tag:blogger.com,1999:blog-249085542024-03-23T14:10:27.792-04:00Caído del tiempoOlviden la ordinariez que infesta nuestra sociedad, los deberes preceptuados por las agendas laborales y el diplomático recurso de no insultar al prójimo... Caerse del tiempo demanda una extravagancia posmoderna: vivir, aunque sea un instante, con total libertad.Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.comBlogger419125tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-65098604638068807822024-02-25T16:46:00.001-04:002024-02-26T00:23:49.802-04:00El anticomunismo no alcanza<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVl3izozM8HFY2uXKzubOpMEPrjcjuCldMTZgug5_fkQffEnM1pz8sIbfZ4viQpd89aDH3LxtmT7pK_9W7AM33k_QAelarFtQQlk6mom-4u9AnpxCfgmNGLaRTVjdDrBbwm-nOFkIBtMqA28f404ULaKxou7wYEABZwWJO9ctd_1GwdFN-sTCZUA/s536/El%20pacto%20(pintura).jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="536" data-original-width="332" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVl3izozM8HFY2uXKzubOpMEPrjcjuCldMTZgug5_fkQffEnM1pz8sIbfZ4viQpd89aDH3LxtmT7pK_9W7AM33k_QAelarFtQQlk6mom-4u9AnpxCfgmNGLaRTVjdDrBbwm-nOFkIBtMqA28f404ULaKxou7wYEABZwWJO9ctd_1GwdFN-sTCZUA/w248-h400/El%20pacto%20(pintura).jpg" width="248" /></a></div><div><br /></div><p class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.5pt;"> </span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11.5pt;"> </span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11.5pt;"> </span></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-left: 49.65pt; mso-add-space: auto; text-align: right;"><i><span style="font-family: arial;">El comunismo es el
entrenador de la muerte, <o:p></o:p></span></i></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-left: 49.65pt; mso-add-space: auto; text-align: right;"><i><span style="font-family: arial;">de la muerte del
pueblo, de la ruina.<o:p></o:p></span></i></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Adolf
Hitler<o:p></o:p></span></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-left: 49.65pt; mso-add-space: auto; text-align: right;">
</p><p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-left: 241pt; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11.5pt; text-align: justify;"> </span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11.5pt; text-align: justify;"> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hay razones éticas,
políticas y económicas, entre otros criterios, para rechazar los planteamientos
de quienes defienden el comunismo. Por cierto, incluyo a lo que, según Marx,
sería su estadio anterior, vale decir, el socialismo. Porque, más allá de lo teórico,
su puesta en práctica ha resultado siempre un desastre. No me refiero sólo al
milagro de multiplicar pobres, sin panes ni pescados, sino también a las
cárceles y fosas que fueron engendradas por sus regímenes. Bajo sus banderas
del ataque a la propiedad privada, este planeta se llenó de muertos. Los
pregoneros del igualitarismo, tales como Lenin, Mao, Pol Pot, Castro y Abimael
Guzmán, sobresalieron a la hora de perpetrar abusos. Acoto que,
invariablemente, los acompaña el fraude ciudadano. Mucho discurso contra la
explotación del capitalismo; no obstante, cuando ellos conquistan el poder,
concentran privilegios, sin importarles la suerte del que, con candidez, creyó
en sus patrañas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial;">Pero
los cuestionamientos a esos desvaríos de tono izquierdista, en resumen, no son
suficientes para celebrar alianzas ni, menos aún, hermanarnos entre sus
detractores. Recordemos que, antes del ascenso de Hitler, nazis y comunistas se
peleaban con intensidad. Claro, hubo el célebre pacto germano-soviético,
gracias al cual no se agredieron por un tiempo; no obstante, volvieron
posteriormente las disputas. Lo mismo podría decirse de los fascistas, ya que,
si bien Mussolini fue miembro del Partido Socialista Italiano, abandonó esta
tienda política, promoviendo después ataques contra quienes reivindicaban esa
doctrina. Destaco que uno de los grandes autores socialistas del siglo XX,
Antonio Gramsci, fue encarcelado durante los años del <i>Duce</i> en el poder. De manera que, si lo único necesario fuese embestir
contra marxistas, uno debería sentirse complacido por relacionarse con aquellas
facciones antidemocráticas. No pasa esto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial;">Del
mismo modo que indignan las víctimas de dictaduras izquierdistas, como la
situación del abominable Nicolás Maduro, deberían afectarnos otros regímenes.
Que la libertad económica esté muy bien en Singapur, pongamos por caso, no
borra su condición de fenómeno autoritario. Sí, es verdad, no se desea allí la
dictadura del proletariado, pero tampoco preservar un orden en el cual la libertad
de prensa, por ejemplo, resulte garantizada. China es un enorme desafío para
quienes se esfuerzan en valorar positivamente a ese país. Es que, por muy
notable que haya sido su crecimiento, existe una asignatura en la cual continúa
reprobando: respeto a los derechos humanos. La dignidad del individuo tiene que
ser objeto de salvaguarda en sus distintas dimensiones. Nunca deberíamos quedar
satisfechos por una circunstancial protección de la propiedad. Es asimismo
necesario que se ampare la libertad de pensamiento, entre cuyos beneficiarios
están los partidarios del socialismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial;">Tampoco
es que el anticomunismo de los conservadores me fascine. No venero la historia,
rechazando convertirme en tributario de tradiciones que pueden llevar la
peligrosa marca del nacionalismo. A propósito, el cosmopolitismo de algunos pensadores
izquierdistas, como Trotski, me resulta grato: no tengo ningún interés en la
exaltación de lo propio, del pequeño grupo al cual, por azar, uno pertenece ya
desde su llegada al mundo. Por consiguiente, aunque me jurasen que jamás se
unirán a la izquierda, yo no podría sumarme a su bando. Porque un liberal es
más que anticomunista: los enemigos de la libertad son varios; no se agotan en
esa comunidad o, si ustedes prefieren, iglesia. Interesa igualmente defendernos,
verbigracia, de autócratas que alaban la empresa privada, mas sólo para
favorecer a sus amigos. No olvidemos a los que anuncian pelear contra la
izquierda sin clemencia; empero, una vez con todo el poder imaginable, penalizan
a cualquiera de sus disidentes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Nota pictórica. <i>El pacto</i> es una obra que pertenece a Demetrio
Urruchúa (1902-1978).</span></p><p style="text-align: center;"><br /></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-43306113555412966602024-01-26T15:49:00.000-04:002024-01-26T15:49:54.412-04:00Savater y el periodismo antifilosófico<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh9LiYksno-LSl5ax49c_VYv68uGm7EhPRA2Yp-BF_UAjr-TnMSwaeUz6kDmzx_QNktk1YHPe29FhD0_tmpJFx10GEFMCcFDCgkSabqNEnkOKzvGnab-wp3HzPDElSPBp0L0meM_D4ytmql_sQO_nwzDOn_foxAV3jAhw47nS_csew6PsHM6hb4w/s1200/F%20Savater.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh9LiYksno-LSl5ax49c_VYv68uGm7EhPRA2Yp-BF_UAjr-TnMSwaeUz6kDmzx_QNktk1YHPe29FhD0_tmpJFx10GEFMCcFDCgkSabqNEnkOKzvGnab-wp3HzPDElSPBp0L0meM_D4ytmql_sQO_nwzDOn_foxAV3jAhw47nS_csew6PsHM6hb4w/w640-h360/F%20Savater.jpg" width="640" /></a></div><br /><p class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: justify;"><i><span lang="ES"><span style="font-family: arial;"> </span></span></i></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 7.1pt; margin-right: 7.0pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Fueron necesarios siglos enteros para persuadir a los pueblos más
esclarecidos de que la libertad para publicar las opiniones de uno y para
discutir todas las cuestiones es benéfica.<o:p></o:p></span></span></i></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 7.1pt; margin-right: 7.0pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">John Bagnell<i> <o:p></o:p></i></span></span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;"> </span></span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Comenzando este año, me comprometí a consumar una labor que se hallaba
pendiente: leer las <i>Obras completas</i>
de José Ortega y Gasset. Si bien ya había devorado varios de sus libros, quería
conocer todo lo escrito por él. Esta revisión de los textos suyos ha permitido
que confirme sus vitales lazos con la prensa. Pasa que, desde 1902, cuando empieza
su oficio literario, muchas de sus reflexiones fueron publicadas en el
periódico. Naturalmente, no se trata de artículos sin peso intelectual; por lo
contrario, desarrollan ideas, ilustran al prójimo e invitan a lanzar miradas
críticas sobre distintos problemas que afectan la sociedad. No es el único
pensador que se ha valido del diario con ese propósito. De hecho, en España, su
país, varios filósofos, desde Unamuno hasta Ferrater Mora, por ejemplo, se han
llevado bien con esos medios. Nada garantiza, sin embargo, que una relación de
tal índole no se rompa.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Hace poco, Fernando Savater, reconocido escritor y
filósofo, ha sido despedido del periódico <i>El
País</i>, matutino español en el cual colaboraba desde hace décadas. Por ese
medio, incontables ciudadanos tuvieron la oportunidad de leer sus columnas,
mismas que servían para pensar en diversos temas. Así como hablaba de
literatura, pues es un enorme lector, podía provocarnos con breves lecciones
éticas, al igual que darnos a conocer sus insatisfacciones por las miserias del
ámbito político. Porque nuestro autor nunca se caracterizó por incurrir en
adulaciones o patética sumisión al gobernante. Si un funcionario de alto rango
lo justificaba, su pluma no dudaba en cuestionarlo con toda la claridad del
caso: siendo indecente, correspondía exponerlo; tratándose de un necio,
también. Ningún régimen de los que le ha tocado vivir se libró del
cuestionamiento suyo. Lo fundamental aquí es que el diario consentía sus
observaciones contestatarias. El problema fue que se deploró asimismo la dócil
línea editorial del rotativo en donde escribía. La osadía resultó inaceptable.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">El periódico no sólo se relaciona con la libertad de
información, sino también está profundamente ligado al pensamiento. Sus notas son
útiles para conocer lo que sucede a nivel local, nacional o mundial. No es un
provecho que pueda calificarse de menor. El punto es que, además de
compartirnos esas novedades, cuenta con otros presentes para sus lectores. Me
refiero a los artículos de opinión, pero no, como suele ocurrir, al texto
elaborado sin aprecio por la razón; aludo al género que cultiva Savater, como
pasó antes con Ortega. Gracias a sus párrafos, las páginas del diario resultan
enriquecidas por la filosofía, posibilitando que un hombre común, una persona
no especializada en estos menesteres, pueda experimentar cuán beneficioso es
examinar el presente con esa mirada. Sin exagerar, podría decirse que, merced a
esos folios, el periodismo cumple una noble tarea de pedagogía del ciudadano.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Despedir a un filósofo que, con sus críticas, contribuye
al establecimiento de una ciudadanía democrática, tolerante, mas no cándida ni
tampoco indiferente ante la corrupción, decadencia moral e insensateces del
Gobierno, jamás se considerará meritorio. El hecho de que lo realice una casa
periodística entre cuyos principios se haga mención al pluralismo, desde luego,
agrava la infamia. Su actuar es peor que el de la censura; ha sido cese del
vínculo, no simple advertencia: se castiga la falta de coincidencia con la
complaciente postura institucional en favor del presidente Sánchez. Es el
límite que no se debe pasar, vale decir, nuestro ensayista era libre de
razonar, incluso interpelar, siempre y cuando guardase silencio al respecto.
Son condiciones que, de ser cumplidas, conllevan el fin del verdadero
pensamiento filosófico. Por lo visto, entre preservar los vínculos con el poder
o reivindicar un espacio para reflexionar en libertad, se prefirió la primera
opción. Es el cómodo camino de las subordinaciones con fines de lucro.<o:p></o:p></span></span></p><p style="text-align: justify;">
</p><div style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.5pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p> <br /></o:p></span></i><br /></div>
<p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-45859857655592870292024-01-19T12:17:00.000-04:002024-01-19T12:17:08.565-04:00Una pluma centenaria contra la mentira<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEib6BDqAdpJ9saLGkZohIaoxq4r8fW0-nHbOvJulejA9Fis2nGyUomMK1r0ozZRjQXgr9blrRsTmPoWcJgbJLWWOc5icIBH8guvDutMx8EOFtVzpOz1FePKFhtfrePhcQ-uud4t6iu-ma3wz-otIHzA10FC1IZh6thEMAdFUUSbEAWBUWHl_mBv-A/s853/WhatsApp%20Image%202024-01-18%20at%203.42.11%20PM%20(1).jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="599" data-original-width="853" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEib6BDqAdpJ9saLGkZohIaoxq4r8fW0-nHbOvJulejA9Fis2nGyUomMK1r0ozZRjQXgr9blrRsTmPoWcJgbJLWWOc5icIBH8guvDutMx8EOFtVzpOz1FePKFhtfrePhcQ-uud4t6iu-ma3wz-otIHzA10FC1IZh6thEMAdFUUSbEAWBUWHl_mBv-A/w400-h281/WhatsApp%20Image%202024-01-18%20at%203.42.11%20PM%20(1).jpeg" width="400" /></a></div><div style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;"><br /></span><span style="font-size: 11.5pt;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11.5pt; text-align: right;"> </span></div>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 16.65pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">A Revel los hechos le
interesaban más que las teorías y nunca tuvo el menor empacho en refutarlas si
encontraba que no eran confirmadas por los hechos. <o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 16.65pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Mario
Vargas Llosa<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <o:p></o:p></i></span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Si estudiáramos la
historia intelectual del siglo XX de Francia, notaríamos cómo cuantiosos
pensadores asumieron posturas socialistas. Sartre, sin duda, es el caso más
conocido; empero, dista mucho de ser único en ese despropósito. Tenemos a Louis
Althusser, comunista y asesino de su mujer, al igual que Régis Debray, cuyo
romanticismo aventurero mostró flaquezas cuando estuvo preso en Bolivia. Lo
bueno es que un linaje tan nocivo como ése, responsable del engaño de
innumerables personas, no ha contaminado a todos sus conciudadanos.
Efectivamente, así como encontramos a esa gente, nos topamos con filósofos que
se inclinaron por reivindicar la libertad. Para este fin, se valieron de la
razón, procurando aproximarse siempre a lo que podríamos considerar verdadero. Una
de estas esclarecidas mentes nació hace ya 100 años, muriendo en 2006:
Jean-François Revel.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">En
1970, Revel publicó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ni Marx ni Jesús</i>.
Se ocupó entonces de un poderoso concepto: la revolución. Desde su perspectiva,
la única sociedad capaz de protagonizar un auténtico suceso revolucionario era
Estados Unidos. Sus particularidades, el hecho de haber sido forjado en favor
del individuo y la libertad, sustentaban esa tesis. Ningún otro país había
conseguido los cambios cualitativos que fueron alcanzados por allá. Sí, hubo
racismo consagrado por las leyes; sin embargo, la propia dinámica social hizo
factible su pérdida de vigencia. Asimismo, las rebeliones estudiantiles de
Alemania y Francia, por ejemplo, se originaron en esa nación del norte. Sea en economía,
política o cultura, el mundo debía reconocer ese motor de transformación. Lo
curioso es que sus detractores pretenden ser los verdaderos revolucionarios,
aunque, cuando llegan al poder, no modifican nada sustancial, salvo sus
privilegios. El antiyanquismo ha impedido admitir esta verdad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Lamentablemente,
así como hay sujetos que se hacen pasar por revolucionarios, existen otros
también criticables, diestros en embaucar al electorado, prometiendo fantasías
sin cesar. Lo peor es que, aun cuando la tecnología permita descubrir sus
falsedades, no todos logran hacerlo. Esta situación es expuesta por Revel en un
libro de 1988, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El conocimiento inútil</i>.
Subrayo que lo sostuvo antes de Internet: por más que tengamos formidables
facilidades de acceso a la información, incluyendo enormes bibliotecas
digitales, las supersticiones, patrañas y falacias se mantienen firmes. En
distintas partes de dicha obra, nuestro combativo autor demuestra cómo las
mentiras del socialismo continúan multiplicando sus creyentes. No importa que
sus fracasos estrepitosos y homicidas hayan sido explicados en incalculables
investigaciones; ese descomunal bagaje de datos resulta vencido por la
propaganda. Un mínimo de voluntad nos liberaría del artificio, la manipulación,
las trampas igualitarias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">A
diferencia de otros intelectuales que, sin ningún conocimiento, se decantan por
juzgar acontecimientos del planeta entero, don Jean-François indagaba y, sobre
tal base, recién opinaba. Lo hacía con una claridad del todo contundente. Si,
por ejemplo, se quiere saber qué pensaba acerca de América Latina, cabe leer el
gran prólogo escrito para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Del buen
salvaje al buen revolucionario </i>(1976), de Carlos Rangel. Allí, sin
vacilaciones, expresa su rechazo a mitos que, como pasa con el castrismo,
fascinaron a ciudadanos del Viejo Continente, pero amargaron a
latinoamericanos. Él mismo reconoce que los europeos han alimentado
concepciones imaginarias de esta región. Fueron igualmente ellos quienes, en su
momento, apoyaron guerrillas, celebraron golpes izquierdistas, defendieron
indígenas que desprecian la democracia. Con todo, la lección sirve para
cualquiera: no debemos resignarnos a que la mentira impere, afectando nuestra
libertad e impidiendo que estas sociedades se vuelvan prósperas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-71137989240735190432023-12-25T20:45:00.000-04:002023-12-25T20:45:20.672-04:00No hay autocracias liberales<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxJLqMKdNzGeZO8o5jDkkcIiV5wmDY5AK3am0hine41bI3RJthR5_akt-SLr5XpU99BaWUP6ObvmBs0tYEzBhyphenhyphenm8JNKwS0GjnxBb59xGNYQdS_8TXZGStqBSUmBumtY6ojCDpU04MZx_2-AIK2-nU_y6hmPLmoPAWqwuE19GYAuQPD-H8j1sdNLA/s577/Un%20jefe%20(Filonov).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="577" data-original-width="461" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxJLqMKdNzGeZO8o5jDkkcIiV5wmDY5AK3am0hine41bI3RJthR5_akt-SLr5XpU99BaWUP6ObvmBs0tYEzBhyphenhyphenm8JNKwS0GjnxBb59xGNYQdS_8TXZGStqBSUmBumtY6ojCDpU04MZx_2-AIK2-nU_y6hmPLmoPAWqwuE19GYAuQPD-H8j1sdNLA/s320/Un%20jefe%20(Filonov).jpg" width="256" /></a></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> </span></div><p style="text-align: justify;">
</p><p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Todos los
liberales son demócratas, <o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">aunque no todos
los demócratas son liberales.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Leslie Lipson<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Cabe comenzar sin vueltas: la superioridad del liberalismo tiene que ver con
su rechazo a las dictaduras, entre otros aspectos por demás de relevantes. No interesa
que tales regímenes anuncien un futuro favorable, vale decir, una sociedad en
donde, más adelante, supuestamente, según ellos, se consiga un mayor margen
para la libertad. No sin muertes y sufrimiento, hemos aprendido que la desconfianza
frente al poder es el camino a seguir si pretendemos una convivencia civilizada.
