A la memoria de Alcides Arguedas y José María Vargas Vila
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Dos años en el ejercicio libre de la profesión menos decorosa del mundo (abogacía), para mí, han sido suficientes. Que otros estraguen a juzgadores, fiscales, policías y burócratas inverecundos. Si bien mi billetero puede quedar exánime, prefiero tener una miseria sin desdoros antes que un patrimonio repugnante.
Durante cinco años, aunque la Universidad nunca lo exigió, estudié con el propósito de alcanzar todas las cumbres académicas posibles. Encontré a preclaros educadores, pero comprobé también que los necios osan portar el título de maestro. En síntesis, comportando los miasmas facultativos, me preparé para salvaguardar seriamente la Ley, pues esta sociedad levantisca no tiene otro salidero si desea desarrollarse.
El descorazonamiento fue total. La ignorancia, desidia y estupidez han emporcado lo que algunos románticos denominan aún justicia boliviana. Ello no sorprende, ya que sus operadores son abogados, es decir, sujetos proclives a ser corruptos hasta el espinazo. Como mencionar excepciones sirve únicamente para que nadie se sienta aludido, las evito, presumiendo hoy la decadencia del foro entero.
La inutilidad del Colegio de Abogados es tan evidente que los pleiteantes deberían tener derecho a exigir su abolición. El compadraje regenta este ente; los negados, ejerciendo sus atribuciones institucionales, distribuyen las estrenas que les llegan de afuera: sinecuras, favores lúbricos, placeres frívolos, etcétera. Para dicha entidad, las justas deportivas tienen mayor importancia que adecentar a sus directores e integrantes mazorrales. ¡Cómo se justifican los baldones y humoradas elaborados por eventuales clientes contra sus propios causídicos!
Quejarse ante los consejeros, magistrados o parlamentaristas es un dislate. Cuando la hedentina está por todas partes, lo mejor es evitar nuevas náuseas. Lo peor es que redacto estos párrafos evocando las ardentísimas palabras de Mario Vargas Llosa: “Entonces entendí una de las expresiones más dramáticas del subdesarrollo. Prácticamente no había manera de que un intelectual de un país como el Perú pudiera trabajar, ganarse la vida, publicar, en cierta forma vivir como intelectual sin adoptar los gestos revolucionarios, rendir pleitesía a la ideología socialista y demostrar, en sus acciones públicas -sus escritos y su actuación cívica-, que formaba parte de la izquierda”. Siendo abogado honrado, político liberal y pensador existencialista, analizado desde una perspectiva económica, mi futuro no puede ser más aciago en este país donde la corruptela, el populismo y los indultos sociológicos parecen invencibles.
Por lo anterior, renuncio a seguir tolerando la rapacidad y estulticia del universo curialesco. Dejo la abogacía porque mi salud mental así lo recomienda. Si mi destino es escribir, filosofar y censurar idioteces, lo aceptaré con serenidad nietzscheana; de presentarse otro escenario, habré confirmado que “la vida… es la vida, ¿no?” (Cé Mendizábal, El examen).
Nota pictórica. – La imagen que ornamenta el escrito –En la Dogger Bank- fue creada por William Clarkson Stanfield en 1846.
Durante cinco años, aunque la Universidad nunca lo exigió, estudié con el propósito de alcanzar todas las cumbres académicas posibles. Encontré a preclaros educadores, pero comprobé también que los necios osan portar el título de maestro. En síntesis, comportando los miasmas facultativos, me preparé para salvaguardar seriamente la Ley, pues esta sociedad levantisca no tiene otro salidero si desea desarrollarse.
El descorazonamiento fue total. La ignorancia, desidia y estupidez han emporcado lo que algunos románticos denominan aún justicia boliviana. Ello no sorprende, ya que sus operadores son abogados, es decir, sujetos proclives a ser corruptos hasta el espinazo. Como mencionar excepciones sirve únicamente para que nadie se sienta aludido, las evito, presumiendo hoy la decadencia del foro entero.
La inutilidad del Colegio de Abogados es tan evidente que los pleiteantes deberían tener derecho a exigir su abolición. El compadraje regenta este ente; los negados, ejerciendo sus atribuciones institucionales, distribuyen las estrenas que les llegan de afuera: sinecuras, favores lúbricos, placeres frívolos, etcétera. Para dicha entidad, las justas deportivas tienen mayor importancia que adecentar a sus directores e integrantes mazorrales. ¡Cómo se justifican los baldones y humoradas elaborados por eventuales clientes contra sus propios causídicos!
Quejarse ante los consejeros, magistrados o parlamentaristas es un dislate. Cuando la hedentina está por todas partes, lo mejor es evitar nuevas náuseas. Lo peor es que redacto estos párrafos evocando las ardentísimas palabras de Mario Vargas Llosa: “Entonces entendí una de las expresiones más dramáticas del subdesarrollo. Prácticamente no había manera de que un intelectual de un país como el Perú pudiera trabajar, ganarse la vida, publicar, en cierta forma vivir como intelectual sin adoptar los gestos revolucionarios, rendir pleitesía a la ideología socialista y demostrar, en sus acciones públicas -sus escritos y su actuación cívica-, que formaba parte de la izquierda”. Siendo abogado honrado, político liberal y pensador existencialista, analizado desde una perspectiva económica, mi futuro no puede ser más aciago en este país donde la corruptela, el populismo y los indultos sociológicos parecen invencibles.
Por lo anterior, renuncio a seguir tolerando la rapacidad y estulticia del universo curialesco. Dejo la abogacía porque mi salud mental así lo recomienda. Si mi destino es escribir, filosofar y censurar idioteces, lo aceptaré con serenidad nietzscheana; de presentarse otro escenario, habré confirmado que “la vida… es la vida, ¿no?” (Cé Mendizábal, El examen).
Nota pictórica. – La imagen que ornamenta el escrito –En la Dogger Bank- fue creada por William Clarkson Stanfield en 1846.
Comentarios
se los extrañará mucho...
el mundo los necesita.
Un dyary, te faltamos los contadores, pero igualque Enrique prefiero el oficio de escribir aunque lo recienta mi billetera, que el de ser un misero despiadado.
Buen post.
Un maravilloso placer fue volverte a ver allá en mi hora mas oscura, ojala pronto repitamos esa experiencia.
Tambien me parece que estas muy impaciente, leé esta frase que dice que para conseguir lo que quieres debes: "trabajar como buey, para vivir como rey"
ahora estas en la época de buey querido.....así que a trabajar!
abrazos
Saludos.