El cinismo político asume las más variadas formas, desde la más repugnante impudencia hasta las pérfidas astucias diplomáticas. Guillermo Francovich La política puede relacionarse con diferentes conceptos. Hannah Arendt se decantaba por asociarla con la libertad y Schmitt, a su vez, pensaba en el conflicto. Hay otros enfoques, desde luego; sin embargo, existe uno que me parece hoy más provechoso. Aludo a su lazo con las coaliciones. Porque, conforme a Torcuato di Tella, tendríamos aquí algo que le resulta fundamental. Sin esas alianzas, acuerdos, pactos o frentes, los procesos políticos, peor todavía en democracia, serían esencialmente afectados. Pero no basta con describir este fenómeno. Cabe asimismo la reflexión sobre los motivos que llevan a conformar un grupo con miras al ejercicio del poder. Subrayo que no me refiero a los discursos engañosos, la lírica del amor al pueblo, entre otras tonterías. No, por ética ciudadana, lo que se debe hacer es aventura...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.