Esta experiencia se ha traducido en una serie de mecanismos institucionales que
procuran evitar la extralimitación del gobernante, quien, aun cuando nos caiga
muy simpático, puede colocarse por encima de las leyes y dejarnos sin opciones
para reclamar por cualquier arbitrariedad. Porque nadie nos garantiza que un individuo,
incluso uno de buena fe, desestime la tentación de volverse abusivo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Los liberales se levantan contra el poder ilimitado. Su
concentración en un grupo reducido o una persona es una fuente de peligro. Que uno
solo mande, por tanto, es un hecho claramente incompatible con esta doctrina. No
importan las circunstancias: un gobernante sin restricciones debe movernos al
recelo. Ya sabemos qué pasó con los experimentos del despotismo ilustrado. Por
mucho que haya deseado el bienestar del prójimo, los avances llegaban merced a las
concesiones de un monarca, pero también había retrocesos cuando su ánimo
cambiaba. Depender siempre del favor de las autoridades no resulta útil para imaginar
la mejor realidad posible. Por otro lado, queda la tarea de justificar su llegada
al poder. Hasta ahora, aunque se hayan dado grandes equivocaciones históricas, ser
consagrado por las urnas sigue siendo lo menos perjudicial para la sucesión pacífica
de un presidente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Es innegable que la democracia puede ser objeto de crítica.
De hecho, en las distintas épocas, encontramos liberales que se decantaron por
cuestionarla. Tocqueville expresó sus temores en torno al riesgo de una tiranía
mayoritaria. Hayek, por su parte, fue claro en el rechazo a una forma
ilimitada. Con todo, ha sido el mejor modo político de liquidar un orden basado
en privilegios. No se debe olvidar que la lucha por tener igualdad jurídica es esencialmente
liberal. No es casual que Mises, Popper, Aron, Revel, así como, entre los
hispanohablantes, Rangel, Montaner y Vargas Llosa, por citar algunos considerables
nombres, se hayan pronunciado en favor del sistema democrático. No ignoro, por
cierto, que determinados intelectuales han incurrido en despropósitos; sin
embargo, éste es un asunto de naturaleza personal. El hecho de que un liberal apoye
a Putin o Bukele, por ejemplo, no sirve para condenar al resto.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">En el fondo, quienes se inclinan por prácticas
autoritarias evidencian su predilección por una concepción reduccionista del
liberalismo. Sí, defienden la propiedad privada, el libre comercio, etc.; no obstante,
cuando se habla de su dimensión política, pueden colocar reparos. Desde su
perspectiva, Singapur, China y, en otros tiempos, el Chile de Pinochet no
justifican reproches. Prácticamente, deberíamos celebrar que haya gobernantes
sin aprecio por la democracia, mas dispuestos a proteger sólo derechos
patrimoniales. El problema es que, en cualquier momento, ese autócrata cambia
de postura y hasta sus propios veneradores se vuelven víctimas del abuso de
poder. El respeto al Estado de Derecho, a las reglas constitucionales y, por
supuesto, al orden democrático-liberal, donde toda minoría sea salvaguardada en
relación con sus derechos fundamentales, debe ser nuestro marco a reivindicar.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Nota pictórica. <i>Un jefe</i> es una
obra que pertenece a Pável Nikoláyevich Filónov (1883-1941).</span></span></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-17717424888715016832023-10-21T11:42:00.002-04:002023-10-21T11:42:45.894-04:00La moda liberal<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj96DXPplNlmR3XOSK7XXc0aF33fUp6XzZbr6MxZq9j27_aPBBmnRW1JgIOImVU3OD9yy7yWNdQ8UspqXAONDiiVdIngL2qXH5i9CBXl1U3Jz6FzVJNdTj4egdC9F_Lf1F_kg6xZBQhCoqTkXVtie-E_SMOYbcnYzk8DsWL9e1dKNVPw-i4CKspsQ/s960/No%20me%20pis%C3%A9s.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="618" data-original-width="960" height="206" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj96DXPplNlmR3XOSK7XXc0aF33fUp6XzZbr6MxZq9j27_aPBBmnRW1JgIOImVU3OD9yy7yWNdQ8UspqXAONDiiVdIngL2qXH5i9CBXl1U3Jz6FzVJNdTj4egdC9F_Lf1F_kg6xZBQhCoqTkXVtie-E_SMOYbcnYzk8DsWL9e1dKNVPw-i4CKspsQ/w320-h206/No%20me%20pis%C3%A9s.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-family: arial;"><br /></span><div><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><i><span style="font-family: arial;">Ha pasado la época de los héroes; <o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><i><span style="font-family: arial;">entramos hoy en la edad del buen sentido.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Juan
Bautista Alberdi<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En 2005, junto con
algunos amigos, fundamos el Movimiento Político Liberal. Teníamos la convicción
de que, si se procuraba resolver la problemática social, el liberalismo era lo
único razonable a considerar. Sus postulados éticos, políticos, económicos, al
igual que culturales, habían contribuido al efectivo avance de la humanidad; en
consecuencia, nada tan sensato como intentar aquí su plena realización. Subrayo
esto último debido a que, siendo rigurosos, la historia boliviana cuenta con
muy pocos regímenes genuinamente liberales. La regla es toparse con gobernantes
que adoptaron posturas contrarias, desde nacionalista-revolucionarias hasta indigenistas.
Sin duda, cuando se ha tenido apego por los principios de la libertad, las mejoras
resultaron evidentes. La desgracia es que nunca se perseveró, como
correspondía, para lograr avances mucho más significativos y estables.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">En
aquella época, declararse liberal era una invitación al desprecio o a recibir insultos.
Cuando no había violencia en la reacción, se denunciaba su carácter ilusorio. Hay
quienes aseguran, sin ningún respaldo serio, que solucionar problemas por esa
vía es una fantasía. No importa que se les explique cómo, durante los últimos siglos,
el mundo ha mejorado gracias a esas ideas. La lógica no los persuade. Así, hace
casi veinte años, las banderas que ganaban el favor mayoritario eran otras. En
rigor, lo que fascinaba era el mismo mal de siempre, el estatismo, aunque con algunas
variaciones. Recuerdo que, salvo excepciones, ni siquiera los empresarios deseaban
ser asociados con esa ideología, pues, entre otras cosas, podía perjudicar sus
negociados con el Gobierno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Hoy,
por fortuna, el panorama ha cambiado. Los pensadores de la libertad, por ejemplo,
desde Locke hasta Hayek, para no dar más nombres, pueden ser leídos sin mayores
inconvenientes. Antes, si usted quería estudiar a Mises, debía visitar una
biblioteca especializada. Esas obras circulan ahora con sorprendente facilidad,
teniendo también material de Internet que contribuye a su divulgación. Existe
un ambiente menos adverso para hablar sobre liberalismo. Acentúo que, en las
nuevas generaciones, uno encuentra individuos con notable formación desde el
punto de vista doctrinario. Pero tenemos igualmente a sujetos que cuentan con
enorme pasión, desbordante, quienes gritan su amor por la libertad; sin embargo,
no quieren adquirir mayores conocimientos ni cultivar un espíritu crítico. Algunos
llegan al extremo de adoptar creencias conservadoras y suponer que no hay contradicción
con el ideario liberal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Que
ser liberal esté más o menos de moda sirve, pero es insuficiente. Si nos
quedáramos con el activismo libertario, esto es, sin ninguna profundización,
podríamos tener un ejército de guerreros que levanten banderas amarillas y
negras, mas ignorantes sobre qué hacer frente a problemas concretos del país. No
basta con decir privatización o dolarización; la realidad es harto compleja. Obviamente,
no pretendo que los simpatizantes de esta causa sean eruditos. El punto es que su
creciente pasión por la libertad debería ser combinada con algún esfuerzo
intelectual. Les ayudaría a tomar conciencia de lo difícil que será transformar
Bolivia para hacerla más libre. Lo malo de las modas ideológicas es que, como no
hay convicciones arraigadas, no tienen gran aguante. De este modo, como no
entienden lo arduo del trabajo a realizar, los libertarios que dan la victoria se
pueden volver impacientes y, pronto, resucitar las taras estatistas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> </span></p></div>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-73812563490751016932023-07-21T12:45:00.001-04:002023-07-21T12:58:06.456-04:00El mito de la superioridad campesina<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6ig7_FQ01uyv1yo-OzCRE-77wgp6HM6Cn7qnLkid0DIHa1tNcdHrLfAA6GOGyHyETZO_WNk9BWxkAgNNcstZzphIAIY4ZuqZjSBqw6bJtuNM19uBta6mLQwVJ1FGCyPvWKBC627xodBsSoEpOP6fnpXT0AS4aHFC8CPkhW90NAqMsFyUc_J4Q2Q/s670/Paisaje%20con%20figuras.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="487" data-original-width="670" height="233" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6ig7_FQ01uyv1yo-OzCRE-77wgp6HM6Cn7qnLkid0DIHa1tNcdHrLfAA6GOGyHyETZO_WNk9BWxkAgNNcstZzphIAIY4ZuqZjSBqw6bJtuNM19uBta6mLQwVJ1FGCyPvWKBC627xodBsSoEpOP6fnpXT0AS4aHFC8CPkhW90NAqMsFyUc_J4Q2Q/s320/Paisaje%20con%20figuras.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">La cultura campesina, si es que alguna vez
existió, ha sido muy idealizada.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Juan
José Sebreli<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Un insigne pensador
del siglo XX fue Ludwig Wittgenstein, hombre que tuvo una vida tan curiosa
cuanto variada. En 1921, publicó su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tractatus
lógico-philosophicus</i>, libro gracias al cual, según él, se podían resolver
problemas fundamentales de la filosofía. Aunque con dificultades iniciales, la
obra fue valorada por académicos y grupos selectos. Su autor podía, por tanto,
encaminarse a ser un ilustre catedrático de Cambridge, universidad en donde
había estudiado. Eligió un escenario muy diferente. Se graduó como maestro,
abandonó la ciudad y fue a enseñar al campo. Creía que los campesinos le
mostrarían la verdadera bondad, una pureza mayor, un espíritu imposible de hallar
en las urbes. Por supuesto, no fue así. Había también falencias, vicios, taras.
Desencantado, volvió a filosofar lejos del ámbito rural.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">La
idealización del campesino es un error en que otras personas han incurrido. Estimo
que los principales argumentos o motivos empleados para sustentar esa valoración
son rebatibles. Pienso, por ejemplo, en el hecho de sostener que su trabajo es
superior al citadino. Sucede que, de acuerdo con quienes albergan esta
creencia, en el campo se debe levantar uno en la madrugada, ordeñar vacas, arar
la tierra, alimentar animales de tamaños varios y soportar todo clima, para
luego recién descansar cuando ya es la noche. La ciudad, en cambio, nos
ofrecería una realidad radicalmente distinta. Lo cierto es que, aunque sin
plantas o gallos, pero con aire acondicionado, un empleado de la ciudad puede
trabajar más e incluso mejor. Sin despreciar las tareas del campesinado, lo
hecho por un oficinista no resulta inferior.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Gente
como Tolstoi, entre otros autores, gustaba de relacionarse con campesinos para
encontrar una conciencia moral que fuese distinta. Tenemos aquí una segunda
creencia que no puede sino juzgarse equivocada. Me refiero a suponer que
quienes viven en el campo, incluyendo los provincianos, tienen un sentido más
profundo del bien. De manera que, además de laboriosos, serían asimismo probos,
honrados, benevolentes, altruistas: mejores personas. Desde luego, sostener que
los crímenes, depravaciones e indecencias se perpetran únicamente en la ciudad
es ilusorio. Sujetos de pésima calaña pueden habitar esas regiones. Es
irrelevante que se hayan criado en medio de ríos, pampas, monos, montañas o
llamas; volverse malhechor pasa por otros factores. Es más, aun cuando, hasta
cierto punto, pueda tener un mayor número de tentaciones, ni siquiera podríamos
asegurar que la ciudad pervierte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Tenemos
un último elemento para considerar: la política. Si entendemos que el mejor
modo de organizar nuestra vida en común, con miras al ejercicio del poder, es
la democracia, cabría preguntar sobre dónde hay un terreno más propicio para su
cultivo. Ahora bien, los mayores desafíos para nuestra convivencia se dan
cuando la comunidad crece. No pasa sólo por tener que lidiar con una población
demográficamente superior; en una ciudad, peor aún siendo cosmopolita, el
panorama es harto complejo. El reto de hallar puntos intermedios, llegar a
consensos, se incrementa cuando los individuos tienen desiguales creencias,
desde religiosas hasta ideológicas. Teniendo todos ellos la posibilidad de
opinar, así como también votar, no es fácil lograr acuerdos; empero, se lo ha
conseguido. La madurez del ciudadano es difícil de concebir sin su contexto
urbano. No es casual que, para un gran pensador de lo político, Aristóteles, el
hombre es un animal que se realiza en la ciudad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Nota pictórica. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paisaje con figuras</i> es una obra que
pertenece a Myles Birket Foster (1825-1899).</span></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-70543099824723739762023-07-06T12:53:00.000-04:002023-07-06T12:53:46.676-04:00Tres lecciones de Montaner<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7iQ0Or2qBtdFttTO0kpU9ZszXy3Ma1bBvzBycv7DyiDXVHJRyB788rY_ucPgNHF_4kj-g4BAVDDyQneSQIOHxb0wGb94p2mmwSpckrfT-CMSH-OYzhvoVhopvK3d47zHY-R5zjR6jiSUmKHEhLj8gTWEXmLYZXHANMuHnzY0zyRd3XmQNCfFS7A/s1032/EFG%20CAM.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="981" data-original-width="1032" height="304" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7iQ0Or2qBtdFttTO0kpU9ZszXy3Ma1bBvzBycv7DyiDXVHJRyB788rY_ucPgNHF_4kj-g4BAVDDyQneSQIOHxb0wGb94p2mmwSpckrfT-CMSH-OYzhvoVhopvK3d47zHY-R5zjR6jiSUmKHEhLj8gTWEXmLYZXHANMuHnzY0zyRd3XmQNCfFS7A/s320/EFG%20CAM.jpeg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.5pt;"> </span></i><i style="text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;"> </span></span></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin: 0cm 28.3pt 8pt 21.3pt;"><i><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">En fin de cuentas, la
misión del intelectual es manejar esas realidades delicadas y frágiles, que es
fácil aplastar entre los dedos o que pueden provocar una explosión.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 21.3pt; margin-right: 28.3pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Julián Marías<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Hace algunos
días, quienes aman la libertad perdieron a un enorme intelectual que, durante varias
décadas, con sus libros y conferencias, facilitó una mejor comprensión de
nuestra realidad. Escribió mucho, desde columnas de opinión, pasando por espléndidos
ensayos, hasta narraciones de valía. Fue igualmente un hombre público, alguien
que, ante requerimientos de la prensa, se brindó para esclarecer asuntos
diversos, explotando su dimensión docente, ayudando a entender los complejos
problemas latinoamericanos. No es para nada casual que su palabra haya sido apreciada
en distintos círculos. Más aún, cualquiera que lo hubiera escuchado, con buena
fe, habría reconocido su sensatez. Así, al ya no contar con Carlos Alberto
Montaner, nacido en Cuba el año 1943, queda un penoso vacío; empero, tenemos
sus enseñanzas. Destaco tres, las que se relacionan con los conceptos de
autocrítica, tolerancia e integridad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Si
bien lo leí por primera vez hace un par de décadas, conocí a Montaner en 2018.
Fue en República Dominicana y se trató de una experiencia tan grata cuanto
memorable. Toparse con alguien a quien uno admira es siempre significativo, pero
se vuelve más ameno cuando, como pasó aquella vez, el autor es una persona del
todo cordial. Ahora bien, haber formado parte de su auditorio me resultó
aleccionador. Sucede que, en aquella ocasión, para sorpresa de varios, él criticó
juicios lanzados contra Keynes. Señaló, en resumen, que los liberales nos
habíamos equivocado al atacarlo. No era nuestro enemigo. Nos dejamos llevar por
prejuicios, tergiversaciones y caricaturizaciones, provocando hasta su
desprecio. Pese a sus errores, era un autor rescatable. No podíamos caer en
tanta mezquindad o aun ceguera ideológica. Fue una lección de autocrítica.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">En
2017, Montaner publicó <i>El presidente.
