Ir al contenido principal

Civilización contra barbarie, la guerra infinita




Nada asegura que la obra que justificará nuestra existencia concluirá un día, pero sí interesa el ladrillo que aportamos en cada momento cotidiano.
Víctor Massuh

Salvo para quien haya perdido el juicio, es indiscutible que nos encontramos en mejores condiciones de aquéllas vigentes cuando los hombres comenzaron su aventura. Rousseau puede agotar la tinta mientras, impulsado por el romanticismo, imagina una convivencia entre sujetos primitivos que no duda en presentar como sublime. No descarto que, en una comunidad prehistórica, donde lo instintivo y la ignorancia reinan, algo tan necesario como el placer hubiese alegrado a cuantiosas personas. Habría, pues, motivos para no considerar totalmente inaceptable esa vida. Sin embargo, dado que sus dichas eran anuladas por la violencia, cuya regulación resultaba incómoda, esos mortales no podrían convencerme hoy de alabarlos. Tanto las experiencias como los conocimientos que pudimos acumular, desde la época más cavernaria, me hacen rechazar el deleite por lo arcaico. Yo resalto que, gracias a la razón y los sentimientos elevados, hayamos avanzado hacia un orden civilizado. El trayecto que se ha recorrido vuelve posible la reprobación de prácticas nocivas, retrógradas, bárbaras.
El peor bárbaro será siempre aquél que se crea enemigo de una cultura favorable a la libertad. Esta especie de seres nunca pierde presencia. Aclaro que la falta de conocimientos no es aborrecible, excepto cuando se ocasiona voluntariamente. Hay incontables hombres que, a pesar de sus escasos saberes, no desprecian ni, menos aún, detestan las conquistas del ingenio. El problema surge por la conducta de quienes niegan todo valor a esa obra. Existe gente que, en resumen, propone un retorno al tiempo en el cual la civilización occidental, junto con sus ciencias y artes, no tendría cabida. Según observan, su predominio sobre el resto de las concepciones políticas, económicas, etcétera, ha sido pernicioso. Asimismo, en lo referente a los sistemas sociales, ellos afirman que nada puede juzgarse superior. Este tipo de relativismo es el que posibilita, en diferentes partes del planeta, los ataques a la razón.
Las reencarnaciones de Atila no conceden ninguna pausa. Toda generación cuenta con alguien que, por mera inclinación a la brutalidad, asume como deber capital arruinar nuestro bienestar. En este sentido, lo común es menospreciar los logros que, con extraordinario esfuerzo, alcanzaron estas sociedades. No tendrían trascendencia las instituciones que, para evitar los abusos del gobernante, fueron concebidas merced a criterios racionales. Nada de esto sería útil; lo imperativo pasaría por expandir los señoríos del salvajismo. Recordemos que la evolución de las asociaciones humanas está motivada por el repudio a cualesquier opresiones. El sometimiento por la fuerza es contrario a uno de los mandatos que nos rige: respetar al individuo y su autodeterminación. Conforme a esta disposición, los que creen en el constreñimiento para satisfacer las necesidades, elementales o secundarias, merecen una desaprobación cívica. El apoyo al carácter agresivo, autoritario e incivil no dejará de ser indeseable.
El aprecio a las tareas artísticas y los ejercicios del intelecto denotan civilidad. Ningún espíritu es superior sin tener esa predilección por actividades que, aunque sean impopulares, permiten constatar el progreso del hombre. Lo bestial es limitarnos a saciar las ansias más prosaicas, los apetitos que cualquier otro animal puede abrigar. Durante los diferentes siglos, nos acompañó la inquietud de comprender nuestra realidad, así como crear lo que facilite el arribo de mayores satisfacciones, adecentando las relaciones entre individuos. Abandonar la ordinariez inicial, por lo tanto, se ha convertido en una cruzada que puede todavía servirnos. Porque apostar por permanecer en la brusquedad, sin importar su género, es elegir una vía que nos perjudica. Verbigracia, los partidarios de la grosería que se resisten a las convenciones del buen gusto no provocan sólo un daño individual, sino también colectivo, pues oscurecen nuestro ambiente. La gloria estará con el que jamás consienta su victoria.

Nota pictórica. El cuadro Carretera con piedras es una obra de Russell Drysdale (1912-1981).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vida y obra de Manfredo Kempff Mercado

      Fue un caso extraordinario de entusiasmo y amor hacia la filosofía. Augusto Pescador   1. Aspectos biográficos   Manfredo Kempff Mercado nació el 8 de enero del año 1922 en Santa Cruz de la Sierra. Fue hijo de un médico alemán, Francisco Kempff, y una dama cruceña, Luisa Mercado, quienes tuvieron cinco hijos, los que realizaron aportes de importancia a la sociedad. A propósito, se destaca lo hecho por Enrique, hermano mayor de Manfredo, pues debe ser considerado como uno de los principales escritores del siglo XX en Bolivia. Asimismo, se resalta la figura de Noel, importante biólogo que, trágicamente, fue fatal víctima del narcotráfico, desencadenando una indignación ciudadana que sirvió para repudiar a los que incurrían en esos hechos ilícitos. Nuestro pensador obtuvo su bachillerato en el Colegio Nacional Florida. Luego, contando veintidós años, se tituló de abogado gracias a la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Su tesis, defendida ...

Manfredo Kempff Mercado, un héroe del pensamiento

- - Sencilla y deleitable tarea hablar de los triunfadores, porque exaltando sus proezas es como si buscáramos estímulo para el propio ascenso. Fernando Diez de Medina - La vida, pensamiento y obra de algunos individuos sirven para confirmar vocaciones que, por distintas razones, pueden permanecer oprimidas hasta el último estertor. Es una interpelación que se nos hace, un llamamiento del cual la menor evasiva resulta incalificable. No se trata de copiar al que haya logrado concentrar nuestras atenciones, pues, con escasas salvedades, las reproducciones en este ámbito son defectuosas. Los siglos están colmados de mortales que han pretendido emular, sin éxito, a quienes alcanzaron la cima. Son incontables las caricaturas, esos bufones que, privados de originalidad, estudian gestos, poses e ideas del prójimo para simular excepcionalidad. Ellos no contribuyen al homenaje que debe rendirse a los grandes individuos, menos todavía si descollaron por sus reflexiones. Porque éstos me...

Noche de plumas*

“Cuando le dije que sí, se puso muy contenta porque, me aseguró, desvirgar a un muchacho traía suerte”. Mario Vargas Llosa, El pez en el agua . - Aunque nadie lo admitía por temor a las bromas, en el curso había varios que permanecían castos. Era difícil identificarlos porque, gracias a los filmes pornográficos que arrendaban del mercado central, describían las experiencias peliculeras como si fuesen propias. Y es que, trabajando el hermano de Matías en un videoclub, los productos escabrosos eran ilimitados. Sin duda, el televisor fue un auténtico maestro de sexología, insuperable para teorizar al respecto. Fue precisamente en la casa de Matías donde se dio el primer concurso masturbatorio. Conscientes de sus necesidades fisiológicas, los organizadores del certamen explicaron brevemente que lo ganaría quien lograra terminar primero. Estando en plena adolescencia, la única dificultad era levantar el falo; acabar, una vez conseguido esto, no costaba nada. Las miradas y los comentarios bu...