He fracasado en escuchar plenamente las alocuciones del señor Hugo Rafael Chávez Frías, candidato a presidente vitalicio de Venezuela. Aun cuando ingerí diferentes sedativos y cerré los ojos para no distraerme por su estremecedora efigie, la faena fue imposible: ningún sujeto racional podría quedar sereno tras haberle prestado atención. Icono del izquierdismo totalitarista, el comandante caribeño expele rapapolvos, amenaza con mezquinar su hontanal petrolífero, demanda saciar todos sus estrambóticos deseos.
Él está convencido de que nadie lo puede reemplazar. Es un caudillo único, viripotente, populachero e intrépido. Desde su perspectiva, Simón Bolívar se amistó con Karl Marx y decidieron volver a la vida terrenal en un solo cuerpo, uno vanílocuo con delirio de grandeza. Merced al engendro, las miserables naciones latinoamericanas zanjarían sus dificultades para obtener mayor bienestar. Mas, debido a que la reencarnación se da en una misma persona, sólo él podrá concretizar dicho anhelo; descuente los méritos, pues su existir tiene tantos blasones como sus discursos, frases del Libertador. Su pretensión imperial justifica la mención de un proverbio inglés que aprovecho con precisión robótica: “A los políticos y a los pañales que usan los niños hay que cambiarlos a menudo y por las mismas razones”. La reelección indefinida debe objetarse a fin de que los planes ideológicos prevalezcan sobre las codicias personales.
Visitador asiduo del país con playas inexistentes, Hugo Rafael debate los problemas internos como si se tratara de un asunto venezolano. Desairando las reglas preceptuadas por la diplomacia, ofrece cosacos a los aprendices que así lo requieran. Cualquier cumbre internacional es una oportunidad maravillosa para verter acusaciones contra el principal adquiridor de su petróleo. Según el gobernante bolivariano, George W. Bush es Mefistófeles; no obstante, siendo ejemplar pagador, merece recibir todavía indulgencias petroleras.
El pauperismo ha sido derrotado siguiendo una ruta distinta de la vociferada por él. Bisojos, Chávez Frías y sus apóstoles no reparan en las experiencias de los Estados más opulentos del planeta. Estas actitudes vuelven pertinente citar a Carlos Alberto Montaner: “Nuestra miseria no era la consecuencia del saqueo ajeno, sino el resultado de nuestro imperfecto modo de relacionarnos, del desencuentro entre la sociedad y el Estado, de la indigencia de nuestras ideas en materia económica”. Mientras Asia descuella por su crecimiento, nosotros resucitamos modelos fracasados gracias a estos revolucionarios de bagatela.
Él está convencido de que nadie lo puede reemplazar. Es un caudillo único, viripotente, populachero e intrépido. Desde su perspectiva, Simón Bolívar se amistó con Karl Marx y decidieron volver a la vida terrenal en un solo cuerpo, uno vanílocuo con delirio de grandeza. Merced al engendro, las miserables naciones latinoamericanas zanjarían sus dificultades para obtener mayor bienestar. Mas, debido a que la reencarnación se da en una misma persona, sólo él podrá concretizar dicho anhelo; descuente los méritos, pues su existir tiene tantos blasones como sus discursos, frases del Libertador. Su pretensión imperial justifica la mención de un proverbio inglés que aprovecho con precisión robótica: “A los políticos y a los pañales que usan los niños hay que cambiarlos a menudo y por las mismas razones”. La reelección indefinida debe objetarse a fin de que los planes ideológicos prevalezcan sobre las codicias personales.
Visitador asiduo del país con playas inexistentes, Hugo Rafael debate los problemas internos como si se tratara de un asunto venezolano. Desairando las reglas preceptuadas por la diplomacia, ofrece cosacos a los aprendices que así lo requieran. Cualquier cumbre internacional es una oportunidad maravillosa para verter acusaciones contra el principal adquiridor de su petróleo. Según el gobernante bolivariano, George W. Bush es Mefistófeles; no obstante, siendo ejemplar pagador, merece recibir todavía indulgencias petroleras.
El pauperismo ha sido derrotado siguiendo una ruta distinta de la vociferada por él. Bisojos, Chávez Frías y sus apóstoles no reparan en las experiencias de los Estados más opulentos del planeta. Estas actitudes vuelven pertinente citar a Carlos Alberto Montaner: “Nuestra miseria no era la consecuencia del saqueo ajeno, sino el resultado de nuestro imperfecto modo de relacionarnos, del desencuentro entre la sociedad y el Estado, de la indigencia de nuestras ideas en materia económica”. Mientras Asia descuella por su crecimiento, nosotros resucitamos modelos fracasados gracias a estos revolucionarios de bagatela.
Las políticas excluyentes llevadas a cabo por los neopopulistas hacen dable rememorar aquella máxima que adoptaron los cerdos totalitarios del escritor George Orwell: “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”. Ellos excítanse hablando sobre libertad e igualdad; prometen mejorar el sistema democrático, abatir la mendicidad, vencer al inmortal capitalismo, etcétera. Sin embargo, vale aclarar que los resultados alcanzados beneficiarán únicamente a su caterva. Sus sociedades no amparan la igualdad de las personas individuales, sino el automatismo comunitario. Realizada esta utopía, formular una crítica conlleva aceptar un fusilamiento inevitable o, si existe aún conmiseración, pasar unos cuantos lustros en la penitenciaría. Josif Stalin y Fidel Castro demuestran que no estoy desvariando.
Comentarios
Chavés es una nueva reproducción de el modelo este de el gran líder de izquierda que el socialismo necesitaba, se pinta traje de caudillo, ideales de pensador, pero es oscuro y tranposo, populista e interezado, encuentras coalicion en nefastos aliados, predica un modelo que ha fracasado en el pasado, pero la gente sigue creyendo a falta de resultados de el sistema capitalista... y los sectores estudiosos y que debierán ser críticos, parecen estar secuestrados por una mentira ideológica. El modelo debería ser modernizarse, liberarse, avanzar, emprender... olvidar el totalitarismo y el lider universal, omnipresente y omnipotente de por vida, no son líderes sino actitud y trabajo lo que sacará a latinoamérica de el resago, una sociedad solidarista, y el bien general vuelto bien individual.
Saludos.
Tengo un nuevo post en el blog, abierta la invitación para que dejes tu amorexia.
Curiosamente, hace unos días me referí a ciertos aspectos de nuestro gobierno actual citando el último de los siete mandamientos de la Granja de Animales de Orwell, es una delicia reencontrármelo en tus líneas.
Un abrazo
saludos
uan pintura propia!!!
Tu blog muy bueno, muy interezante...
seguiré viniendo...