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Durante los últimos meses, el desánimo prosperó entre quienes extenuaron sus gargantas con el objetivo de agraviar, siquiera verbalmente, al régimen que dirige Juan Evo Morales Ayma. El fervor que singularizó las movilizaciones cívicas, los heroísmos parlamentarios y la resistencia de autoridades republicanas fue disminuyendo hasta volverse imperceptible. Antes que algunos opositores facilitaran el arribo del ocaso, ninguna proeza parecía irrealizable; la confianza en nuestras ideas, siempre superiores, cimentaba los mayores planes, aun las ensoñaciones más utópicas. Se llegó al fascinador extremo de relegar la legalidad porque las innovaciones del oficialismo contrariaban un código ético que, desde hace mucho tiempo, se respeta en Occidente. En ese lapso, al igual que Thoreau cuando cuestionó la esclavitud, hubo personas dispuestas a obedecer lo prescrito por su conciencia, siguiéndola sin vacilaciones, aunque ello supusiera violar las leyes. Para no avivar la nostalgia, tal ...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.