Desde hace muchos años, Bolivia padece de una ingobernabilidad contumaz que no permite soñar con su desarrollo. Esta falta de autoridad para orientar la gestión pública, tomando determinaciones concretas que puedan ser observadas seriamente, no agravia sólo la estabilidad de los gobernantes, sino también perturba el funcionamiento del país entero. Paradójicamente, numerosos comicios demuestran la vulnerabilidad del sistema democrático boliviano; asimismo, un crecimiento histórico de las exportaciones sirve para probar cuán insignificantes somos a nivel planetario. Hoy, la situación se ha tornado más complicada porque dos proyectos estatales, esencialmente antagónicos, resurgieron en el debate constituyente. Conforme a lo manifestado por el pensador H.C.F. Mansilla, en esta república se pueden identificar dos tendencias contrapuestas que reflejan sendas tradiciones socio-políticas: colectivismo occidental e individualismo oriental [1] . Por supuesto, cada uno de estos escenarios posibi...
Olviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.