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El anticomunismo no alcanza

        El comunismo es el entrenador de la muerte, de la muerte del pueblo, de la ruina. Adolf Hitler     Hay razones éticas, políticas y económicas, entre otros criterios, para rechazar los planteamientos de quienes defienden el comunismo. Por cierto, incluyo a lo que, según Marx, sería su estadio anterior, vale decir, el socialismo. Porque, más allá de lo teórico, su puesta en práctica ha resultado siempre un desastre. No me refiero sólo al milagro de multiplicar pobres, sin panes ni pescados, sino también a las cárceles y fosas que fueron engendradas por sus regímenes. Bajo sus banderas del ataque a la propiedad privada, este planeta se llenó de muertos. Los pregoneros del igualitarismo, tales como Lenin, Mao, Pol Pot, Castro y Abimael Guzmán, sobresalieron a la hora de perpetrar abusos. Acoto que, invariablemente, los acompaña el fraude ciudadano. Mucho discurso contra la explotación del capitalismo; no obstante, cuando ellos conquistan el poder, concentran privilegios,
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Savater y el periodismo antifilosófico

    Fueron necesarios siglos enteros para persuadir a los pueblos más esclarecidos de que la libertad para publicar las opiniones de uno y para discutir todas las cuestiones es benéfica. John Bagnell   Comenzando este año, me comprometí a consumar una labor que se hallaba pendiente: leer las Obras completas de José Ortega y Gasset. Si bien ya había devorado varios de sus libros, quería conocer todo lo escrito por él. Esta revisión de los textos suyos ha permitido que confirme sus vitales lazos con la prensa. Pasa que, desde 1902, cuando empieza su oficio literario, muchas de sus reflexiones fueron publicadas en el periódico. Naturalmente, no se trata de artículos sin peso intelectual; por lo contrario, desarrollan ideas, ilustran al prójimo e invitan a lanzar miradas críticas sobre distintos problemas que afectan la sociedad. No es el único pensador que se ha valido del diario con ese propósito. De hecho, en España, su país, varios filósofos, desde Unamuno hasta Ferrater Mora, por ej

Una pluma centenaria contra la mentira

      A Revel los hechos le interesaban más que las teorías y nunca tuvo el menor empacho en refutarlas si encontraba que no eran confirmadas por los hechos. Mario Vargas Llosa   Si estudiáramos la historia intelectual del siglo XX de Francia, notaríamos cómo cuantiosos pensadores asumieron posturas socialistas. Sartre, sin duda, es el caso más conocido; empero, dista mucho de ser único en ese despropósito. Tenemos a Louis Althusser, comunista y asesino de su mujer, al igual que Régis Debray, cuyo romanticismo aventurero mostró flaquezas cuando estuvo preso en Bolivia. Lo bueno es que un linaje tan nocivo como ése, responsable del engaño de innumerables personas, no ha contaminado a todos sus conciudadanos. Efectivamente, así como encontramos a esa gente, nos topamos con filósofos que se inclinaron por reivindicar la libertad. Para este fin, se valieron de la razón, procurando aproximarse siempre a lo que podríamos considerar verdadero. Una de estas esclarecidas mentes nació h

No hay autocracias liberales

    Todos los liberales son demócratas, aunque no todos los demócratas son liberales. Leslie Lipson   Cabe comenzar sin vueltas: la superioridad del liberalismo tiene que ver con su rechazo a las dictaduras, entre otros aspectos por demás de relevantes. No interesa que tales regímenes anuncien un futuro favorable, vale decir, una sociedad en donde, más adelante, supuestamente, según ellos, se consiga un mayor margen para la libertad. No sin muertes y sufrimiento, hemos aprendido que la desconfianza frente al poder es el camino a seguir si pretendemos una convivencia civilizada. Esta experiencia se ha traducido en una serie de mecanismos institucionales que procuran evitar la extralimitación del gobernante, quien, aun cuando nos caiga muy simpático, puede colocarse por encima de las leyes y dejarnos sin opciones para reclamar por cualquier arbitrariedad. Porque nadie nos garantiza que un individuo, incluso uno de buena fe, desestime la tentación de volverse abusivo. Los libe

La moda liberal

    Ha pasado la época de los héroes; entramos hoy en la edad del buen sentido. Juan Bautista Alberdi   En 2005, junto con algunos amigos, fundamos el Movimiento Político Liberal. Teníamos la convicción de que, si se procuraba resolver la problemática social, el liberalismo era lo único razonable a considerar. Sus postulados éticos, políticos, económicos, al igual que culturales, habían contribuido al efectivo avance de la humanidad; en consecuencia, nada tan sensato como intentar aquí su plena realización. Subrayo esto último debido a que, siendo rigurosos, la historia boliviana cuenta con muy pocos regímenes genuinamente liberales. La regla es toparse con gobernantes que adoptaron posturas contrarias, desde nacionalista-revolucionarias hasta indigenistas. Sin duda, cuando se ha tenido apego por los principios de la libertad, las mejoras resultaron evidentes. La desgracia es que nunca se perseveró, como correspondía, para lograr avances mucho más significativos y estables.

El mito de la superioridad campesina

    La cultura campesina, si es que alguna vez existió, ha sido muy idealizada. Juan José Sebreli   Un insigne pensador del siglo XX fue Ludwig Wittgenstein, hombre que tuvo una vida tan curiosa cuanto variada. En 1921, publicó su Tractatus lógico-philosophicus , libro gracias al cual, según él, se podían resolver problemas fundamentales de la filosofía. Aunque con dificultades iniciales, la obra fue valorada por académicos y grupos selectos. Su autor podía, por tanto, encaminarse a ser un ilustre catedrático de Cambridge, universidad en donde había estudiado. Eligió un escenario muy diferente. Se graduó como maestro, abandonó la ciudad y fue a enseñar al campo. Creía que los campesinos le mostrarían la verdadera bondad, una pureza mayor, un espíritu imposible de hallar en las urbes. Por supuesto, no fue así. Había también falencias, vicios, taras. Desencantado, volvió a filosofar lejos del ámbito rural. La idealización del campesino es un error en que otras personas han incu

Tres lecciones de Montaner

      En fin de cuentas, la misión del intelectual es manejar esas realidades delicadas y frágiles, que es fácil aplastar entre los dedos o que pueden provocar una explosión. Julián Marías   Hace algunos días, quienes aman la libertad perdieron a un enorme intelectual que, durante varias décadas, con sus libros y conferencias, facilitó una mejor comprensión de nuestra realidad. Escribió mucho, desde columnas de opinión, pasando por espléndidos ensayos, hasta narraciones de valía. Fue igualmente un hombre público, alguien que, ante requerimientos de la prensa, se brindó para esclarecer asuntos diversos, explotando su dimensión docente, ayudando a entender los complejos problemas latinoamericanos. No es para nada casual que su palabra haya sido apreciada en distintos círculos. Más aún, cualquiera que lo hubiera escuchado, con buena fe, habría reconocido su sensatez. Así, al ya no contar con Carlos Alberto Montaner, nacido en Cuba el año 1943, queda un penoso vacío; empero, tenemo