Manual para electores y elegidos</i>. En esa obra, como Maquiavelo, él brinda
consejos a quienes aspiran al ejercicio del poder. Por cierto, a diferencia de
otros intelectuales, don Carlos Alberto no creía que la política fuese
repugnante. Era algo necesario para la vida en común. El desafío estaba en cómo
mejorar su práctica. Por esta razón, escribió sobre las ideologías. Su mirada
es contraria a muchos sectarismos del presente. Es que, para él, se puede hablar
de una «familia liberal», vale decir, un conjunto en donde disímiles corrientes
tengan cabida y puedan motivar alianzas. En este sentido, excluyendo a
comunistas, fascistas, fundamentalistas y populistas, los liberales podrían
tener acuerdos con socialdemócratas, democratacristianos, conservadores y hasta
socialistas. Lo innegociable pasa por respetar la libertad, el Estado de
Derecho, la democracia. Mientras haya este consenso, una coalición es factible.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial;">A nuestro intelectual le interesaba
la integridad. En un libro de 2005, </span><i style="font-family: arial;">La
libertad y sus enemigos</i><span style="font-family: arial;">, coloca esa idea entre las siete virtudes que debe
tener todo buen gobernante. En sus palabras, ser íntegro tiene que ver con la
coherencia entre «lo que se cree, lo que se dice y lo que se hace». Desde
luego, no es algo que sea necesario sólo entre políticos. El gran reto es tener
esa clase de conducta en la vida privada. Esto es lo que, precisamente, se convierte
en la lección final que nos dejó. Acontece que Montaner reivindicó la
eutanasia. Al igual que lo hizo Ramón Sampedro, a quien recordó en su carta
póstuma, buscó la muerte. Prefirió eso a perder su identidad por culpa de una
enfermedad neurodegenerativa, pues, para él, leer, escribir y hablar eran
fundamentales.</span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;"> </span></span></p></div>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-24001043572065991812023-06-30T15:01:00.002-04:002023-06-30T15:01:37.609-04:00El estatismo como enemigo central<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwfoBT0Vc01kvNmyHqQNuUXHqJroClc6K2dU4AAdetc2yf0J3xE5s5iTZx9OBzpcw3yavxmLXvsDnZcY_V4ECqXCHnUdTvixGWScmbIA-xAPM3HFwONi8dSM6GVO7BmCLoxfzYW_C4R-CJWfa6pTs8zzhuP58B8z5nVjjM-Ta0Lq7vTcWE2ndXpg/s623/La%20oficina%20de%20correos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="623" data-original-width="497" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwfoBT0Vc01kvNmyHqQNuUXHqJroClc6K2dU4AAdetc2yf0J3xE5s5iTZx9OBzpcw3yavxmLXvsDnZcY_V4ECqXCHnUdTvixGWScmbIA-xAPM3HFwONi8dSM6GVO7BmCLoxfzYW_C4R-CJWfa6pTs8zzhuP58B8z5nVjjM-Ta0Lq7vTcWE2ndXpg/s320/La%20oficina%20de%20correos.jpg" width="255" /></a></div><p style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial; text-align: left;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin: 0cm 28.3pt 8pt 21.3pt;"><span style="font-family: arial;"><i>Poner el hombre al servicio de ese instrumento es perversión política. El
ser humano como individuo es para el cuerpo político, y el cuerpo político es
para el ser humano como persona. Pero en modo alguno el hombre es para el Estado,
sino el Estado para el hombre</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 21.3pt; margin-right: 28.3pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; tab-stops: center 209.1pt right 14.0cm;"><span style="font-family: arial;"> Jacques Maritain<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin: 0cm 14.1pt 8pt 191.4pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;">Aunque suene seductor, yo no pienso caer en una exageración, vale decir: proclamar
la necesidad de acabar con el Estado. Por mucho que comparta reflexiones de
Thoreau, Max Stirner y Michel Onfray, entre otros anarquistas, no encuentro
allí una salida razonable para enfrentar diferentes problemas. Es cierto que, a
lo largo de la historia, numerosos gobernantes provocaron críticas al respecto.
En lugar de facilitarnos soluciones, amargaron nuestros días con trabas,
penalidades e incontables ineptitudes. Por ello, sin demora, podríamos elaborar
una lista de males que deben ser atribuidos a esa molesta creación humana. No
obstante, la imperfección que caracteriza a los hombres, sus ambivalencias en
cuanto al bien y el mal, resumiéndolo, torna necesaria su presencia. Aludo a una
estructura institucional que permita una convivencia tan pacífica cuanto
razonable. La desgracia es que se cometen excesos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;"> Allí en donde no exista
interés privado, bajo el principio de subsidiariedad, la presencia del Estado puede
juzgarse aceptable. Nuestro problema central es su degeneración: el estatismo.
De una necesidad sensata, buscando cómo se protege la vida, libertad o propiedad,
pasamos a creencias contraproducentes. Así, aun cuando la realidad lo desmienta,
se considera al Estado como el único llamado a terminar con dificultades e insuficiencias
ciudadanas. Puede ser la salud, pero también el proceso de formación educativa;
no importa, todos los caminos conducen a dominios burocráticos. Empero, cuando
revisamos la calidad de sus servicios, ninguna supera lo que ofrece el sector
privado. Puede haber excepciones como, por ejemplo, un estudiante prodigioso en
escuela fiscal. Esto mismo podría ocurrir en el campo de la salud. El punto es
que se suele tratar de casos aislados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial;">La veneración del Estado tiene como consecuencia el
desprecio al individuo. En lugar de creerlo capaz del esfuerzo más productivo,
se lo presenta como una criatura sin autosuficiencia. Peor aún, no importa que
se busque la unión para resolver problemas comunes: mientras se prescinda de
las instancias gubernamentales, en cualquier nivel, ninguna medida sería del
todo certera. Hay que contar, pues, con la bendición de quien, sentado en su
poltrona administrativa, nos ordena hacia dónde ir. No es casual que, en esta lógica,
se nos muestre como menores, hasta incapaces, justificándose hablar de otra
tara vigente: el paternalismo. Son poderosas patologías que continúan siendo
útiles para explicar la cuestionable realidad nacional. Además, forman parte de
convicciones tan arraigadas que su corrección parece ya un milagro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial;">Desde luego, se puede dar el caso de un Estado
mínimamente estructurado, pero que cuente con gobiernos corruptos e inútiles.
Supongamos que, en un momento de cordura, los poderes estatales, sus objetivos
y prerrogativas, fuesen reducidos. Aun cuando este prodigio pasara, podríamos
estar ante una situación que resulte negativa. Porque nunca estaremos libres del
padecimiento causado por regímenes que, aunque tuviesen funciones escasas, son
de pésimo desempeño. Con todo, existe una diferencia fundamental: por más
inepto que sea un gobernante, el hecho de no tener una gran maquinaria a su disposición
le impedirá consumar mayores destrucciones. Lo mismo sucedería con su abuso de
poder, puesto que, mientras tengan menor injerencia en nuestras vidas, los
daños no serán tan terribles. Su peligrosidad, por ende, guarda relación con el
margen que se le ha reconocido para dirigir el Estado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;">Nota pictórica. <i>La oficina de correos </i>es una obra que pertenece a David Blythe Gilmour (1815-1865).</span></p></div><br /><p><br /></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-54111341609745112992023-06-15T10:06:00.000-04:002023-06-15T10:06:02.829-04:00La urgencia del distanciamiento<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwDHVs-f1edXZyiBjzCgRhDJod8ATGzps18mGWZjTOGBNIwAE1VWuX95t090xINA_HMSCQWBHoY81PxMfnJovbaDjfhHsCtNXTpNZphlWqCi-ryGvr1iZ_HKRRkzHmQuwRIgYzxtXp-Q32DWFQFVZT6PkPKTvM5_yzeA_NkNZFD1iTf09bfZc/s619/Venta%20de%20pescado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="437" data-original-width="619" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwDHVs-f1edXZyiBjzCgRhDJod8ATGzps18mGWZjTOGBNIwAE1VWuX95t090xINA_HMSCQWBHoY81PxMfnJovbaDjfhHsCtNXTpNZphlWqCi-ryGvr1iZ_HKRRkzHmQuwRIgYzxtXp-Q32DWFQFVZT6PkPKTvM5_yzeA_NkNZFD1iTf09bfZc/s320/Venta%20de%20pescado.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">La filosofía, al exponer las cadenas invisibles que conectan todos esos
objetos dislocados, pretende traer el orden a este caos de apariencias
discordes y chirriantes, apaciguar el tumulto en la imaginación y restaurar en
ella, cuando revisa los grandes cambios del universo, el tono de tranquilidad y
compostura que le es al tiempo más grato de por sí y más conforme a su
naturaleza.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Adam Smith<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Desde hace algunos años, sin exagerar, parece que la vida nos ha condenado
a soportar crisis de toda naturaleza. Podemos hablar de política, obviamente, mas
también considerar otros temas, tanto económicos como médicos. Aclaro que no
pienso en la utopía de una existencia sin problemas. La satisfacción de
cualquier necesidad conlleva que afrontemos dificultades, sean éstas mayores o
menores; por tanto, los obstáculos jamás desaparecerán para siempre. La
cuestión es que, a veces, son demasiados. Pero no es sólo el hecho de tener un
creciente número de temas que demanden atención; la desgracia sería su
inmediato tratamiento. Según advierto, frente a tantas preocupaciones que se
desencadenan, multiplicadas por medios y redes, pronunciarse sin demora
parecería forzoso. Permanecer callado, aguardar un tiempo prudente, tratar de
mirar a lo lejos, en resumen, no resultaría deseable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Cuando, en 1993, Julián Marías explicó el surgimiento de
la filosofía, habló del asombro, como Platón, y el ocio, al igual que
Aristóteles. Hasta ahí, como lo saben muchos, no hay novedad. Él añade, sin
embargo, un elemento que me interesa subrayar. Sostiene que, para filosofar,
hace falta tomar distancia respecto de las cosas inmediatas. La mirada de un
pensador no debe estar encadenada, por decirlo así, a lo más cercano, espacial
o temporalmente hablando. Se necesita de un alejamiento mayor, uno que permita
contemplar todo el panorama y, por ende, no quedarse con una visión
fragmentaria. Por otro lado, para reflexionar como corresponde, precisaríamos
de tiempo. Sí, días, semanas, meses, aun años, dependiendo del asunto que nos
inquiete. El razonamiento implica un desarrollo paulatino que, si fuese
acortado, podría ser contraproducente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">En nuestra época, contamos con problemas que no dejan de
multiplicarse, pero, para examinarlos sin cometer mayores desatinos,
necesitamos pausas. Requerimos de un distanciamiento que, sin ser infalible, ayude
a pensar mejor en las respectivas soluciones. Con todo, la realidad no se
muestra muy afín a esta lógica. Las personas acostumbran buscar, incluso
exigir, que, sin retraso, haya tratamiento de sus males y, además, todos estén
involucrados para este propósito. Hay una suerte de presión colectiva que puede
condenar a quienes optan por otro camino. Abstenerse de manifestarse evidencia
indiferencia, por lo cual cabe la reprobación. No importa que los conocimientos
sean nulos; quedarse en silencio es reprochable. El mundo está en crisis,
demandando opiniones abundantes y bruscas. Los que se ocupan de meditar,
pidiendo paréntesis para hacerlo, no son sino seres anacrónicos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Sé que hay muchas cosas difíciles de aplazar. De hecho,
la excepción es toparse con noticias que, por lo visto, no consentirían ningún
examen detenido, mesurado, consumado antes de su explicación cabal y, más aún,
enfrentamiento correspondiente. Cuando la salud está en riesgo, las
deliberaciones prolongadas pueden causar hasta el deceso. No obstante, un
diagnóstico apresurado, hecho sin respetar los pasos imprescindibles para la
evaluación que cabe, puede tener esa misma consecuencia letal. Ninguna urgencia
debería tener la capacidad de anular cualquier espacio propicio para ese necesario
y reflexivo momento. Descartar este lento proceso de análisis puede ocasionar,
tarde o temprano, desde arrepentimientos ineficaces hasta reincidencia en
errores ya imperdonables. Mientras sea posible, debemos vivir como si
tuviéramos el margen suficiente para pensar antes de actuar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Nota pictórica. <i>Venta de pescado en
la playa de Cornish</i> es una obra que pertenece a Stanhope Alexander Forbes
(1857-1947).</span></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-51336124323221538802023-02-24T11:53:00.000-04:002023-02-24T11:53:24.783-04:00De las banderas como trapos<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyJNz_skcjP4yeP_efDer1S858CqOFD6pjxXkln7yhXfqpJNp8U2AACH5yvHwKcv_B5UHEO9CSXU4iW_nf4x3RDjVC7kS1SRX3tLNiQa2jw9dkhRd2UbISIn81Ru2pw1o2y9gWNcwAQo19UvKFV_nGOy1fHVC99x8GKwFc5FMFtxbCodM3rMQ/s791/Discusi%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="555" data-original-width="791" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyJNz_skcjP4yeP_efDer1S858CqOFD6pjxXkln7yhXfqpJNp8U2AACH5yvHwKcv_B5UHEO9CSXU4iW_nf4x3RDjVC7kS1SRX3tLNiQa2jw9dkhRd2UbISIn81Ru2pw1o2y9gWNcwAQo19UvKFV_nGOy1fHVC99x8GKwFc5FMFtxbCodM3rMQ/w400-h281/Discusi%C3%B3n.jpg" width="400" /></a></div><p></p><p class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 21.3pt; margin-right: 16.65pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Pues es nuestra
mirada la que muchas veces encierra a los demás en sus pertenencias más
limitadas, y es también nuestra mirada la que puede liberarlos.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin: 0cm 16.65pt 8pt 21.3pt; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Amin Maalouf<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">El límite a la
libertad de expresión es un tema que ha originado numerosas reflexiones. Spinoza,
por ejemplo, se ocupó del asunto, concentrando su mirada en las ideas que
podían considerarse sediciosas. Todo lo demás, en su criterio, no tenía por qué
ser objeto de censura, peor aún castigo. Mill, por su parte, ya en el siglo
XIX, reivindicó, resumiéndolo, que sólo cabía sancionarnos cuando dañábamos a
otra persona. Por supuesto, lo más claro e indiscutible tiene que ver con
penalizar agresiones físicas. Ahora bien, la cuestión se vuelve menos sencilla
si pensamos en ataques de orden verbal. Insultar al prójimo, pongamos por caso,
puede generar debates sobre sus repercusiones. ¿Tiene sentido enviar al denigrador
a la cárcel? ¿Debemos calificar su inconducta de tal modo que gastemos recursos
públicos para corregirlo? Quizá, cuando el agravio sea bastante grave,
corresponda el resarcimiento económico. La criminalización, sin embargo, nunca
me ha parecido convincente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;"><span> </span>Si el ofender a un individuo, con
familia, incluyendo parientes que pueden tener una reputación admirable,
resulta discutible para restringir nuestras opiniones, agraviar símbolos
nacionales, sean banderas, escarapelas o escudos, no me provoca duda. No niego
que haya gente dispuesta a morir por su país. Estimo que, sin importar el
Estado, luchar por un mejor futuro para los seres queridos es una razón
superior; empero, la regla pareciera ser otra. Como sea, aun existiendo sujetos
que coloquen un pabellón por encima de cualquier otro bien, no debería implicar
la penalización del disidente. Se alegará que muchos hombres se identifican con
ese símbolo, por lo cual conviene respetarlo; el problema es lo flexible del
argumento. Un grupo podría reclamarnos por sostener que un estandarte suyo, con
el busto de Stalin, Charles Manson o cualquier otro criminal, es una
imbecilidad. La indignación colectiva no basta, pues, para motivar el castigo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;"><span> </span>Mientras no se llame a la violencia,
justificando ataques concretos y discriminaciones inequívocas, afirmar que una
bandera es un trapo no tiene por qué ser castigado. Es posible que, para alguien,
simbolice un Estado que, mediante su Gobierno, oprime a la sociedad. O,
viéndolo de otra forma, tal vez le produzca todo ello la más contundente
indiferencia. No hablo de quemar esos símbolos, tal como hizo la banda Rage
Against the Machine en 1999, aunque tampoco lo creo punible. Abogo por la
opinión, libre y contestataria, que se puede lanzar sobre creencias varias,
religiosas o laicas, capaces de afectar nuestra convivencia. No debería existir
ninguna convicción, por sacrosanta que sea, imposible de ser objeto de
cuestionamiento. Al bajar del púlpito a una bandera, sin interesar sus colores,
estamos ante un acto compatible con el espíritu crítico.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;"><span> </span>Utilizar la bandera como mantel, a
lo sumo, merece un reproche de naturaleza estética. Por más patriotismo que
haya, la fealdad puede resultar extrema, justificándose su observación. Lo
mismo podría decirse de su empleo como gorra o ropa interior. En resumen, desacralizado,
ese objeto tiene valor sólo gracias a la función que posea. Sé que, por ley,
una persona puede ser obligada a izar ese pedazo de tela; empero, normas como
éstas resultan absurdas. Interesaría más que se multiplicaran espacios para
pensar en cómo mejorar la realidad, favoreciendo a todos, patriotas,
extranjeros o apátridas. Al final, preocuparse por esos símbolos suele traer
como consecuencia el desprecio o poca atención a todo lo demás.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Nota pictórica. <i>Discusión en un juego de cartas</i> es una
obra que pertenece a Jan Havicksz Steen (1626-1679).</span></span></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-83461852098195575562023-01-26T15:34:00.003-04:002023-01-26T15:36:15.978-04:00Educación, desidia histórica e instrumento político<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgnWJWT-mLwlyid5leRnpmscjVXTKSrAMReCZSuom-E0QD0P71a3tHzjZvpkCHB4zMFgCWts2Pe7112SIhSmEAJgJ-3mchAWC2k3EXxqPVwMzrL44qnZZX2fCNoEYUG0no-LF2sjMa9bpS-ULn5DqSrWjH2Z0kMbWUiCioRZN_NbgtC5l54X0/s1359/Educaci%C3%B3n.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1359" data-original-width="841" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgnWJWT-mLwlyid5leRnpmscjVXTKSrAMReCZSuom-E0QD0P71a3tHzjZvpkCHB4zMFgCWts2Pe7112SIhSmEAJgJ-3mchAWC2k3EXxqPVwMzrL44qnZZX2fCNoEYUG0no-LF2sjMa9bpS-ULn5DqSrWjH2Z0kMbWUiCioRZN_NbgtC5l54X0/w248-h400/Educaci%C3%B3n.jpeg" width="248" /></a></div><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 1.0cm; margin-right: 21.2pt; margin-top: 0cm; margin: 0cm 21.2pt 8pt 1cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><i><span style="font-family: arial;">Cualquier asunto magno lo subordinan a
sus preocupaciones inmediatas.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-right: 28.3pt; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Alcides
Arguedas<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hay libros que tienen títulos impactantemente
imperecederos. No importa que hayan sido concebidos hace años o hasta decenios;
toparnos con su portada, leer esas palabras que resumirían el contenido, más
aún cuando éste resulta crítico, puede invitarnos a consumar una reflexión provechosa.
