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El moderno endiosamiento de la economía es una imposición marxista que, por su necedad, debe rechazarse sin titubeos. Nadie objeta la validez otorgada a esta disciplina en el mundo entero; no obstante, limitarse al examen de las cuestiones públicas o privadas en términos crematísticos me parece incorrecto. Como liberal que arribó a esta doctrina por la vía filosófico-política, censuro una visión empalagosamente dineraria porque, además de falaz, se usa para desacreditar explicaciones integrales del problema estatal, resistiendo la participación en polémicas y cualquier espacio donde sus fragilidades sean evidentes. De acuerdo con Mariano Grondona, el liberalismo admite una triple contemplación. Sucede que, tal como lo enseña este razonador, nuestra doctrina tiene un origen ético: surge para exigir que cada persona piense por sí misma, viva conforme a su dignidad y decida según sus convicciones, asumiendo posteriormente las consecuencias, pues la responsabilidad individual...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.