demonio, a última hora, no tiene razón; pero tiene razones. Hay que escucharlas todas”. Yo, durante la pubertad, leí todos los apuntes del diarista guerrillero; seguí, acompañado de una febril atención, los sucesos que se produjeron en tierras bolivianas. Admito incluso haber escudriñado sus alocuciones, luengas pero efectistas, buscando la empenta de su fama mundial. Hoy, diez años después, pese a mis convicciones liberales, no me arrepiento de haber estudiado dichos escritos: el análisis del guevarismo ha sido salubre porque aniquilarlo causó un notable crecimiento intelectual. Sin duda, fulminar el mito del revolucionario humanista e ilustrado debería ser una misión promovida por quienes se consideran enemigos de la impostura.
El humanismo que se le atribuye no merece ninguna credibilidad. La década de los años sesenta del siglo pasado nos proporcionó una demostración concluyente de su barbarie. Esa misma persona que había disertado sobre las libertades individuales y el bienestar mundial se irritó cuando Nikita Kruschev acordó con John Fitzgerald Kennedy no instalar los misiles que fueron enviados a Cuba para inquietar al cíclope nórdico. Le importó poco el sosiego de sus congéneres; detrajo al camarada ruso porque no quiso principiar la mayor conflagración que hubiese conocido este planeta. Él era tan cavernario que hubiera preferido
Su ineptitud como estratega se puso de manifiesto en los terrenos militar y burocrático. Descontando sus palmarios fracasos en Argentina, Perú y Congo, es difícil imaginar aventuras tan disparatadas como aquélla que lideró en Ñancahuazú, o emprendimientos modernizadores más calamitosos que los adoptados cuando fue funcionario del régimen castrista. Actuando con temeridad, pensó que dirigir el Banco Nacional o Ministerio de Industrias era una nonada, puesto que su estadio revolucionario lo autorizaba para asumir cualesquier cargos. Pero el pauperismo cubano probó que las arengas no bastan a la hora de ser productivos. Finalmente, recordando los absurdos antológicos, el hecho de haber cuestionado las políticas observadas por la ex Unión Soviética y China en lo referente al financiamiento armamentístico del Tercer Mundo es otra evidencia más del idiotismo guevariano.
“Morir no basta: hay que morir a tiempo”. Esta sentencia de Sartre cobra importancia cuando examino a sujetos que, como el revolucionario aludido, tuvieron la ventura de fallecer orlados del prestigio compuesto por sus admiradores. Ciertamente, Guevara ha servido como símbolo de la izquierda porque, cuando pereció, la senectud no había empezado a desmejorar su organismo: tenía el semblante perfecto para levantar las ensenadas de los miserables, estimular al zopenco que cree en sus trapacerías anticapitalistas, irradiar la mística exclusiva del paladín carismático. En suma, el único acierto que tuvo fue finar –o dejarse matar– cuando su notoriedad era envidiable. Aclaro que los motivos de su inmolación no merecen alabanzas, pues ninguna defensa ideológica se cambia por la vida. Existiendo alternativas democráticas, civilizadas, sólo quienes son dogmáticos radicales pueden cometer la insensatez de morir por sus doctrinas.
Comentarios
Me parece increíble Enrique, que no tengas la franqueza de reconocer que la lucha del Che ha sido uno de los acontecimientos históricos más nobles e inspiradores del siglo veinte. La decepeción tal vez se deba a que las charlas que tuvieron el año pasado con Roberto Barbery en Fisuras (ya había leído tu libro contra los medios y el de la universidad), me hizo pensar que tu línea era distinta. Sin embargo queda la esperanza de que acompañes el cambio, y dejes las posiciones reaccionarias.
Nada más. Yo no caería en los insultos fascistas, un intelectual comprometido no lo hace.
Que dificil es tener el espiritu libre!
La cuestión de como veo al "che" no importa realmente. EL caso es el tipo de imagen que tuvo después. No gracias a su "genio", porsupuesto.
Su imagen ha sido galardonada por poetas, políticos y demás románticos.
El che fue una persona dotada de voluntad que tuvo la contingencia de ser lo que fué. (comunista, barbudo, etc. etc.)
Es idolatrado mas que todo por sus supuestos ideales. "Su gran lucha por la libertad del pueblo".
Pura palabreria. Que importan sus hechos, lo verdadero son las causas de sus hechos.
En fin podemos hablar mucho de su personalidad. La cuestión es que la masa crea a estos hombres grandiosas, por su nesecidad de venerar, de subyugarse para sentirse iguales entre sí.
Caballero Blancö
Saludos
Lo más bello de la vida es poder cambiar de manera de pensar, de creer, de actuar y de sentir cuando nos de la gana.
mmmmmm.....ya que mi análisis es muuuuuuuuuuuyyy extenso ....paso a saludarte brevemente (no más) jijijijij
y mandarte 5439 besitos!!! y 1 abrazote caído del cielo :)
uppsss!!! digo....del tiempo :)
abrazos
solo paso a saludarte, con melancolía de aquella voz que rechina en mis oídos :P jajajaja
Pasare luego a leerte, nunca ha sido en vano.
:)
besho!
sergio.
No creo que al Che haya que juzgarlo por su vida de guerrillero sin ponerlo dentro de un contexto histórico realmente jodido...pero muy, muy jodido para los latinoamericanos.
A mí me parece loable que el cojudo haya dado la espalda a su dinero, a su posición, a su vida cómoda para ir tras lo que él pensaba que era correcto. Nunca lo hizo por dinero, y eso nadie puede echárselo en cara, tampoco lo hizo por figurar, porque de ser así se hubiese quedado de Ministro viajando por el mundo dando discursos a diestra y siniestra.
lo que se admira del Che es simple y llanamente, que fue un líder consecuente y comprometido con su época. Un tipo que además del fusil se preocupó por nutrirse culturalmente, que leía mucho, que disfrutaba del arte, y obviamente no fue perfecto...
Ahora una cosa no te discuto, me parece una barbaridad la mediatización de su imagen, ni para bien ni para mal me parece adecuado el rumbo que tomó la figura del Che. Hay gente que se pone la polera sólo para verse "cool", sin siquiera saber algo sobre su vida. Hay otros que lo rechazan porque lo asocian con movimientos como el MAS, el MRTA, etc..que lo usan de bandera, cuando en realidad no tienen nada que ver aparte de una supuesta línea ideológica.
Hay otros que lo critican porque el resto del mundo creó una figura mesiánica con la que el mismo Che jamás hubiese comulgado.
Tampoco estoy de acuerdo en que ninguna defensa ideológica se debe cambiar por la vida, ya que los grandes acontecimientos históricos han sucedido gracias a la pérdida de muchas vidas, de valerosos ideológos que se dieron cuenta que a veces para romper las cadenas, hay que pasar de la palabra a la acción. Si no fuera por eso, seguiríamos siendo esclavos de los españoles.
En fin, un saludo...