Ocurre que, si lo cuestionado entonces no ha variado, puede ser por el hecho de
haber despreciado las ideas que albergan esas obras. Pienso en esto mientras
tengo entre las manos un controvertido volumen que fue publicado el año 1973: <i>La educación como forma de suicidio nacional</i>,
del siempre lúcido Mariano Baptista Gumucio. Su autor sostuvo allí que la principal
razón del atraso de Bolivia es un sistema educativo estéril, ineficiente y demasiado
oneroso. Se observaban falencias en recursos humanos, materiales, financieros.
Había ya mucho por hacer; medio siglo después, los males persisten.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> No
es una problemática que pueda considerarse insignificante. Sin embargo, las atenciones
que se brindan al respecto no reflejan auténtico deseo de resolverla. No niego
que, en distintas épocas, regímenes de diversa orientación ideológica se
decantaron por pregonar planes, reformas y hasta revoluciones; supuestamente,
con esos cambios, nuestra situación sería del todo grata. La verdad es que, sin
importar el Gobierno, ninguna de las grandes transformaciones en ese campo fue
consumada según lo anunciado por sus autoridades. Podemos pensar, por ejemplo,
en políticas de los liberales, a inicios del siglo XX, al igual que medidas del
Movimiento Nacionalista Revolucionario y, durante las últimas décadas, el
proceso impulsado por el Movimiento Al Socialismo. Nada de lo hecho por el
Estado fue sobresaliente. El sector privado nos ha salvado apenas de la
catástrofe. Pero no aludo sólo a la negligencia y corrupción fiscales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> Pasa
que, cuando se procuró un cambio de mayor profundidad, fue para favorecer al
régimen. No era que, como enseñaba Platón, se buscaba la formación de buenos
ciudadanos; lo pretendido tenía otro fin: esos gobernantes anhelaban súbditos. Sus
planes giraban en torno a imponer e impartir creencias que justificasen la
conquista y conservación del poder. Según este razonamiento, el sistema
educativo equivale a un instrumento al cual se recurre para tergiversar la
historia, despreciando o suprimiendo informaciones que nieguen las supuestas
virtudes del Gobierno. No interesa lo grosera que resulte su manera de
proceder. Sin ningún tipo de vergüenza, puesto que lo suyo es el descaro, reinterpretan
hechos mientras sus víctimas están con vida. Fijan la enseñanza de otra versión
del reciente pasado. Temen a la verdad porque su base radica en el engaño
mayoritario.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> Si
se acometiese un verdadero avance, nuestros tiempos exigirían el enfrentamiento
de temas que afectan a diversos países. Me refiero al dogmático y perjudicial
rechazo a la ciencia que impregna programas del régimen educativo. Acontece que,
durante estos años, al margen del adoctrinamiento político, se ha insistido en
la inclinación a favor de pseudociencias, supersticiones, mitos precolombinos,
etc. Nada favorable surge por esa vía, pues la solución de muchos problemas ha
sido frustrada, precisamente, por el distanciamiento del conocimiento que podríamos
entender como verdadero. Además, el educar para conocer y apreciar la ciencia, tal
como pasa con el pensamiento filosófico, contribuye a tener hombres que valoren
su libertad, lo cual nunca será irrelevante. Noble objeto que no fue perseguido
como cabe.</span></p><p style="text-align: center;"><br /></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-13233496833652799352023-01-19T08:53:00.000-04:002023-01-19T08:53:27.458-04:00Las cárceles y el fracaso del Estado<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm2b8HoyldGmGBBf6gl3LWZRoEtvonhWeUy_PjAbbjOrG_TBCu8uAQp_zPrYL8mr1RkxSvW9_K2h9DhA9puYO4-HCUIDF3HAaEyP7zm2qJuopFwhDlgfdUAc8c3W0cG7vkRybFlm7rtMwM5j4huxwlmp7aoxoAo4ePGkdSfdOfOstdmigog68/s661/C%C3%A1rcel.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="373" data-original-width="661" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm2b8HoyldGmGBBf6gl3LWZRoEtvonhWeUy_PjAbbjOrG_TBCu8uAQp_zPrYL8mr1RkxSvW9_K2h9DhA9puYO4-HCUIDF3HAaEyP7zm2qJuopFwhDlgfdUAc8c3W0cG7vkRybFlm7rtMwM5j4huxwlmp7aoxoAo4ePGkdSfdOfOstdmigog68/w400-h226/C%C3%A1rcel.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: arial;"><br /> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin: 0cm 14.1pt 8pt 14.2pt;"><i><span style="font-family: arial;">Consideradas simplemente las verdades hasta aquí expuestas, se convence con
evidencia que el fin de las penas no es atormentar y afligir un ser sensible,
ni deshacer un delito ya cometido.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Cesare Beccaria<i><o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;">Para medir el progreso, podemos recurrir a diferentes criterios. En
efecto, si revisamos lo pensado al respecto, es posible que consideremos a la
felicidad del mayor número, tal como fue planteado por Bentham, o, según
Fourier, los derechos de las mujeres, entre otras perspectivas. Me parece, sin
embargo, que el trato recibido por determinadas personas, vale decir, quienes,
por distintas razones, se hallan limitados en sus derechos, puede sernos
bastante útil. Aludo a los presos, incluyendo individuos con detención
preventiva. Porque, si, conforme a lo dispuesto por las leyes, se respetara su
dignidad, procurando que haya una efectiva reinserción social, deberíamos
toparnos con otra realidad. Es lo que las autoridades del área prometen; peor todavía,
pagos de tributos se imponen con ese objetivo. Lamentablemente, todo es
deplorable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Partamos con una cuestión elemental: el
hacinamiento. En el país, sin duda, no existe ningún centro penitenciario, de
rehabilitación o carceleta que respete su capacidad máxima. Puede haber sitio,
incluso edificado, mas no con las condiciones de habitabilidad que corresponde.
No es extraño, ni de lejos, que la gente duerma en el piso, techo, pasillo,
etcétera. Por este problema, espacios que se destinan a prácticas religiosas u
hospitalarias resultan igualmente ocupados con fines de reposo. Por supuesto,
como sucede afuera, quien cuenta con mayores recursos puede acceder a mejores
lugares, teniendo aun el inestimable lujo del baño privado. Pero el desafío es
preguntarse por los que no tienen esos medios económicos. A pesar de los
delitos cometidos, el Estado, mediante las autoridades gubernamentales, debería
garantizarles lo indispensable. Realzo que ni siquiera se les asegura la
provisión de un colchón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">En cuanto a los convictos, si no tienen una frazada
o alimentación adecuada, menos aún cuentan con la posibilidad de aprender
oficios que alejen del crimen. Los pocos programas que se impulsan son tan
raquíticos cuanto arduamente sostenibles. Los burócratas creen que, por magia,
el interno sentirá un enorme apego a la cultura, las ciencias, los provechos
del comercio libre, para no citar otros fenómenos. Es verdad que hay casos en
los cuales ha bastado la voluntad individual para cambiar toda una vida
dedicada al delito; no obstante, me refiero a una excepción harto rara. Lo que
sí resulta objeto de rápido e intenso aprendizaje son nuevos planes para
delinquir. Las estafas vía telefónica, desde luego, son el mejor ejemplo para
ilustrar esta situación. A propósito, sobre la ilegalidad interna, negociar
alcohol, drogas y otros elementos prohibidos en esos recintos se vuelve también
una fuente relevante de ingresos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Imaginemos que algunos ciudadanos, cansados de la
delincuencia, juzguen necesario el castigo a los criminales. Nada tan comprensible
como el pedido del padre de un hijo asesinado que su agresor sufra. Por
desgracia, la mayoría de quienes están en la cárcel no tienen sentencia
condenatoria que esté ejecutoriada. En otras palabras, nuestro afán de maltratar
a malhechores puede estar marcado por la injusticia. Por cierto, que las
cárceles sean una catástrofe se debe, entre otras causas, al pésimo sistema
de justicia que existe. Mientras haya jueces y fiscales preocupados más por el
acatamiento de órdenes políticas, o el sometimiento al poder económico, en
lugar de buscar justicia, ese mal no terminará. Como sea, nunca será inútil
señalar a los responsables: el Estado, su Gobierno, sus patéticos ministros.</span></p></div><p><br /></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-11213625966594120752023-01-06T14:46:00.000-04:002023-01-06T14:46:28.439-04:00Dos clásicos: la mentira y el abuso<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjpI7nx9ELABbvJv-gCrs8zJrKCjWsL-9_9n5-WwJUcIq6nYYxFOV96PllBardF1_TXfc9W1MXvPjHai3DS9zhdAjd4US-dG4y0k9c5YbUjnr2zJ5NVK2jUxIVHv1dcNEVwIZZM1Ytalmm35_9bP7AF49oWYWWQlLiq0JuITlcfetEbEC-SiU/s600/Los%20guerreros.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="435" data-original-width="600" height="290" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjpI7nx9ELABbvJv-gCrs8zJrKCjWsL-9_9n5-WwJUcIq6nYYxFOV96PllBardF1_TXfc9W1MXvPjHai3DS9zhdAjd4US-dG4y0k9c5YbUjnr2zJ5NVK2jUxIVHv1dcNEVwIZZM1Ytalmm35_9bP7AF49oWYWWQlLiq0JuITlcfetEbEC-SiU/w400-h290/Los%20guerreros.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></i></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Los materiales de la
política son los acontecimientos históricos, las opiniones que se han emitido
acerca de ellos y las aspiraciones ideales acerca de lo que debería ser.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Leslie
Lipson<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En ocasiones, la
intensidad con que se viven los acontecimientos del presente puede
confundirnos. Esto se vuelve más probable cuando no sólo contemplamos, sino
también intervenimos en su desenvolvimiento. Esa relación directa con cada
suceso, indiscutiblemente, puede conducirnos a concluir que nos encontramos en
una situación incomparable. Nada de lo que ocurrió antes serviría para
entenderlo. Estaríamos, pues, solos en la problemática que el ejercicio del
poder nos impone. Pasa que, claro está, me refiero a la política. Esta obra
humana, tal como lo enseña Oakeshott, puede convertirse en un tormento cuando
tiene pésimos practicantes. No somos los primeros en padecer su perversión,
peor todavía si consideramos temas que nunca dejaron de acompañar a la
humanidad. Es cierto que hay aspectos positivos; sin embargo, esos nubarrones
no se desvanecen del todo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">El
poder tiene lazos con la falsedad desde tiempos remotos. Si bien Marco Aurelio,
filósofo y emperador, hablaba sobre cómo, gracias al político Claudio Máximo, aprendió
a estar lejos de la mentira, su caso debe ser considerado excepcional. Desde su
Edad Antigua hasta el presente, quienes se ocupan de gobernar tienen otras
creencias. En mayor o menor grado, su relación con la verdad no es ejemplar,
manifestándose de diferentes modos. Los demagogos, por ejemplo, recurren a la
falsedad, elogiando al electorado, fomentando ilusiones sobre cambios que jamás llegarán; empero, siguen formando parte de nuestra realidad. Además, la
intención de manipular al ciudadano, tergiversando hechos y construyendo mitos
que justifiquen su mando perpetuo, con seguridad, no ha desaparecido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">La
utilización del poder al margen de lo permitido por las leyes es otro clásico.
No es casual que la tiranía haya sido criticada desde hace más de 2.000 años, generando
reflexiones varias. Si bien existen sociedades en donde sus gobernantes se
decantan por respetar los límites que le fueron fijados, tenemos otras,
infortunadamente significativas, capaces de mostrar un panorama antitético. Sus
autoridades no creen que sea indispensable respetar derechos y garantías de los
ciudadanos. Porque, si cabe resaltar el valor de las restricciones que se
colocan a esos funcionarios, las libertades civiles y políticas deben juzgarse
fundamentales para su correcta ponderación. Así, con claridad, cada vez que un
burócrata impone su voluntad por encima del orden jurídico, aunque sea una
transgresión menor, es un agravio para todos. Lo malo es que, debido a su
frecuencia, estos abusos pueden llegar al extremo de no despertar ninguna
indignación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Por
suerte, también a lo largo de la historia, existe algo que nunca falta: individuos dispuestos a defender la verdad y su libertad. En efecto, desde la
rebelión de los esclavos que fue protagonizada por Espartaco hasta las luchas
contra regímenes autoritarios del siglo XXI, esas valiosas personas han irrumpido.
Ellos se han opuesto al imperio de la impostura, los engaños, las simulaciones
que intentan favorecer al régimen, uno que necesita del fraude para sostener su ruin mandato. La mentira está en su esencia, por lo que cabe el permanente
cuestionamiento. Por otro lado, el rechazo al sometimiento que demanda una
obediencia irrestricta, con lo cual quedaríamos reducidos a súbditos o aun simples
cosas, ha alimentado meritorias resistencias. Ser libres ha sido la divisa de
marcada preferencia. Los hombres que se inscriben en esta última tradición son
quienes posibilitan la llegada de días mejores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Nota pictórica. <i>Los guerreros </i>es una obra que pertenece
a Luís Pinto-Coelho (1942-2001).</span></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-17270893785599774032022-12-15T18:11:00.000-04:002022-12-15T18:11:02.527-04:00Del complejo de civilizadores<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjjmRJPj2O0KrHxQo0rR1OU9jAl-GW2PE0SqKRkLFzlQI762D2LrACUIzLaGVN6W4SwHAYHhLKeKPCW3dbjCh-BF6w4pWpwNkUEl-v3OtNuhinMiuWI9l9eY8VMG9FOEsSgkUhcpn3vl3EQ7syrQvFvbZDKEU7h-1riDoMBu8AlID51uQs8eE/s788/Acr%C3%B3batas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="788" data-original-width="489" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjjmRJPj2O0KrHxQo0rR1OU9jAl-GW2PE0SqKRkLFzlQI762D2LrACUIzLaGVN6W4SwHAYHhLKeKPCW3dbjCh-BF6w4pWpwNkUEl-v3OtNuhinMiuWI9l9eY8VMG9FOEsSgkUhcpn3vl3EQ7syrQvFvbZDKEU7h-1riDoMBu8AlID51uQs8eE/w249-h400/Acr%C3%B3batas.jpg" width="249" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin: 0cm 14.1pt 8pt 14.2pt;"><i><span style="font-family: arial;">Sería demasiado largo
enumerar todos los males de la soberbia, puesto que los soberbios están
sometidos a todos los afectos, aunque a ninguno menos que a los afectos de amor
y de misericordia.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Baruch
Spinoza<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;"> </span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;">Hay quienes creen
que, con ellos, una sociedad comienza recién a dejar el estadio de salvajismo o
barbarie. Suponen que son los únicos capaces de iluminar al prójimo. No importa
que, en reiteradas ocasiones, alguien les haya hecho notar esa equivocación,
señalando a otros con iguales o superiores conocimientos. No, para esa gente,
llegada de sitios distantes, cualquier expresión local es una miseria del peor
tipo. Nadie puede colocarse a su altura, sino únicamente ocupar un puesto
inferior. Desde su punto de vista, el mayor mérito sería convertirse en
discípulo suyo. Tal como pasaba con Platón, que agradecía a los dioses por
haber conocido al gran Sócrates, todos deberíamos festejar su presencia entre
nosotros. Al final, según estos individuos, bajaron del Olimpo para
desasnarnos. El problema es que, viéndolo bien, su aportación resulta
criticable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">En
considerables casos, los que, con soberbia, arriban a comarcas ajenas alimentan
una lamentable tradición: la charlatanería. No descarto que, formalmente,
cuenten con títulos y aun obras bien logradas; la observación pasa por su
pretensión de infalibilidad. En este sentido, lo que dicen no tiene vuelta de
hoja. Más que especialistas, son oráculos a los que debemos acudir para
orientar nuestras acciones. Desde su pedestal, cabe mirar hacia abajo e indicar
qué hacer. Olviden la posibilidad de dialogar o discutir; como nunca fallan,
hacerlo sería innecesario. Lo curioso es que, aunque, en principio, se
reivindican como expertos, sienten el impulso de hablar sobre cualquier tema.
Claro que es compatible con su convicción más profunda. Si entienden que han
llegado a un sitio en donde todo está por hacer, pueden asumirse cargas
adicionales. Se las aceptará hasta con gusto. La vanidad desempeña aquí un
papel significativo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Este
fenómeno al cual aludo se suele dar en el campo de la cultura. No me refiero a los
que, con modestia, buscan contribuir al mejoramiento de la realidad. Sus aportes,
mejor todavía si son críticos, deben ser apreciados. El punto es que hay
quienes se pronuncian desde una perspectiva marcada sustancialmente por sus
prejuicios. Ni siquiera se preocupan por investigar si, en efecto, nadie
intentó hacer algo como ellos. Creen que están frente a una selva o desierto,
como lo prefieran. Por consiguiente, nadie sabría aquí escribir, pintar,
esculpir, pensar o hasta construir. Y no se trata, por cierto, de caer en el
despropósito del elogio infundado. La observación gira en torno al total
desinterés por saber cómo se ha lidiado con esas mismas inquietudes del
espíritu. Para estas elevadas personas, nada de lo hecho antes merece su beneplácito.
No hay que destinar, por tanto, tiempo para conocerlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">La
premisa es clara. Ellos nos tienen que enseñar a vivir y, más aún, convivir.
Eso sí, con una particularidad que no resulta menor: sin consentir ninguna
crítica. Se cree que hay sólo menores de edad, sujetos sin juicio propio ni
esfuerzo reflexivo, esperando su guía. Además, por supuesto, se debe contribuir
a su celebración. Por si hubiera dudas, remarco que no tengo ningún interés de
exaltar lo propio, abonar nacionalismos, estimular actitudes regionalistas. Lo
que fastidia es toparse con gente despreciativa. Hemos quedado muy lejos de los
que, como Tocqueville, en Estados Unidos, o Voltaire, cuando compuso sus
famosas cartas inglesas, observaban y meditaban, dejando para después la crítica.
Impera otra lógica. La desgracia es que muchos incautos caen en esa estafa y optan
por divinizarlos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span style="font-family: arial;">Nota pictórica. <i>Acróbatas en un suburbio de París</i>
pertenece a Víktor Mijáilovich Vasnetsov (1848-1926).</span></p></div>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-5633283062847439772022-12-08T18:40:00.000-04:002022-12-08T18:40:09.191-04:00Hacia una teología de la libertad económica<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFfiE8wMwzhi6uwtBKB1q3_JD5ku5B_99eBYnbbX77WEXGzw2nq7d3YBCwNhPeEsCKK67CadnCZmpPdIX8fFROH3Dx7-mdFo-vkNE9pzhrelFk8SdnaQpn4DnjlJN1g5uxx1Wzp7DdGYMYIaEuLcSiAjoLsLCVGet1Kd5d8LnFhiqGgG9BlXc/s1280/Econom%C3%ADa%20y%20%C3%A9tica.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="842" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFfiE8wMwzhi6uwtBKB1q3_JD5ku5B_99eBYnbbX77WEXGzw2nq7d3YBCwNhPeEsCKK67CadnCZmpPdIX8fFROH3Dx7-mdFo-vkNE9pzhrelFk8SdnaQpn4DnjlJN1g5uxx1Wzp7DdGYMYIaEuLcSiAjoLsLCVGet1Kd5d8LnFhiqGgG9BlXc/w264-h400/Econom%C3%ADa%20y%20%C3%A9tica.jpeg" width="264" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Aquellos libros que
más a menudo han influido en los hombres —los escritos polémicos de los
teólogos y las especulaciones políticas de filósofos y hombres de Estado—
raramente poseen esa clase de mérito que asegura el renombre.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span style="font-family: arial;">Lord
Acton<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En 2023, el ejercicio
del papado por parte de Jorge Bergoglio cumplirá diez años. No ha sido un
tiempo de grandes transformaciones en la Iglesia católica, tal como algunos
suponían o, es más, deseaban con su llegada. En muchos casos, los cambios se
han limitado a lo estrictamente discursivo, procurando, eso sí, que se adopten
ciertas posturas de relevancia social. Recordemos desde su invitación a los
jóvenes para que se movilicen hasta las diversas intervenciones en donde ha
repudiado la riqueza y el mercado. Hace pocos meses, por ejemplo, atacó al
capitalismo, pues, según él, es un sistema que no ama a los pobres. Esas
críticas ponen en evidencia una sentida insatisfacción. No es el primero que lo
hace. Ya en la década de los 70, siglo XX, hubo teólogos que procuraron
conciliar cristianismo con socialismo. Con todo, el catolicismo tiene también
otros caminos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Entre
1526 y 1617, la historia del pensamiento registra un fenómeno para nada menor.
Me refiero a la Escuela de Salamanca, nombre con el cual se conoce a un grupo
de teólogos que reflexionaron sobre distintos temas, incluyendo cuestiones políticas
y económicas, defendiendo posiciones sensatas. Aunque suene raro para los que
se han acostumbrado a escuchar cómo, en síntesis, el demonio tiene cara de
rico, esa corriente planteaba una línea diferente. Basados en el ideario de
santo Tomás, propugnaban la propiedad, el libre comercio, los gastos moderados,
entre otras medidas razonables. Por fortuna, hace algunos años, en 1986,
Alejandro A. Chafuen, una meritoria voz del liberalismo de nuestros días,
publicó un libro que expuso estos aportes teóricos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Economía y ética. Raíces cristianas de la economía de libre mercado</i>.
Jamás será inútil recordar la lucidez de esos pensadores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Apelando
a textos bíblicos y, además, al pensamiento lógico, aquellos teólogos
reivindicaron la propiedad privada. Luis de Molina, verbigracia, señalaba que
las tierras en común eran mal cultivadas y peor administradas. Porque lo que
pertenece a todos nunca recibe el mejor trato. Domingo de Soto, por su lado, escribió
en pro del derecho natural a donar o transferir las cosas que, legalmente, uno
posee. Las restricciones en este ámbito, por consiguiente, debían ser objeto de
cuestionamiento. Subrayo que, en el aludido movimiento intelectual, hubo hasta
reflexiones contra la propiedad pública de los recursos naturales. Por
desgracia, en América Latina, prevaleció la insensatez de que tales bienes, sin
importar dónde se encuentren, no tienen como dueño sino al Estado. Nada
favorable ha traído consigo esta política estatista-extractivista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;">Como
no querían la supresión del Estado, pensaron en el mejoramiento de las
actividades gubernamentales. En esta materia, Fernández de Navarrete asoció los
abusos cometidos por gobernantes con sus gastos excesivos, pues debían recurrir
a la violencia para rellenar las arcas que habían usado sin prudencia. Por
cierto, sobre las innecesarias erogaciones, se destacó entonces la exagerada
carga de cortesanos, mal que no ha perdido vigencia. En contra de lo que
debería resultar elemental, la burocracia es un problema que no parece tener
fin. Es verdad que ya no hay vasallos, pero sí tenemos gente dispuesta a
ofrecer servidumbre por un puesto en el casillero administrativo. Frente a
ellos, invocar la dignidad o, como se hizo en el escolasticismo tardío, lo
importante que es tener una conducta ética no conmueve para nada. Pese a esto, desde
el medioevo hasta hoy, hacerlo sigue valiendo la pena.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-21306735402617358772022-11-14T12:00:00.002-04:002022-11-14T12:14:17.471-04:0080 años de un ilustrado y necesario aguafiestas<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgprBEHE2odg4p6yBlsD_c-JzYqALm0hsmJdN6Kgf8gmDDs8wqDpAyCUqbRThF-2rndI_I95E8lblLdop5pk9iGlIN6rZUJ_RGMhnyHrqA4OCa0xLSe6Mo2Yz_N6bvrbCYHt-EnIb2OjPA9k9WqDOBX4rDQ3ivA2eh8yxqPa6UhXTJ0ianA5iA/s940/WhatsApp%20Image%202022-11-14%20at%2011.46.06%20AM%20(1).jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="788" data-original-width="940" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgprBEHE2odg4p6yBlsD_c-JzYqALm0hsmJdN6Kgf8gmDDs8wqDpAyCUqbRThF-2rndI_I95E8lblLdop5pk9iGlIN6rZUJ_RGMhnyHrqA4OCa0xLSe6Mo2Yz_N6bvrbCYHt-EnIb2OjPA9k9WqDOBX4rDQ3ivA2eh8yxqPa6UhXTJ0ianA5iA/s320/WhatsApp%20Image%202022-11-14%20at%2011.46.06%20AM%20(1).jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: justify;"></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; margin: 0cm 14.1pt 8pt 14.2pt; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">El oficio del intelectual es destruir la apariencia de las cosas, negar las
certezas, socavar los mitos, es decir, romper todas aquellas convenciones que
permiten vivir al otro sin excesivos conflictos. En suma, el intelectual es el
aguafiestas, el que pone fin al idilio que el otro está siempre esperando vivir.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; margin: 0cm 14.1pt 8pt 14.2pt; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">José Lasaga Medina<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Al reflexionar sobre su agnosticismo, Juan José Sebreli destaca cómo la vida y las
muchas lecturas lo convirtieron en un librepensador. Desde sus primeros tiempos
intelectuales, sostiene posiciones sin recurrir a ningún gremio, escuela,
corriente o discipulado que lo defienda. Ha escrito en representación de sí
mismo, lo cual jamás será desdeñable. Su mérito es mayor cuando recordamos que
ha embestido contra mitos populares, desde Gardel hasta Maradona, además de
criticar el peronismo, los relativismos, las vanguardias estéticas, entre otros
asuntos. Huelga decir que, para varios de sus compatriotas argentinos, lo
pensado por él resulta incómodo. Así, para presentarlo, podemos usar la palabra
que dio título a un programa televisivo que tuvo con Marcelo Gioffré:
aguafiestas. No se trata de un demérito, sino todo lo contrario. Es que, sin
importar el país, urgen voces disonantes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Salvando diferencias, si se pidiera la identificación de
un aguafiestas boliviano, alguien dispuesto a cuestionar prácticas,
valoraciones, prejuicios y tendencias populares, con seguridad, no sería
difícil hacerlo: H. C. F. Mansilla. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Efectivamente,
desde su primer libro, lanzado hace más de 50 años, ha persistido en el
ejercicio del razonamiento crítico. Ha dejado constancia de su disconformidad
en múltiples áreas. Los servicios públicos, la justicia, el desempeño de
policías, las afectaciones al medio ambiente, los laberintos burocráticos, al
igual que una invariable politiquería, entre otros temas, lo movieron a la
reflexión. No fueron quejas caprichosas, exentas del rigor que debe darse a
observaciones para ser verosímiles; sus refutaciones se han distinguido siempre
por su jerarquía e imparcialidad: todos han sido criticados. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Por su época de formación universitaria —década del 60, siglo
XX—, lo más razonable habría sido tener militancia izquierdista. Era la regla
entre intelectuales de Latinoamérica, llegándose a desear una fórmula que
combine libros con fusiles, tal como lo hizo Debray. Pero Mansilla no fue seducido
por la dictadura del proletariado y los ataques al Imperio. En distintas obras,
dejó constancia de sus objeciones al respecto. Mientras, por ejemplo, había
autores, incluyendo a Mario Vargas Llosa, que respaldaban al castrismo, él
nunca se sumó al desatino de apoyarlo, pues, desde Sierra Maestra, existían razones válidas para criticar esa línea. No ha sido marxista, leninista,
estalinista, trotskista, maoísta, etc. A propósito, en Bolivia, cuestionó a
Fausto Reinaga y René Zavaleta, o sea, dos vacas sagradas de quienes abominan
del capitalismo por estos lares.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Con todo, la incomodidad que sus textos ocasionan no se
agota en círculos afines al socialismo. Revisando sus escritos, encontramos cuestionamientos
a quienes tendrían una postura diferente, de derecha. De este modo, con la
misma solvencia, ha criticado al empresariado y sus prácticas mercantilistas,
así como también los vicios de partidos políticos que, aunque se presenten como
demócratas, lo son sólo superficialmente. No es apologista de la industrialización,
razonando sobre problemas ecológicos cuando el tema causaba escaso interés. Nada
de hacer la venia a las élites actuales. Es más, tuvo hasta la gallardía de reivindicar
virtudes aristocráticas en tiempos nada propicios para el efecto. Lo ha hecho,
como muchas otras intervenciones suyas, porque no le interesa entretener a las
mayorías, secundarlas, sino ser leal a sí mismo. Esperemos que un largo futuro sea
todavía testigo de su oficio.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p><p></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-22690707545935176042022-09-25T02:35:00.000-04:002022-09-25T02:35:53.764-04:00Javier Marías o la pertinacia de incomodar<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaoQy92JGsXCCTmUmT6rQ3Gc4Vd76Mt64uP0zJpDf_vWEgs10yAFSuLlQNfoO1EkEH9gVKttMde4vc4uX8EwmN2PXtSN7UHVfNgjUqzprkZWbh46OJ5x6U-V-RGN8uRu3-9-loiKEqheZINurz8K2viSHcUr_axeEAR6FM0LEDbEtj7Pv6Cy0/s1280/Mar%C3%ADas%20al%20cuadrado.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1280" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaoQy92JGsXCCTmUmT6rQ3Gc4Vd76Mt64uP0zJpDf_vWEgs10yAFSuLlQNfoO1EkEH9gVKttMde4vc4uX8EwmN2PXtSN7UHVfNgjUqzprkZWbh46OJ5x6U-V-RGN8uRu3-9-loiKEqheZINurz8K2viSHcUr_axeEAR6FM0LEDbEtj7Pv6Cy0/s320/Mar%C3%ADas%20al%20cuadrado.jpeg" width="320" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 7.1pt; margin-right: 9.55pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-BO">¡Ay, amigo, la soledad en que vivimos…! La soledad en que nos han
puesto. Porque esa otra gente, la que estorba todo concierto, sabe más que la
gente de talento</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-BO">. </span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-BO"><o:p></o:p></span></i></span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 7.1pt; margin-right: 9.55pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">Miguel de Unamuno<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">En 1956, Julián Marías publicó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
intelectual y su mundo</i>. Entre otras reflexiones valiosas, destacó que
quienes aspirasen a tener esa condición debían intentar decir la verdad y,
además, justificarla. Ya entonces, como pasa hoy, vivíamos en tiempos signados
por el irracionalismo. La regla no era detenerse a pensar antes de hablar, sino
precipitarse y lanzar apreciaciones sin rigor. Los intelectuales debían
colocarse frente a este panorama, observando falencias sociales, cuestionando
las falsedades, la hipocresía mayoritaria, el despropósito de los que asumen
funciones gubernamentales: les correspondía hacer uso público de la razón
crítica. No interesaba su impopularidad, puesto que las adhesiones a una idea
nunca garantizaron su acierto. Es más, les incumbía la reacción contra el
conformismo en sus variadas formas. Sentirse a gusto con todo lo que sucede a
su alrededor sería síntoma de una traición o impostura.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">Las virtudes que distinguieron a Javier Marías como novelista
son tan conocidas cuanto contundentes. Desde <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los dominios del lobo</i> hasta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tomás
Nevinson</i>, su ejercicio de la literatura en ese género ha despertado legítimos
elogios. Asimismo, si cabe pensar en sus atributos positivos, no se debe
relegar el deseo de dar a conocer lo hecho por otros autores, y no sólo como
traductor. Tenemos su cruzada del Reino de Redonda, editorial que ha servido
para salvar del olvido a literatos sin destino propicio. Con todo, lo que ahora
me interesa es resaltar su papel de intelectual. Aludo a su faceta de
columnista, pues, cada domingo, desde 2003, en <a href="https://javiermariasblog.wordpress.com/category/la-zona-fantasma/" target="_blank">«La zona fantasma»</a>, escribía lúcidamente
para tocar diversos asuntos. Sus textos exponían un espíritu disconforme, tal
como quería don Julián, renuente a sumarse al tropel, descontentadizo sin
remedio. Evoquemos algunas de sus observaciones.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">En 2019, nuestro autor escribió <a href="https://javiermariasblog.wordpress.com/?s=contra+la+susceptibilidad" target="_blank">«Contra la susceptibilidad»</a>. Cuestionó que el mundo estuviese plagado de personas
quisquillosas, gente con una sensibilidad superlativa. El mayor problema no era
que tales sujetos se sintieran afectados por cualquier nimiedad, lo cual ya es
negativo, sino su pretensión de obligarnos a coincidir con ellos.
Prácticamente, tocaba que cualquiera de sus aversiones, pavores o caprichos,
aun cuando resultasen harto absurdos, fuese respaldado sin ninguna reserva. Por
supuesto, no existe un "derecho a sentirse ofendido", como anotaba
Marías. Además, creer que podemos evitar toda molestia del prójimo con nuestras
acciones, incluyendo las artísticas, es ilusorio. La gente es tan diversa que,
por mucho esfuerzo hecho al respecto, nunca faltarán individuos con miradas
todavía más exquisitas. Desde luego, no importan las probabilidades de ofender
con palabras o imágenes; nada justificaría el silencio por temor a esos excesos
del sinsentido.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">El delirio es tal que se ha llegado al punto de
pretender condenarnos sin haber cometido ninguna falta. Ocurre que, como se
indica en <a href="https://javiermariasblog.wordpress.com/?s=Ampliaci%C3%B3n+infinita+del+pecado+original" target="_blank">«Ampliación infinita del pecado original»</a> (2018), nuestra época nos
impone la carga de generaciones pasadas. De este modo, si uno es blanco, debe
sentirse responsable del esclavismo. En caso de ser europeo, conviene
disculparse por la colonización. Siendo rico, por dar otro ejemplo, queda bajar
la mirada debido a la explotación pretérita del semejante. Mientras tanto, los
que piden nuestra expiación evitan pensar en sus propias responsabilidades.
Porque, al margen de que sus colectividades hayan sufrido injusticias, ningún
pasado sirve para predestinar a nadie. Cada uno debería ser ponderado por sus
méritos e insuficiencias, aunque tal vez habría que preguntarse si cualquiera
puede convertirse en su juzgador, peor aún cuando éste contribuye a desgraciar
nuestra convivencia. Pasa que, en diferentes sociedades, esos sujetos con
deseos de sancionarnos son funestos cuando llegan tiempos electorales: se creen
superiores, pero votan por patanes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">No se niega que lo hecho por quienes nos antecedieron
en este mundo haya sido parcialmente sombrío, hasta monstruoso, como sucedió
con los campos de concentración. Sin embargo, plantear que, resumiéndolo, no
existe nada rescatable en otros tiempos es una imbecilidad. Es lo que Javier
Marías enseña cuando escribe <a href="https://javiermariasblog.wordpress.com/?s=En+favor+del+pasado" target="_blank">«En favor del pasado»</a> (2015). Para un literato,
pongamos por caso, los grandes autores que lo precedieron le sirven, no digamos
como un modelo a seguir, sino para contemplar el magnífico nivel al cual puede
llegar su arte. Esa genialidad, ese trabajo puesto para forjar una obra maestra
merece admiración, y no desprecio. Alegar que nuestra época es asaz distinta de
otras, por lo cual todo lo expresado antes ha quedado desfasado, refleja una
palmaria necedad. Por cierto, el respeto al pasado tiene que ver también con
evitar caer en las tentaciones de su tergiversación. Acontece que, como lo
señala en <a href="https://javiermariasblog.wordpress.com/?s=Nos+complace+esta+ficci%C3%B3n" target="_blank">«Nos complace esta ficción»</a> (2018), hay quienes se ocupan de revisar
la historia para sustentar invenciones regionalistas, nacionalistas, religiosas
o laicas. Lo peor es que jamás faltan los crédulos ni, menos aún, la
intelectualidad barata y siempre dispuesta a sustentar cualquier absurdo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">Tras diez años de su primera columna en <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><a href="https://elpais.com/eps/" target="_blank">El País Semanal</a></i>, nuestro autor compuso
<a href="https://javiermariasblog.wordpress.com/?s=Piel+de+rinoceronte+o+desd%C3%A9n" target="_blank">«Piel de rinoceronte o desdén»</a> (2013). Era un momento adecuado para evaluar si
pensar a contrapelo había valido la pena. Infelizmente, los trastornos que había
advertido, aquel conjunto de tonterías sobre las cuales tuvo su pluma en
ristre, no desaparecían; por lo contrario, se repetían sin gran demora. Esta
suerte de eterno retorno le producía cierta desazón. Es que, aunque no lo
parecía, él criticaba con la esperanza de que nuestra realidad mejorase. Claro,
como pasaba el tiempo y los males no cesaban, se podía inferir la inutilidad de
su oficio. No obstante, casi una década después de tal autocrítica, él
continuaba con su cruzada. Quizá, en el fondo, había todavía un tenue
optimismo, pues tampoco es que todo haya sido para peor. O, pensándolo más, tal
vez haya seguido con sus embates dominicales porque no podía abstenerse de
dejar constancia del rechazo que le producían tantas miserias y pamplinas. Era
parte de su esencia, incomodar sin claudicar, una función necesaria para
cualquier sociedad que aspire a ser cada vez menos corrupta, frívola, mojigata
o chabacana.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><br /></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-10580291300104176742022-07-21T14:56:00.000-04:002022-07-21T14:56:27.394-04:00Días de irracionalidad<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhI5WFbHoSfsmqWw9b6sVPua-RqEo2VB7a7MEALQUW42zfLgagHnIRtY_rP4IPy6P6PdEaiLNqFPXbkU_S4VGhvAfoj2JLKN8yMNpUFzrfb4UmFIVpW3mRFkdwv7046lMZzLf894LjTmYGofKjX9hKebTW5Hvcp43FfNwfUBwmqn4kn_aVlBhU/s396/Tapa%20SP.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="396" data-original-width="230" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhI5WFbHoSfsmqWw9b6sVPua-RqEo2VB7a7MEALQUW42zfLgagHnIRtY_rP4IPy6P6PdEaiLNqFPXbkU_S4VGhvAfoj2JLKN8yMNpUFzrfb4UmFIVpW3mRFkdwv7046lMZzLf894LjTmYGofKjX9hKebTW5Hvcp43FfNwfUBwmqn4kn_aVlBhU/s320/Tapa%20SP.png" width="186" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.5pt; mso-ansi-language: ES-BO;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin: 0cm 16.65pt 8pt 14.2pt;"><i><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Atrevámonos, pues, a entrever algunos
felices instantes en el porvenir; regocíjese nuestro corazón al prever que un
pueblo pueda, en algunos intervalos favorables, ser gobernado por la razón.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 16.65pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Barón
de Holbach<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">En el siglo XVII, con serenidad, un
hombre se decantó por pensar frente a su chimenea. Era Descartes, filósofo que
decidió entonces dudar de todo para tener alguna certeza. Así, gracias a la
razón, verificó su propia existencia. Era el punto de soporte que serviría para
continuar con otras reflexiones. El desarrollo del conocimiento científico, verbigracia,
consideró ese camino, uno conformado por reglas y principios que ha ayudado a
identificar falsedades e imprecisiones. No se niega que la experiencia sea
también importante; sin embargo, esa posición racionalista, más aún cuando es
crítica, ha sido un factor fundamental para nuestro avance. La desgracia es que
lo olvidamos, permitiendo ataques por parte de sus enemigos. Por fortuna,
tenemos a Steven Pinker, quien, en su nueva obra, <i>Racionalidad</i>, lanzada el año pasado, nos advierte sobre prácticas o
tendencias irracionalistas del presente. Conviene aprovecharlo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">En una época rebosante
de información, con facilidades que superan lo imaginado durante largo tiempo,
pensar correctamente puede resultar difícil. Pasa que, aun cuando tengamos un
genuino deseo de conocer la realidad, podemos ser perjudicados debido a las
noticias falsas. Es un fenómeno que, por lo visto, crece en intensidad y
variedad. Sin duda, la política se ha constituido en su preferido campo de
acción. Ya son cuantiosas las campañas electorales que, de principio a fin, han
estado marcadas por esos engaños. Se ha recurrido a métodos mucho más
sofisticados, alterando videos con audios que dicen lo jamás concebido por sus
supuestos emisores. De este modo, considerables personas se quedan con datos
inexactos, dando por resultado una mirada tergiversada. Víctimas de la
manipulación, varios ciudadanos eligen lo peor.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Lejos de las urnas, la
situación es igualmente problemática. Sucede que, aunque con el afán de conocer
cómo funciona el mundo, muchos se dejan llevar demasiado por la imaginación. Aludo
a casos en los cuales se concluye que hay una conspiración en nuestra contra. Se
puede tratar de un grupo compuesto por magnates que, buscando todavía más
dinero, inventan un virus, pero, a la vez, comercializan las únicas vacunas
aplicables. Asimismo, según lo notado en los últimos tiempos, se ha llegado a
sostener que criaturas extrañas, o sea, los reptilianos, dirigirían todo. Los
poderosos del planeta conformarían esta maléfica comunidad. Tenemos hasta la
creencia en un plan que, resumiéndolo, procuraría volver homosexuales a todas
las personas. Huelga decir que, para ellos, cualquier crítica en su contra
evidencia la pertenencia al sector conspirativo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Las redes sociales posibilitaron
que opinantes de toda índole sean consagrados como autoridades en distintas
materias. No importa que sus explicaciones carezcan de respaldo; lo fundamental
es el impacto discursivo. Nunca faltaron charlatanes en las sociedades humanas.
Desde tiempos antiguos hasta el presente, con seguridad, pueden identificarse
incontables muestras al respecto. No obstante, nuestros contemporáneos pueden
ejercer una influencia superlativa, conduciendo al despropósito a sus numerosos
seguidores. Porque la regla es no someter a crítica nada de lo manifestado por
ese osado palabrero. No interesa que indique cómo bajar bastante peso, curar
una enfermedad o conquistar al ser amado, entre otras opciones; sus
recomendaciones serían estimadas cual oro puro. Sólo quienes se animan a ser
racionales, los rebeldes del presente, pueden desnudar a esos ídolos con pies
de barro. </span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11.5pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.5pt; mso-ansi-language: ES-BO;"><o:p> </o:p></span></p></div>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-3863717038166251552022-06-23T12:32:00.002-04:002022-06-23T12:34:08.152-04:00Tres compromisos de la universidad<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg18-q5HlIZ1RerfpoaHd4C2XN28IZMvJuJNmds8cRIC42UtFTvto0XeT8_9ztVJY0tsFwg4ew7nACI9Ol_OMW25NbmEOfZsmGNOn0juq83_1-D011TqEGcKGoT3Ir7FdmnJXEvBtbOsYFMA2zCo_oODaf0OJ7I8t3X7ybSdfR2p3Otb26ZO0k/s655/Paseo%20por%20la%20playa.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="414" data-original-width="655" height="202" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg18-q5HlIZ1RerfpoaHd4C2XN28IZMvJuJNmds8cRIC42UtFTvto0XeT8_9ztVJY0tsFwg4ew7nACI9Ol_OMW25NbmEOfZsmGNOn0juq83_1-D011TqEGcKGoT3Ir7FdmnJXEvBtbOsYFMA2zCo_oODaf0OJ7I8t3X7ybSdfR2p3Otb26ZO0k/s320/Paseo%20por%20la%20playa.jpg" width="320" /></a></div><div><br /></div><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 9.55pt; margin-top: 0cm; margin: 0cm 9.55pt 8pt 14.2pt; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">La
universidad, como cualquier otra cosa, tiene un lugar en la sociedad a la que
pertenece, pero ese lugar no es el de contribuir con algún otro tipo de
actividad en la sociedad, sino el de ser ella misma y no otra cosa.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-right: 9.55pt; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Michael Oakeshott<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">De acuerdo
con Octavio Paz, el hombre es un animal que necesita ideas para justificar su
vida. Así, con este afán, puede recurrir a la razón y señalar por qué actúa de
una forma u otra. Por supuesto, como, además, es una criatura creadora,
correspondería que motivara igualmente sus inventos. Se supone que toda
fabricación suya puede ser considerada importante, incluso imprescindible, entretanto
haya un satisfactorio sustento de por medio. Siguiendo esta lógica, el panorama
es amplio: podemos argumentar a favor de la rueda, los aviones, las cárceles, mas también resultaría viable manifestarse sobre sus invenciones culturales. Respecto
a estos últimos quehaceres, por su relevancia, me interesa destacar que, sin
excepción, las universidades aparecen para cumplir algunos compromisos
fundamentales. Su propia existencia, por tanto, dependería del hecho de
llevarlos a cabo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Más allá de formar profesionales e investigar, una universidad debe
estar comprometida con la verdad. Es una razón primordial de su existir. Todo
campus tiene que ser un terreno fértil para el acercamiento a la realidad, su
entendimiento, análisis y explicación. El engaño, en cualquiera de sus expresiones,
debería provocar repudio. En este sentido, la charlatanería, las
pseudociencias, los fraudes científicos, entre otros males, resultarían incompatibles
con esas instituciones académicas. La desgracia es que no se procede siempre de
tal modo. Tenemos centros que, en lugar de promover un debate racional y acreditado,
prefieren la indiferencia o, peor todavía, sumarse a propagandas marcadas por
estafas intelectuales. Es probable que, en estos tiempos de abundantes
falsificaciones, reivindicar lo verdadero se vuelva una tarea central.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Pero no se trata de buscar la verdad por vanidad, pedantería, fama o
cualquier otra causa superficial. Sin temor, se lo puede plantear como un rol
de interés público. Me refiero a que las universidades deben estar
comprometidas con su sociedad. Tienen que contribuir a la explicación y, además,
posible solución de los problemas sociales. Porque, conforme a este
razonamiento, ninguna universidad debería estar desligada de la sociedad en
donde realiza sus actividades. Si se hace ciencia, por ende, tienen que
considerarse las necesidades de su comunidad. En especial, deben atenderse
aquellas dificultades que, desde la perspectiva económica, política o cultural,
para citar algunas esferas, afectan nuestro desarrollo. Levantar un templo del
saber que desdeñe los asuntos de valor colectivo, alegando su concentración en
otros campos, puede juzgarse contrario a la naturaleza
institucional-universitaria. Si tenemos a profesores, investigadores y estudiantes
que no sienten ningún tipo de inquietud por su problemática social, cabe cuestionar
al ente que los cobija.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Existe otra carga que no se debe dejar de lado cuando analizamos el tema
en cuestión. Si se buscara la verdad, apreciando el camino del conocimiento
científico, que conlleva discusiones críticas, ante los problemas sociales,
deberíamos hacerlo porque pretendemos una mejor realidad, es decir, una donde
haya mayor libertad. Sin ésta, tanto las universidades como sus sociedades
perderían lo más importante que tenemos después de la vida. Ha hecho avanzar al
mundo entero; su contrario, la opresión, como lo vimos muchas veces, nos lleva
al estancamiento, retroceso y hasta barbarie. Cualquier campus que se crea
digno, sin duda, debería rechazar toda medida favorable a la servidumbre o,
peor aún, esclavitud.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white; color: #1c1e21;"><span style="font-family: arial;">Nota
pictórica. <i>Paseo por la playa en la mañana</i> es una obra que pertenece al notable Anton Rudolf Mauve (1838-1888).</span></span></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-22324631690577231022022-04-14T12:52:00.003-04:002022-04-14T12:53:32.018-04:00De amistades intelectuales<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRlO2xwL_95GCVnUtqctaYthKE-troUnFosxdiCcXyDzsHpgwxiRShVwNaWquVaXwGoIxzE5hbyYZD1jCukslnZkNjhfI7NE38FRy_uaVAGYUuD0zAC_z-m-j7dHwc853efWNAunJ8-i7V2zzhzdQQRehHj7cB5N4-tcCG90A4YHO6dZuAMp8/s2000/Bioy.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2000" data-original-width="1228" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRlO2xwL_95GCVnUtqctaYthKE-troUnFosxdiCcXyDzsHpgwxiRShVwNaWquVaXwGoIxzE5hbyYZD1jCukslnZkNjhfI7NE38FRy_uaVAGYUuD0zAC_z-m-j7dHwc853efWNAunJ8-i7V2zzhzdQQRehHj7cB5N4-tcCG90A4YHO6dZuAMp8/s320/Bioy.jpg" width="196" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin: 0cm 21.2pt 8pt 14.2pt;"><i><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">Que no me pongan en el mismo rango esas
otras amistades convencionales; tengo de ellas tanto conocimiento como
cualquiera, y aun de las más perfectas en su género, mas a nadie aconsejo que
confunda las reglas de ambas: se equivocaría.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 21.2pt; margin-top: 0cm; margin: 0cm 21.2pt 8pt 14.2pt; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">Montaigne<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">Tengo en mis manos un voluminoso libro,
tapa dura, que cuenta con más de 1.600 páginas. Alberga lo escrito por Adolfo
Bioy Casares, en sus diarios, sobre Jorge Luis Borges. Se podría decir que es
la obra de un colega, cómplice, pero también, tal vez, ante todo, amigo. Es
verdad, al revisar su contenido, nos topamos con trascripciones que acreditan la
lucidez y el incomparable talento del autor de <i>Ficciones</i>. Se deja igualmente constancia de su memoria, a menudo
valorada, con justicia, por quienes lo conocieron. Hay frases ingeniosas que
llevan el signo de lo literario. La filosofía, por otro lado, deja sentir su
impronta, pues formaba parte de las dichas borgesianas. Leen juntos, traducen,
inventan, incluso atacan al prójimo. Las últimas anotaciones son de pesar. Bioy
se queja del trato dado a Borges por su esposa, María Kodama. Fuera de los
placeres conectados con la literatura, había el afecto personal.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">Si bien hubo una
significativa diferencia de edad, quince años, la relación entre Borges y Bioy
no fue jerárquica. No teníamos al maestro con su cercano discípulo. Sin
embargo, como se sabe, tampoco es que una situación así vuelva imposible un
vínculo de amistad. Pienso en el magnífico lazo que Julián Marías tuvo con
Ortega y Gasset. Este último fue su profesor universitario, destacando como
pocos, marcando a estudiantes, colegas, lectores. Mas la relación no se agotó
en el campus; colaboraron en varios proyectos culturales. Juntos, impulsados
por valiosas inquietudes, fundaron el Instituto de Humanidades. Se trató de una
organización que, mediante conferencias, coloquios y cursos, apostaba por
invitar a pensar. Para enseñar, se tenía a las universidades. En este sentido,
cabe realzar la trascendencia del consabido lazo para su sociedad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;"> Aun
cuando el aporte a la elevación cultural de los ciudadanos sea importante, las
amistades entre intelectuales pueden ser, en ocasiones, apreciadas por otros
motivos. Hubo quienes, durante la ocupación nazi de Francia, combinaron plumas
con fusiles, resistiendo, luchando para que tal infamia terminara. Me acuerdo
de Sartre y Raymond Aron. Pasa que, así como charlaron sobre fenomenología,
maravillándose de Husserl, coincidieron en el rechazo a esa situación
oprobiosa. Años antes, la Guerra Civil de España llevó a otros intelectuales al
combate. Lo hicieron por sus ideales, aunque también concordaban con amigos al
respecto. Si el joven Octavio Paz viajó entonces para participar en un
encuentro de escritores antifascistas, lo hizo junto con su amigo Carlos
Pellicer. A su repudio por el fascismo, ya en ultramar, se sumará la amistad de
Alberti, Neruda y otros literatos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;"> Pero,
como pasa con cualquiera, ese afecto puede terminar. No importa que se trate de
grandes pensadores o magistrales novelistas. Sartre, verbigracia, fue alguien
que rompió con más de un amigo. Le sucedió con Albert Camus, a quien había
estimado mucho; empero, no soportó que, en <i>El
hombre rebelde</i>, se cuestionara la justificación del asesinato político. No
interesaban las noches de bailes, alcohol, tabaco y abundante literatura; la
ideología los separó. El fundador del existencialismo ateo se distanció asimismo
de Merleau-Ponty, pese a distintos proyectos que llevaron en conjunto. Por
último, ya en lo literario, cierro con una ruptura que incluyó un puñetazo de
Mario Vargas Llosa a García Márquez: aunque fueron muy amigos, temas personales
provocaron ese final. No hay que divinizarlos; cualquiera puede ceder al
impulso de la irracionalidad.</span></span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal;"><br /></p></div>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-80798917354294652832022-03-04T08:56:00.002-04:002022-03-04T08:58:09.086-04:00Intelectualidad del victimismo<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgk1kxC97Pxj3-SVVnMENITafwjLMzO5DByWijXsKHkXxxRA3h9D_Ud-zaI2_8h2yztdP1AKG5zaDr2X2NdVWLTiiVY-6ONh8l6x2Y_oe_Ry3N6XjZ99bFgkex8sel4Q4ze1kESdUGE9BRTLaMmoEp_seBlAymXGvmZtgQnIIg9-81PDa2zqUo=s762" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="426" data-original-width="762" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgk1kxC97Pxj3-SVVnMENITafwjLMzO5DByWijXsKHkXxxRA3h9D_Ud-zaI2_8h2yztdP1AKG5zaDr2X2NdVWLTiiVY-6ONh8l6x2Y_oe_Ry3N6XjZ99bFgkex8sel4Q4ze1kESdUGE9BRTLaMmoEp_seBlAymXGvmZtgQnIIg9-81PDa2zqUo=s320" width="320" /></a></div><div><br /></div><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: right;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 21.2pt; margin-top: 0cm; margin: 0cm 21.2pt 8pt 14.2pt; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">El que no quiere enterarse, el que prefiere
suponer que las cosas son de cierta manera, mejor que comprobar que son de otro
modo, no es un intelectual.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 21.2pt; margin-top: 0cm; margin: 0cm 21.2pt 8pt 14.2pt; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">Julián
Marías<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">Entre otros aspectos, la inmadurez implica
que un individuo sea reacio a reconocer su propia culpa. En lugar de admitir
que sus vicios, malos hábitos, falencias o cualesquier imperfecciones le
ocasionaron dificultades, busca responsables por afuera. Ellos serían la fuente
de sus desgracias, el obstáculo que le ha impedido contar con días mejores.
Conforme a esta lógica, no cabe pensar sólo en sus contemporáneos. Ocurre que,
más allá de considerar los problemas causados por quienes nos acompañan en una
misma época, se recurre también al pasado. Consecuentemente, la historia se
presenta como un campo bastante generoso para el hallazgo de pretextos.
Revisando lo que se ha hecho, tendríamos la posibilidad de apuntar a los
culpables. En síntesis, una mirada como ésta contribuye a suscitar un fenómeno
de carácter cultural que marca todavía a distintos países: el victimismo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">Con pocas excepciones,
los intelectuales latinoamericanos se han decantado por alimentar esa línea
victimista. Tanto Rubén Darío como José Martí pueden ser presentados bajo ese
concepto. Finalizando el siglo XIX, sus reflexiones, con regularidad poéticas,
se preocuparon de la suerte que corrían las naciones del subcontinente. No se
puede negar que sus móviles fuesen nobles. Porque, siendo perfectamente posible
que se dedicaran a temas literarios, exclusive, procuraban la identificación y
solución de problemas estructurales. La cuestión es que, aun cuando medie un
espíritu distinguido, se pueden cometer equivocaciones. Así, al discurrir sobre
lo que había perjudicado a estos países, concentraron sus miradas en agentes
externos. No debían preguntarnos qué pasaba dentro de las fronteras nacionales,
o regionales, sino tan sólo mirar afuera, donde no faltarían los enemigos
imperialistas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">Merced a esa postura,
respaldada por el <i>Ariel</i> de José
Enrique Rodó, irrumpirá el supuesto enemigo histórico que, en mayor o menor
grado, no haría sino afectarnos, Estados Unidos. Es la misma denuncia que, hace
medio siglo, 1971, Eduardo Galeano volvería célebre con <i>Las venas abiertas de América Latina</i>. Es una senda que no ha dejado
de ser transitada. Conviene acotar que los intelectuales renuentes a continuar
alimentando esta tradición, una sin la cual muchas fragilidades serían
desnudadas, suelen ser censurados. Se prefiere a los que piensan y escriben
para nutrir mitos colectivos; la gente con propósitos críticos desencadena
furia, cuando no desprecio. Poco importa que diferentes autores se hubiesen
esforzado para distanciarnos de las ilusiones, los engaños al respecto. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;">No se desconoce que, a
veces, los intereses de potencias extranjeras pueden perturbar cómo está
desenvolviéndose un país. El punto es que se trata de un factor. Las
explicaciones no deberían agotarse ahí. Carlos Rangel lo ha resumido con
maestría cuando publicó <i>Del buen salvaje
al buen revolucionario</i>; en Bolivia, además, tenemos una voz coincidente con
esta perspectiva. Me refiero al notable Alcides Arguedas, cuyo ejercicio del
pensamiento lo llevó a una radical autocrítica para entender los problemas
nacionales. Debido a ese oficio, no se ganó sino ataques por parte de quienes
prefieren las ilusiones, los cuentos nacionalistas, la poesía del patriotismo.
Es la misma línea que ha seguido H. C. F. Mansilla, quien denunció el carácter
conservador, autoritario, aun antidemocrático de la sociedad boliviana, en su
mayoría. Es lo que más hace falta: un razonamiento que llame a la autocrítica,
descartándose ese complaciente victimismo.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-BO" style="background: white;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: white;">Nota pictórica. </span><i>En el río Ródano en Arlés </i><span style="background-color: white;">es una obra que pertenece a Henri Bouchet
Doumenq (1834-1884).</span></span></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-5499061163126824702022-02-18T10:47:00.000-04:002022-02-18T10:47:01.468-04:00El peso de ser racionales<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgFaLLZCsO4_Sfphgjuk5TLvWZzkwdDOEd9mvuNzn-5MEK4HHOHaAXrQJhXTiE9rdVR7kFSvfSvhVB2XcYy_U8CxyWX40JIyB4crxuw-m9knRJJjy4VuiqRfojPqqn28tcz2hY8VAqaujX8AIV-ekIAWrm-fhppbkMutvjOfQ0Fx7CP0oXumko=s760" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="588" data-original-width="760" height="248" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgFaLLZCsO4_Sfphgjuk5TLvWZzkwdDOEd9mvuNzn-5MEK4HHOHaAXrQJhXTiE9rdVR7kFSvfSvhVB2XcYy_U8CxyWX40JIyB4crxuw-m9knRJJjy4VuiqRfojPqqn28tcz2hY8VAqaujX8AIV-ekIAWrm-fhppbkMutvjOfQ0Fx7CP0oXumko=s320" width="320" /></a></div><span style="font-family: arial;"><br /></span><p style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="es-419"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es-419"><span style="font-family: arial;">Un racionalista
es sencillamente un hombre que concede más valor a aprender que a llevar la
razón; que está dispuesto a aprender de otros, no aceptando simplemente la
opinión ajena, sino dejando criticar de buen grado sus ideas por otros y
criticando gustoso las ideas de los demás.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="es-419"><span style="font-family: arial;">Karl R. Popper<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="es-419"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="es-419"><span style="font-family: arial;">Con
seguridad, si alguien pretendiese distanciarse del resto de los animales, pues
lo somos, marcando una diferencia tan profunda cuanto incomparable, subrayaría
su inteligencia. Según esta previsible observación, nada superaría nuestra
capacidad de pensar. El cerebro del ser humano podría producir maravillas,
prodigios, quedando lejos de las otras especies. Todos pueden sentir dolor, por
ejemplo, pero únicamente nosotros estaríamos en condiciones de reflexionar.
Esta superioridad, no sólo particularidad, quedaría plasmada en diversos e
incontables productos del ingenio que nos resulta común. En efecto, si tenemos
presente números, operaciones, conceptos, teorías, sistemas, aunque también
inventos de cualquier naturaleza, una obra superior sería evidente. Hace mucho,
teniendo en cuenta estas posibilidades, Aristóteles y Tomás de Aquino
consagraron una fórmula que, usando apenas dos palabras, vuelve posible nuestra
definición: animales racionales. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span lang="es-419"><span style="font-family: arial;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los ídolos de
Bacon</i>, Francovich hace una modulación que nos interesa. Con sensatez,
sostiene que “el hombre no es racional: se hace racional”. Esto significa que,
entre nosotros, el uso de la razón es una posibilidad. No es que, de modo
ineludible, sin esfuerzo alguno, todas las personas llegan a contar con esa
condición. No, para el acceso a dicho estadio, planteémoslo así, hace falta que
trabajemos. Sea describiendo, explicando, interpretando o hasta comunicando, la
mente no permanece inactiva. No me refiero a simples impulsos que dejan en
evidencia la vida del cerebro; aludo al enfrentamiento de retos problemáticos.
Con todo, podemos equivocarnos. Ocurre que, si bien, por voluntad, entusiasmo y
disciplina, nuestra mirada puede calificarse de racional, en el fondo, errar
resulta siempre posible.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span lang="es-419"><span style="font-family: arial;">Es importante destacar que, aun cuando lleguemos a ser
racionales, nuestros pensamientos no tendrán la misma calidad. Por un lado,
tenemos una diferencia de complejidad. Hay personas que se limitan a realizar
un solo esfuerzo para comprender cualquier asunto. Ellos se quedan satisfechos,
sin ninguna queja, con lo que descubren en su primer acercamiento. No superan,
pues, los cómodos límites de lo sencillo. Además de quedarse a ese nivel,
bastándoles lo elemental, evitan la profundización. Por cierto, para muchos,
demasiados sujetos, la superficie no es sino el único plano importante. Si la
condición de animal racional ofrece alguna gran bondad, ésta consiste en
posibilitar que ampliemos nuestros conocimientos. Hay que avanzar hasta donde
nos resulte posible, buscando mejores respuestas, complejas, profundas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span lang="es-419"><span style="font-family: arial;">Por último, conviene relacionar la racionalidad con el
conocimiento de nuestras posiciones. Lo señalo porque, en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Autobiografía de un hombre feliz</i>,
Benjamin Franklin plantea una idea que resulta significativa: el hombre es una
criatura razonable. Pensemos en nuestra capacidad de dar explicaciones. Sea
buena o mala, una causa que nos importe podría ser motivada por nosotros. Estamos,
por tanto, en condiciones de respaldar lo que hagamos, empleando una, varias
ideas. Lo más fácil es hallar justificaciones válidas para llevar a cabo un
hecho que, mayoritariamente, se considera bueno; empero, podríamos reivindicar algo
impopular. Cada uno debería optar por amparar lo que juzgue correcto, las
mejores razones. Para conseguir este propósito, no valdrán las contestaciones proporcionadas
por terceros, sino que dependeremos de nosotros mismos. Es la carga impuesta
por el hecho de intentar ser racionales.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span lang="es-419"><span style="font-family: arial;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Nota
pictórica. <i>En el puerto </i>es una obra
que pertenece a don Aurelio Arteta (1879-1940).</span></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-50314246875644194412022-02-03T16:40:00.000-04:002022-02-03T16:40:14.514-04:00Constitucionalismos decadentes<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEizH-78G29tmBjpf4VGR9agh6xtiLVMZdLllErxnyHWnTXa6tDAsySdlvIwN7TKy_aWe8LLMjAq_C4HGu0rFlOLBBaJxtJ3pm8IpVtAK-fvtxIaLScZcLznmjyMP8BpG2PqUUYwys15Y3bxNgZBdYQCL--dvuOW_Du2-lTKnwu87csh2QROp1A=s2560" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2560" data-original-width="1725" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEizH-78G29tmBjpf4VGR9agh6xtiLVMZdLllErxnyHWnTXa6tDAsySdlvIwN7TKy_aWe8LLMjAq_C4HGu0rFlOLBBaJxtJ3pm8IpVtAK-fvtxIaLScZcLznmjyMP8BpG2PqUUYwys15Y3bxNgZBdYQCL--dvuOW_Du2-lTKnwu87csh2QROp1A=s320" width="216" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 16.65pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">Esto es lo que hace que la constitución de un Estado y la debida
distribución de sus poderes sea un asunto que requiere la más delicada y
complicada destreza; se requiere un conocimiento profundo de la naturaleza
humana y de las necesidades humanas, así como de las cosas que facilitan u
obstruyen los varios fines que deben ser buscados por el mecanismo de las
instituciones civiles.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 14.2pt; margin-right: 16.65pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">Edmund Burke<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES">La primera Constitución moderna pertenece a Estados Unidos. Establecida en
1787, dentro del gran Siglo de las Luces, nos acompaña todavía, aunque teniendo
ya varias enmiendas. La idea fue tan significativa que resultó replicada por
muchos, incontables países, incluyendo aquéllos cuyos actuales regímenes
sienten alergia por esa notable república norteamericana. En suma, un texto
como ése buscaba la organización fundamental de una sociedad. Así, nos topamos
con instituciones, pero también límites al ejercicio del poder, atribuciones,
derechos, garantías. Tal ha sido su relevancia que, en 1803, un destacado juez,
John Marshall, formuló el principio de supremacía constitucional. Todos,
administrados o gobernantes, debíamos someternos a sus dictados, principios y
valores. Una convivencia civilizada, por supuesto, dependería del hecho de
respetar ese orden.</span><span lang="ES-BO"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">En algún momento, sin embargo, esa lógica de carácter
constitucional varió, suscitando debates y, más aún, corrientes que han sido
contraproducentes. Efectivamente, lejos de aportar a una meritoria tradición
teórica, la perturban con innegable peligrosidad. La situación ha sido expuesta
por Jorge Asbun en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Constitucionalismo
popular y neoconstitucionalismo latinoamericano</i>, obra donde ambas posturas
son objeto de solvente crítica. Destaco que dicho autor no se limita al
lenguaje descriptivo, pues valora, cuestiona, juzga. Lo hizo cuando publicó su
primer libro, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Formas de gobierno en
América Latina </i>(1991), cuyas páginas contienen claras objeciones al
presidencialismo. De modo que, una vez más, el académico deja sentada su
posición frente a quienes reivindican ideas harto discutibles. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">El constitucionalismo popular es la primera
perversión. Su tono demagógico resulta evidente. Conforme a esta perspectiva,
propugnada por Larry D. Kramer y otros, hay un solo intérprete definitivo de la
Constitución: el pueblo. Pero éste no se manifestaría mediante vías
institucionales. No, su entendimiento de aquella norma se materializaría en
marchas, protestas y toda otra forma que, supuestamente, posibilitaría su
expresión. Pensemos en gente que no tiene la más mínima noción de un sistema
constitucional; incluso así, por movilizarse, tendrían juicios superiores. No
se discute que, sin la voluntad del pueblo, no habría Estado ni, por ende,
Constitución; empero, tras su creación, cabe apostar por las instituciones y
representantes correspondientes. Si pensamos en un sistema razonable, un
ejercicio directo de la soberanía es hoy tan impracticable cuanto absurdo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-BO"><span style="font-family: arial;">La otra propuesta que motiva críticas es el
neoconstitucionalismo latinoamericano. Se plantea que las normas
constitucionales deberían servir para el cambio social. No aludo a cualquier
modificación de la vida en común; hay aquí una manifiesta carga ideológica. Si
uno revisa lo dicho por sus exponentes y, además, aquello que se ha plasmado en
varios textos constitucionales, notará una serie de creencias contrarias al
liberalismo. Venezuela, Ecuador y Bolivia, fundamentalmente, ofrecen un
panorama en el cual la Constitución es una suerte de panfleto contra sociedades
abiertas. Sus constituyentes no promueven la salvaguarda del individuo, su
propiedad y libertades políticas. Peor todavía, pretextando una busca de
justicia, robustecen al Gobierno. Su idea de Constitución no es ampliar la
libertad y limitar el poder del gobernante; pretenden, como puede pasar en
Chile, utilizar ese articulado para concretar perjudiciales y hasta criminales
ocurrencias políticas.</span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-BO" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;"><o:p> </o:p></span></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-77624763177629706822022-01-20T12:11:00.000-04:002022-01-20T12:11:42.066-04:00Tiempo y política<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgAzNe7bdhNJUl2XQW_PKq9us08BgbPE0r6LZFr2CaI_XZJZG4nyOfsC2aHz-XcyHypG2uvnZPEYj-_l3CUC5rULh-rDmPuW2bq7p_U_DW74vELr-EMJ09QMR2WbeMwJztIsqqN623sJeQ0QDeqNdEACk6ftlzi9c2rPvCbeKK_cm6JXzGiKwI=s740" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="439" data-original-width="740" height="190" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgAzNe7bdhNJUl2XQW_PKq9us08BgbPE0r6LZFr2CaI_XZJZG4nyOfsC2aHz-XcyHypG2uvnZPEYj-_l3CUC5rULh-rDmPuW2bq7p_U_DW74vELr-EMJ09QMR2WbeMwJztIsqqN623sJeQ0QDeqNdEACk6ftlzi9c2rPvCbeKK_cm6JXzGiKwI=w320-h190" width="320" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p align="right" class="MsoNormalCxSpFirst" style="line-height: normal; margin-right: 14.1pt; mso-add-space: auto; text-align: right;"><br /></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 21.3pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">De ahí que debamos edificar una Ética y una Política sobre la Poética del
ahora. La Política cesa de ser la construcción del futuro: su misión es hacer
habitable el presente.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 21.3pt; margin-right: 14.1pt; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Octavio Paz<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">No es casual que incontables filósofos, desde la Edad Antigua hasta
nuestros días, se hayan ocupado del tiempo. Aristóteles, Agustín de Hipona, Heidegger,
Bergson y Castoriadis, para no alargar la lista, optaron por pensar al
respecto. Lo que hacemos, sea en términos individuales o colectivos, nos
relaciona necesariamente con ese concepto. Si, por ejemplo, alguien se preocupa
por su existencia, nada más razonable como que considere, entre otros aspectos,
la duración de la misma. Pero no sólo importa su prolongación, sino también,
sin duda, la proyección de nuestra vida. Cualquier plan concebido por el hombre
parte de una premisa fundamental: hay días que vendrán. El futuro es, pues, indispensable
para que los proyectos puedan concebirse, además de realizarse. Tiene asimismo
valor el pasado, porque, sin lo ya vivido, es decir, experimentado, razonado,
conocido, nuestra propia identidad se desvanece.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Mientras convivamos con los demás, el tiempo es tan
inevitable como la política. La sociedad cuenta, sin excepción, con problemas
que deben resolverse. Por otro lado, tener a gente con diferentes creencias,
criterios y simpatías nos ofrece un escenario de pluralidad que, a menudo, causa
conflictos. Aunque no siempre suceda, el trabajo esencial de los políticos
sería lidiar con esas cuestiones. Ellos tienen que proporcionarnos las
respuestas correspondientes. Para ello, cabe tomar consciencia del tiempo, pero
en sus distintas dimensiones: pasado, presente y futuro. Se lo debe hacer,
conviene resaltarlo, de forma dinámica. Quedarnos en uno solo de los tiempos
puede traer consecuencias negativas, incluso trágicas. Al revisar la historia,
con cierto rigor, los riesgos que conllevan tales encerramientos se tornan evidentes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">No hay pasado que pueda considerarse insuperable, menos
aún perfecto, salvo desde un punto de vista gramatical. Pese a ello, tenemos
personas que glorifican ese tiempo, convirtiéndolo en el principal criterio
para regir nuestras relaciones. En política, esto se pone de manifiesto gracias
a partidarios del tradicionalismo. Aludo a quienes, de modo forzoso e
indiscutible, defienden un orden antiguo, censurando que instituciones,
costumbres y otras prácticas sociales sean cambiadas. Todo esto debería
conservarse, rechazándose cualesquier innovaciones, aun cuando permitan un
mejor trato conforme a la dignidad humana. Huelga decir que, si esta línea
hubiese gobernado el mundo, ningún progreso significativo se habría dado. Una
política que se ancla en lo pasado, por tanto, es un camino seguro a la
parálisis, cuando no al retroceso, de una sociedad. Vale para los adoradores de
tiempos precolombinos, coloniales o republicanos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">No se trata, sin embargo, de mirar únicamente lo
venidero. Desde jacobinos hasta bolcheviques, pretextando el uso de la razón, se
anunció un paraíso futuro. Los problemas desaparecerían, ofreciéndonos un
panorama en el cual las disputas entre sujetos y grupos habrían acabado. El
único punto adverso era que, para lograrlo, debíamos sacrificar nuestro
presente y abolir el pasado. Nada de lo consumado hasta entonces servía; todo
aquello que resultaba contrario al proyecto del mañana debía ser desechado. Un
absurdo, por supuesto. Si bien necesitamos pensar en los siguientes meses o
años, precisamos también conocer de lo hecho, del error y el acierto, al igual
que reivindicar nuestro presente. Los políticos deben saber que el modesto
bienestar de hoy, siempre mejorable, no se cambia por la supuesta perfección
del futuro.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Nota pictórica. <i>Utopía</i> es una
obra que pertenece a William Samuel Schwartz (1896-1977).</span></span></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-24908554.post-3524234985477509802022-01-08T16:49:00.002-04:002022-01-12T00:34:27.978-04:00Vida y obra de Manfredo Kempff Mercado<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEh8teoajjgzvfdResdQmC1Lg-IsNWp6MrsoQTofk-JECIMnhfppvD3qIpVSnBL6lB32WXlovSQv9bxPxseCaH8uPxG2AwIbq-iZPZhllqzNhIM4-aDiI8LS6PpAHI1hssc31Ibi4pWAy1t-tN-fuQaVsUcoHaf6_UmdCpVGlkAXbF2RgEIHyPI=s286" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="286" data-original-width="200" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEh8teoajjgzvfdResdQmC1Lg-IsNWp6MrsoQTofk-JECIMnhfppvD3qIpVSnBL6lB32WXlovSQv9bxPxseCaH8uPxG2AwIbq-iZPZhllqzNhIM4-aDiI8LS6PpAHI1hssc31Ibi4pWAy1t-tN-fuQaVsUcoHaf6_UmdCpVGlkAXbF2RgEIHyPI" width="200" /></a></div><p style="text-align: justify;"><b><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></b><b><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></b></p><p style="text-align: justify;">
</p><p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-left: 4cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Fue un caso extraordinario de entusiasmo y amor hacia la filosofía.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-left: 4cm; mso-add-space: auto; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Augusto Pescador<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">1. Aspectos biográficos<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Manfredo Kempff Mercado nació el 8 de enero del año 1922 en Santa Cruz de
la Sierra. Fue hijo de un médico alemán, Francisco Kempff, y una dama cruceña,
Luisa Mercado, quienes tuvieron cinco hijos, los que realizaron aportes de
importancia a la sociedad. A propósito, se destaca lo hecho por Enrique,
hermano mayor de Manfredo, pues debe ser considerado como uno de los
principales escritores del siglo XX en Bolivia. Asimismo, se resalta la figura
de Noel, importante biólogo que, trágicamente, fue fatal víctima del
narcotráfico, desencadenando una indignación ciudadana que sirvió para repudiar
a los que incurrían en esos hechos ilícitos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Nuestro pensador obtuvo su bachillerato en el Colegio
Nacional Florida. Luego, contando veintidós años, se tituló de abogado gracias
a la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Su tesis, defendida el 30 de
diciembre de 1942, se tituló «El fenómeno económico en la evolución nacional». Si
bien el Derecho fue objeto de estudio, no hubo sino muy poca práctica
profesional al respecto. Lo que sí ejerció, incluso siendo todavía
universitario, fue el profesorado. En efecto, a nivel de la educación
secundaria, fue docente de Filosofía. Sin duda, se ponía así en evidencia una
vocación que lo acompañaría durante toda su vida.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">Casado con Justita Suárez Montero, tuvo tres hijos:
Manfredo, Julio y Mario. La familia procuró acompañarlo en sus distintos
destinos. En 1951, formando parte de las candidaturas del Partido de la Unión
Republicana Socialista, obtuvo el suficiente respaldo electoral para ser
diputado; empero, debido a la cesión del poder a los militares que hizo Mamerto
Urriolagoitia, no pudo asumir como legislador. En 1952, Kempff Mercado fue
designado como representante de Bolivia ante la UNESCO. Por causas políticas,
vale decir, la Revolución del MNR, régimen que forzó luego su exilio, no pudo
cumplir con esas funciones diplomáticas. Más adelante, en 1966, por el Frente
de la Revolución Boliviana, fue electo como senador por Santa Cruz, llegando a
ejercer la presidencia de la Cámara Alta. Sus labores como parlamentario fueron
interrumpidas por el derrocamiento del presidente Luis Adolfo Siles Salinas, en
1969, quien había asumido la primera magistratura del país por el accidente
aéreo que acabó con la vida de René Barrientos Ortuño. De vuelta a Santa Cruz,
fue profesor en la Gabriel René Moreno, brindando conferencias varias. Falleció
el 12 de noviembre de 1974.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES"><span style="font-family: arial;">2. Cátedra y obra<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Apostolado y producción intelectual<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Manfredo Kempff Mercado deja su
lugar natal y, en 1946, se traslada a La Paz. Comenzó entonces su vida como
profesor de la Universidad Mayor de San Andrés. Dos años antes, Augusto
Pescador Sarget y Roberto Prudencio Romecín habían fundado la Facultad de Filosofía
y Letras en esa institución académica. Don Manfredo llegó a ser allí profesor
(1946-1953) y, además, titular de la vicedecanatura, un hecho significativo en
vista de su edad y origen. Con todo, su labor docente fue tan relevante que
rebasó las fronteras nacionales. Así, entre 1955 y 1964, estuvo en Chile,
impartiendo clases de distintas ramas filosóficas. Durante los dos años
siguientes, profesó en la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela, siendo
responsable de diversas asignaturas y seminarios. Es útil añadir que, entre
1953 y 1954, estuvo en Brasil, donde tuvo la meritoria experiencia de dar un
curso sobre la historia de las ideas en Latinoamérica; de este modo, trabajó en
la prestigiosa Universidad de Sao Paulo. Se recalca que, durante los últimos
años de vida, prestó servicios docentes en su Alma Máter.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES" style="color: black;"><span style="font-family: arial;">En una separata de la
revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kollasuyo</i>, edición aparecida
el año 1952, se publicó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vida y obra de
Mamerto Oyola</i>. Se trata de un estudio biográfico e intelectual que firmó
nuestro filósofo. Tiempo después, en 1958, se lanza la que será su obra más
relevante, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de la filosofía en
Latinoamérica</i>. Efectivamente, editada por Zig-Zag, empresa chilena, será el
primer libro con ese título, constituyéndose, como se demostrará más abajo, en
una referencia forzosa sobre la materia. Posteriormente, 1965, publica dos
volúmenes, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Introducción a la antropología
filosófica</i> (Chile) y ¿<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuándo valen
los valores? Ensayos de axiología </i>(Venezuela). Por último, en 1973, su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Filosofía del amor</i> aparecerá gracias a
la Editorial Universitaria (Chile).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES" style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Al margen de los títulos
antes señalados, Kempff Mercado escribió numerosos textos que fueron publicados
en periódicos nacionales y extranjeros. En efecto, fue columnista de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Presencia</i> (Bolivia), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Comercio </i>(Perú) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Mercurio </i>(Chile), entre otros
diarios, contribuyendo a la reflexión pública sobre temas relevantes. Se
precisa que esas colaboraciones a la prensa, así como también todos los libros,
fueron recogidos y publicados en 2004, contándose, por tanto, con sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Obras completas</i>. Este volumen
antológico, en cuya elaboración intervino un gran especialista suyo, Marcelino
Pérez Fernández, sirve para evidenciar, en toda su magnitud, la potencia
reflexiva y clara erudición de don Manfredo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES" style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Respecto a sus
intervenciones en el periodismo de ideas, cabe resaltar que no fueron artículos
sólo expositivos. Sí, desde luego, escribió en torno a filósofos, libros y
corrientes; no obstante, se decantó igualmente por las reflexiones acerca de
problemas que ofrecía la realidad política del país. En estos casos, sin dejar
de ser cerebral, el tono de sus intervenciones era distinto. Su mirada crítica
era, pues, clara y firme, aunque no incurría en exageraciones u ofensas cuando
no estaba de acuerdo con alguien. Así, no es un accidente que Edgar Oblitas
Fernández hubiese recogido su famosa contienda por escrito con José Antonio
Arze sobre marxismo (1951-1952) en el segundo tomo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La polémica en Bolivia </i>(1997). Aclarando el contexto, pongo de
relieve que era entonces Kempff un joven catedrático mientras que Arze,
dieciocho años mayor, una de las principales mentes de la izquierda en Bolivia.
Para Oblitas, en ese debate, nuestro pensador demostró “una vasta cultura
filosófica, una vocación seria para transitar por el áspero camino de las
especulaciones filosóficas, vocación que pronto dio sus frutos en importantes
estudios filosóficos”.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Reconocimiento de su valiosa labor<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Además de ser un diestro profesor y fértil
pensador, Manfredo Kempff sobresalió como escritor. Lejos de componer textos
oscuros, como pasa con Hegel o Heidegger, su estilo es tan agradable cuanto
intelectualmente provechoso. Se nota su gusto por José Ortega y Gasset, quien
consideraba que la cortesía del filósofo radicaba en su claridad. No es casual
que, desde 1969, haya sido parte de la Academia Boliviana de la Lengua, siendo
también miembro correspondiente de la Real Academia Española. El título de su
tema de ingreso a la Corporación fue «Del problema de las palabras y del
lenguaje filosófico»; a propósito, en Bolivia, ocupó el asiento que tuvo antes
don Alcides Arguedas. Cabe decir que su relación con la literatura se refleja
asimismo en las funciones desempeñadas como autor de adaptaciones de obras
clásicas. Ocurre que, por encargo de la precitada editorial Zig-Zag, se ocupó
de componer versiones especiales de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Robinson
Crusoe</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los tres mosqueteros</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ben-Hur</i>, para no dar más títulos, las
cuales siguen siendo comercializadas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES" style="color: black;">Desde la veintena,
participó en encuentros relacionados con el mundo de la filosofía. Al respecto,
debe destacarse que, a nombre de las delegaciones latinoamericanas, dio el
discurso inaugural del III Congreso Interamericano de Filosofía, el cual fue
celebrado en México el año 1950. Viajó también, acompañado de Augusto Pescador,
en 1951, al Congreso Internacional de Filosofía, que sirvió para conmemorar el
cuarto centenario de la Universidad de San Marcos (Perú). Hará lo mismo en
Chile (1956) y Argentina (1959). Es importante resaltar que, a diferencia de
otros intelectuales bolivianos </span><span style="background: white; color: black;">—</span><span lang="ES" style="color: black;">por ejemplo, Franz Tamayo</span><span style="background: white; color: black;">—</span><span lang="ES" style="color: black;">, Kempff Mercado tuvo y alimentó lazos con pensadores del extranjero. Entre
otros, tuvo trato con Francisco Romero (el año 1964, don Manfredo colaboró en
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homenaje a Francisco Romero </i>que
publicó la Universidad de Buenos Aires) y Risieri Frondizi, en Argentina, relacionándose
también con Francisco Miró Quesada, del Perú, al igual que mereció las
atenciones del destacado Leopoldo Zea, una de las grandes figuras de la
intelectualidad mexicana. En cuanto a los vínculos con sus connacionales,
pueden resaltarse algunos casos. Está su importante relación, de respeto
académico y amistad cercana, con Roberto Prudencio. Menciono asimismo su trato
con Guillermo Francovich, quien lo citó y comentó en más de una oportunidad
(verbigracia, en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pensamiento
boliviano en el siglo XX</i>, de 1956).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES" style="color: black;">En 1961, un resumen de
su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de la filosofía en
Latinoamérica</i>, como apéndice, fue publicado en la traducción al español de
la célebre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kleine Weltgeschichte der
Philosophie</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia universal de la
filosofía</i>), de Hans Joachim Störig, mereciendo varias ediciones y en seis
idiomas. Hasta el día de hoy, cualquier revisión seria del pensamiento
latinoamericano la cuenta en su bibliografía. Fue el primer libro con ese
título; empero, más allá de tal originalidad, sus reflexiones y mirada general
tuvieron una calidad que aseguró su trascendencia. Así, sea Carlos Fortín
Gajardo (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Introducción a la filosofía y
vocabulario filosófico</i>, de 1960), Harold Eugene Davis (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Latin American Revolutionary Thought</i>, 1962), Luís Washington Vita (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Momentos decisivos do pensamento filosófico</i>,
1964), Alberto E. Buela (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hispanoamérica
contra Occidente: ensayos iberoamericanos</i>, 1966), Francisco Larroyo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">(Historia de las doctrinas filosóficas en
Latinoamérica</i>, 1968, en coautoría con Edmundo Escobar), Augusto Salazar
Bondy (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Existe una filosofía en nuestra
América?</i>, 1968), Leopoldo Zea (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">América
Latina en sus ideas</i>, 1986), Hugo Edgardo Biagini (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Filosofía americana e identidad: el conflictivo caso argentino</i>,
1989), Christian Hermann<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Les Révolutions dans le monde ibérique,
1766-1834: L'Amérique</i>, 1989), Gonzalo Díaz Díaz (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hombres y documentos de la filosofía española</i>, 1995), Enrique
Dussel (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pensamiento filosófico
latinoamericano, del Caribe y "latino" [1300-2000]: historia,
corrientes, temas y filósofos</i>, 2001, en coautoría con Eduardo Mendieta y
Carmen Bohórquez), Jorge J. E. Gracia (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Latinos
in America: Philosophy and Social Identity</i>, 2008), Arleen Salles (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Role of History in Latin American
Philosophy: Contemporary Perspectives</i>, 2012, en coautoría con </span><span lang="ES" style="color: black;"></span><span lang="ES" style="color: black;">Elizabeth Mill</span><span lang="ES" style="color: black;">á</span><span lang="ES" style="color: black;">n), Raúl Fornet Betancourt (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Guía Comares de filosofía latinoamericana</i>,
2014, en coautoría con Carlos Beorlegui), Santiago Castro-Gómez (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crítica de la razón latinoamericana</i>,
2015), Margarita M. Valdés (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cien años de
filosofía en Hispanoamérica</i>, 2016), Luis Corvalán Marquez (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Para una historia de las ideas en nuestra
América</i>, 2016) o Kevin White (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hispanic
Philosophy in the Age of Discovery</i>, 2018), para no alargar una, con certeza,
dilatada reminiscencia, todos ellos </span><span style="background: white; color: black;">—</span><span lang="ES" style="color: black;">en español, inglés, francés o portugués</span><span style="background: white; color: black;">—</span><span lang="ES" style="color: black;"> han abrevado del trabajo de
Manfredo Kempff Mercado. Añado que su nombre aparece en el segundo tomo
(entrada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">filosofía americana</i>) del
celebérrimo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario de filosofía </i>de
José Ferrater Mora, al igual que se lo menciona en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario de filosofía</i> que, en Bolivia, elaboró Roberto Ágreda
Maldonado (2018).<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 21.3pt;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES" style="color: black;">Finalmente, respecto a
su valía, es menester apuntar que, en Bolivia, ilustres intelectuales se
ocuparon de reflexionar sobre sus ideas y libros. En este sentido, tenemos a
Marcelino Pérez Fernández, pues publicó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manfredo
Kempff Mercado: filósofo de los valores y de la cultura </i>(1990), mientras
que, por su parte, Renato Díaz Matta escribió <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pensamiento vivo de Manfredo Kempff Mercado, un filósofo del Oriente
boliviano </i>(2001). También, el año 2001, tenemos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pensamiento filosófico en Bolivia</i>, donde Jesús Taborga lo
analiza, como hace con otros filósofos. Acoto que, ya en 1959, su nombre
aparece citado por Fernando Díez de Medina en su importante <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Literatura boliviana</i>, obra que Aguilar
editó en España; asimismo, en la muy conocida <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de la literatura boliviana</i> (edición de 1975) de don
Enrique Finot, Luis Felipe Vilela lo menciona como un ensayista “de primera
fila”. Destaco, por otra parte, que es uno de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cruceños notables</i> (1998)</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black;"> </span></i><span style="color: black;">que fueron considerados
por Hernando Sanabria Fernández; asimismo, integra el elenco de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Personajes notables de Santa Cruz</i>
(2003), de Angel Sandoval Ribera; además, aparece entre las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Figuras bolivianas en las ciencias sociales</i>
(1984), de José Roberto Arze, y en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario
histórico de Bolivia </i>(2002), dirigido por Josep Barnadas; también, es uno
de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pensadores del Oriente boliviano</i>
(2019) seleccionados por Daniel A. Pasquier Rivero y Enrique Fernández García.
Para concluir, respecto a los estudios que se le han dedicado, apunto que, en
2005, Eugenio Vasquez Torrez defendió una tesis de grado para la Licenciatura
en Filosofía, en la carrera de Filosofía de la UMSA, con el trabajo intitulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Formas dialécticas en el pensamiento
historiográfico de Manfredo Kempff Mercado</i>. Tal ha sido el impacto de su
ideario.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormalCxSpMiddle" style="line-height: normal; text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p><p></p>Enrique Fernández Garcíahttp://www.blogger.com/profile/08682432606207677406noreply@blogger.com0